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Tuesday, March 08, 2011

Las "revueltas" playstation: redes y movimientos sociales

LAS “REVUELTAS” PLAYSTATION:

REDES Y MOVIMIENTOS SOCIALES

Por Freddy Quezada

El búho despliega sus alas al anochecer, como se sabe, los madrugadores pueden verle el culo, incluso, en su vuelo, y las reflexiones siempre seguirán a los hechos que, por cierto, siguen desarrollándose en este momento sin el concurso de pensadores. Mientras no haya investigaciones serias y profundas sobre el fenómeno que está inquietando a la comunidad intelectual, no podremos, en consecuencia, más que conjeturar tres hipótesis sobre la unión, para bien o para mal (ya nadie sabe para quién trabaja) entre las redes sociales, cuyo formato nació para relajar a estudiantes y entretenerse con comunidades de amigos y conocidos, sobre todo Facebook y Twitter, y el encuentro que tuvieron en el tiempo y en África del Norte, con lo movimientos sociales de protesta y reivindicación frente a regímenes políticos autoritarios, desencadenando unas convulsiones sociales que yo, siguiendo a Octavio Paz y, en otro sentido, a los decoloniales, llamaría “revuelta” (para diferenciarla de revolución eurocentrada y rebelión individual), por el carácter geocultural que tiene, pero sin objetivos claros, mucho menos socialistas.

Hipótesis 1: La lengua árabe en sus altas tasas de acceso a INTERNET en general y a las redes en particular se “tropezaron” con un movimiento social efervescente antiautoritario.

1. “Se tropezaron”, es un decir. La lengua árabe según el IWS, el robot de INTERNET que lleva las cuentas de todo lo que se registra en ella, es la que posee la tasa más alta de acceso (2,500%) en toda la década que va del 2000 al 2010, muy por encima de las dos lenguas que le siguen, el ruso (1,800%) y el chino (1,277%) y, más lejos todavía, de todas las demás que no rebasan los tres dígitos. Ver cuadro abajo. Significa que en la ola expansiva en que los jóvenes, la mayoría de usuarios de INTERNET, estaba accediendo a ella, lo hacía prefiriendo ya las redes, en especial, Facebook y Twitter que tienen un rasgo especial que los vincula a los celulares, más populares y masivos que la propia INTERNET. Tal rasgo consiste en el servicio gratuito que brindan desde los móviles para conectarse a través de mensajería sin pagar conexión. No hay que caer en la tentación de decir que es desde las redes sociales que se generaron las protestas en Túnez, Egipto, Libia, Yemén y Argelia. Los movimientos sociales tuvieron su propia dinámica que respondieron a una lógica geocultural y geoepistémica que espera investigaciones serias sobre ellas y de las que no podemos dar cuenta aquí por razones de espacio y conocimiento de primera mano. Podemos brindar vínculos electrónicos a algunas ideas, pero guardando reservas sobre ellas. Están por ejemplo las polémicas entre Clay Shirky, Evgeny Morozov y Malcolm Gladwell. También las redes sociales tuvieron su dinamia interna, igual que en los demás países, como sitios (generalmente lúdicos, ligeros y de “cotorreos”) donde los jóvenes se conocen y quieren expresarse sin la mirada de autoridades tradicionales de padres, profesores, sabihondos, guías adultos y Estado. En la película “La Red Social” se encuentra la verdadera motivación de Facebook, según Zuckerberg, y si confiamos en que refleja de alguna manera la realidad, al responder de un modo indolente a un estudiante tímido, es cómo hacer para “ligar” a chicas atractivas e independientes. Formato que no hacía más que seguir potenciando el sello lúdico y entretenedor de INTERNET, rasgos que comparte con los videojuegos como playstation, en su mayor parte, y que terminó en las manos menos imaginadas por sus diseñadores. Ciertamente, nadie sabe para quien trabaja. El asunto es, pues, que dos familias de comunicación en niveles distintos se encontraron en un encabalgamiento que terminaron por presentarse como lo que los teóricos del caos le llaman “enganchamiento de fases”, que es una manera de decir que la bola de nieve empieza rodar; que el efecto dominó (Henry Kissinger, Samuel Huntington et al), o el efecto mariposa o la revolución “playstation”, ya se anuncian y despliegan.

Hipótesis 2: Mohamed Bouazizi, joven tunecino desempleado autoinmolado, desencadenó un efecto que se encontró, en su camino, tanto con un movimiento social defensivo clásico como con unas redes sociales en manos de universitarios que lo reorientaron.

2. Analizar de manera superficial y rápida un fenómeno como el norafricano, recuerda ese ejercicio escolástico que efectuaban los trostkystas de todas las tendencias de la IV Internacional, durante el siglo pasado. Importándoles poco las características geoculturales y geoepistémicas de los países bajo examen, se daban a la tarea de encontrar los rasgos de un proletariado en lucha o de una burguesía en crisis, por medio de un Lecho de Procusto que consistía en aplicarle el Programa de Transición y las tesis de la Revolución Permanente de Trotsky, a cualquier país y obtener por ese método, la elección de una consigna central por medio de la cual deberían movilizarse las masas para emanciparse de sus verdugos. El procedimiento, usualmente autogratificante, nunca era feliz porque en el camino se encontraban otras tendencias, de ellos mismos, que elegían otras consignas y otros sectores, como los llamados a dirigir provisionalmente las luchas, mientras ellos se preparaban para orientarlas y las verdaderas batallas que se libraban, terminaban siendo más ruidosas entre ellos que las originales que les brindaron el pretexto. Algo de esta lógica se advierte todavía en algunos analistas internacionales del tipo de James Petras, cuando hace aproximaciones a cualquier fenómeno mundial. Lo cierto es que hasta nuevo aviso, como fruto de investigaciones profundas, y no de esas entrevistas rápidas a la experticia internacional de la que suelen abusar los medios internacionales de mayor renombre, o de esos ensayitos de ocasión prestos a figurar precisamente como vínculos en Facebook y Twitter, se puede decir algo categórico o al menos presentar buenas pruebas y elementos de juicio firmes y sólidos. Lo único claro que tenemos a la vista son tres elementos duros que se combinaron de manera “desigual y combinada”, para honrar al maestro de los discípulos que acabo de criticar, entre sí: a) un joven desempleado que se prendió fuego como protesta por su situación desesperada; b) la tasa increíblemente más alta del mundo de la lengua árabe en su acceso a INTERNET y desde luego a las redes y c) un movimiento social defensivo y contestatario contra regímenes autoritarios y en decadencia de esa zona de África. El “efecto mariposa” y bisagra a la vez que articuló y terminó por arrollar todo, fue sin duda la autoinmolación del joven Bouazizi.

Hipótesis 3: En América Latina, y en especial en los regímenes que se reclaman del socialismo del siglo XXI, los formatos de redes y movimientos no han logrado articularse entre sí, porque los adversarios también aprenden y, al colocarse ellos también dentro, ralentizan todo el procedimiento. Pero también porque es imposible pronosticar el evento “insignificante” que pasará por ser el “efecto mariposa” en nuestros países. Nadie lo puede saber.

3. En América Latina, una deuda que tienen pendientes los sociólogos latinoamericanos y latinoamericanistas en general, es plantear algunas hipótesis serias sobre el regreso del socialismo en nuestra región -- mientras en el resto del mundo desapareció (URSS), está en reflujo (Vietnam) o descaradamente ya se combina con el capitalismo (China) -- en esa variante híbrida y menor con respecto al socialismo clásico, entre repastar en el orden democrático vencedor y encuadrar el nuevo discurso en un populismo fácil. El socialismo del siglo XXI simplificó todos los estratos sociales, que antes venían de refinarse, incluso en el campo agrario, en cuatro o cinco actores (imperialismo, oligarquía, pobres, vanguardias revolucionarias y empresarios patrióticos). El papel fundamental de liderazgos mesiánicos regresó en medio de un régimen democrático débil en el que las reglas del juego pasaron por “judicializar la política” o “politizar la justicia”, como desee llamársele a ese fenómeno en que las vanguardias revolucionarias aprendieron a luchar con las mismas normas e instituciones que empleó el adversario para derrotarlos. Es obvio que la rudeza, y en muchos casos despotismo, con que han sido explotados estos nuevos clivajes de los partidos revolucionarios ha irritado a una clase media acorralada, que duda en abrazar de nuevo a un neoliberalismo del que viene desencantada o en dejarse reencantar por las nostalgias de un discurso socialista autoritario al que se resisten. Este mapa es el que brinda algunas similitudes con los casos norafricanos, exceptuando que poseen otra cultura y que no se habla en ellos de socialismo, ni como regreso ni como aspiración. La idea que ha pasado por la cabeza de muchos jóvenes latinoamericanos de clase media de inspirarse en las revoluciones playstation norafricanas, ha forzado el encuentro de los formatos de entretenimiento (redes sociales) y de participación real (movimientos sociales) sin cabalgar sobre un “efecto mariposa” que nadie puede prever y que aún no ha llegado y, sin tomar en cuenta que sus adversarios también juegan y pueden ser incluso más hábiles que ellos en el uso de las redes sociales, tal como Fidel Castro que ya sobrepasó a Yoani Sánchez en seguidores de Twitter o las convocatorias de marchas virtuales que las duplican jóvenes que apoyan a los partidos revolucionarios del socialismo del Siglo XXI, como en el caso de Nicaragua. Ciertamente los fenómenos sociales no lineales, como podemos denominar a estas “revueltas”, para devolver dignidad teórica a un viejo concepto en desuso, no pueden ser copiados porque el concurso de circunstancias excepcionales combinadas que las producen es altísimo e imitarlas sólo las arruina.

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