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Monday, February 27, 2006

La Sonrisa de Kevin

LA SONRISA DE KEVIN (apostillas a Entre Sade y Buda)

Por Freddy Quezada


Frank Miller tiene el poder de regresarlo a uno de un puñetazo (como el que abundan en sus historietas) a los “paquines” que los niños intercambiaban en los matinés de los viejos cines de Managua. Los menos codiciados eran aquellos de colores oscuros, café o sepia, que en sí mismos ya inspiraban temor, igual que el contenido, excesivo en violencia y sexo, hasta el ridículo, como “Hermelinda Linda y Aniceto”, o escalofriantes, como aquellas procesiones de monjes con velas en las manos que terminaban siendo esqueletos debajo de sus capuchas en “Tradiciones y Leyendas de la Colonia”.

Alguien me ha dicho, con justicia, que he sufrido una recaída epistemológica en el dualismo con mis últimos trabajos. Creo que es cierto. Tal vez no tengan remedio esos ensayos recientes, basura pura y dura, para impresionar a viudas piadosas en sus hogares y a señoras libertinas en sus lechos, a excepción, quizás, de “Entre Sade y Buda” que, por estar estúpidamente buscando una salida aristotélica barata, predecible y aburrida, perdí de vista que hay alguien que puede representar una unión del deseo extremo (Sade) con la carencia absoluta de él (Buda). ¿Será reparable?

No leo historietas desde hace muchos años, aunque fui un gran aficionado a ellas desde niño. Irónicamente, con los tartamudeos de Porky, corregí los míos, al aprender a leer de “corrido”, fluidamente, en los “paquines”, como les llamaban en Nicaragua, este país seudónimo de Sin City.

Como Blade Runner en los noventa, que originó las más variadas reacciones académicas, intelectuales y reflexivas (incluso David Harvey, el teórico del postmodernismo norteamericano, le dedicó todo un capítulo en una de sus obras The Condition of Postmodernity), Matrix, en la década del dos mil, hizo también de las suyas entre los filósofos, impresionando al más agresivo de ellos, Peter Sloterdijk, quien acaba de publicar Esferas (en tres volúmenes), una reflexión
sobre el ser como diseñador de interiores !!!, donde nos dice que “estamos condenados a habitar”, y a Slavoj Zizek, ese lacaniano irredento, pero agudo, que anda por el mundo tratando de reavivar un marxismo inteligente y de nuevo cuño. Ambos, usan sus potentes lentes, para bombardear partículas miserables como Matrix, sin averiguar nada de sus creadores: los hermanos Wachowski.


Chicos que, para divertirse, parece, combinaron sin orden ni concierto desde los propios “paquines” gringos que leían desde niños, hasta frases sueltas de budismo de diccionario, conversaciones de “orientalistas” en Discovery Channel, dibujos animados japoneses, video juegos de moda, libros de Chopra, Osho y Ramakrishna, lanzados a la carretilla de los supermercados junto a condones, jamón y rasuradoras y pensamientos editados a guionistas ocultos bien pagados. Como Tarantino, que también emplea los mismos recursos, o la nota de lavandería en El Péndulo de Foucault, de Eco, cayeron en la trampa dos hermosos ejemplares de leva. Aquí las reflexiones de cada uno sobre Matrix.

“El mundo-Matrix sigue discutiendo el problema anunciado desde «El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música», de si la liberación (Erlösung) filosófica de las apariencias no tendrá que ser relevada (abgelöst) por una liberación por medio de las apariencias; ahora sabemos que esta alternativa es incompleta, pues a ella se agrega afortunadamente una tercera opción a la salida del cine: la liberación de la liberación.”. (Peter Sloterdijk)

“Es ésta la mejor manera de entender Matrix: en esta yuxtaposición entre dos aspectos de la perversión: por un lado la reducción de la realidad al mundo virtual regulado por reglas arbitrarias que se pueden suspender; por otro, la verdad oculta de esta libertad, la reducción del sujeto a una pasividad absoluta e instrumentalizada”. (Slavoj Zizek)

Si este par de tiburones mordieron el anzuelo, este viejo salmón de regreso a casa, servidor de ustedes, se dispone también a morder el suyo con Sin City.



Sin City, para los que no la han visto, es una historieta de Frank Miller (llevada a la pantalla por Robert Rodríguez con el apoyo de Quentin Tarantino), donde el cine noir redivivo y la redención de personajes brutales y con complejos de culpa, está envuelta en esa atmósfera de “paquín” donde en los primeros planos, los autos, modelo de los cincuenta, aceleran en las curvas y vuelan bajito en las cuestas; las luces de la ciudad son perennemente el fondo de los monólogos menos simples y maniqueos; los bosques que recorren los personajes son siempre oscuros; los sobretodos en semi vuelo y los perfiles de delincuentes y policías son eternamente grises; las nalgas cachetonas de las mujeres ocupan continuamente el centro de las viñetas y pocos colores significativos, manejados a discreción, estetizan la violencia, todo ello, pasaría desapercibido, para mi gusto, si no hubiese un detalle que me llamó la atención y que, en ese sentido, puede ser mi carnada, a la que me entrego con pasión e hipnosis.

Marv, (Mickey Rourke) uno de los personajes centrales de la historieta, una especie de Boggie El Aceitoso, delincuente rudo, grotesco y en busca de redención por medio de ridículas matanzas, decide castigar al asesino de Goldie, la prostituta que él amó. Al encontrarse con el homicida, se entera impasiblemente que es un psicópata que descuartiza placenteramente a las meretrices y las devora, respetando únicamente sus cabezas que coloca, como trofeo, al igual que los cazadores, en la sala principal de su mansión.

Su venganza simétrica consistirá en vencerlo a puñetazos, cortarle las dos piernas con una sierra y cebarle las entrañas para que su propio perro lo devore. Al final, le cortará la cabeza. El rudo, al narrar la operación en primera persona, se sorprende que su víctima jamás se queje y, muy al contrario, mantenga su sonrisa (cruce de Mona Lisa y Buda).

Kevin (Elijah Wood) , así llamado el maldito, mantendrá siempre la sonrisa que le producía comerse a sus víctimas y que emplea frente a Marv, superando al vengador, cuando lo corta en pedazos. Indiferente al placer y al dolor, sereno en sus crímenes como en su castigo, inalterable en el exceso del deseo como en la falta de él, impresionado yo mismo por el encuentro, y joya, que todavía no ha visto ningún filósofo de leva, como Umberto Eco o Fernando Savater, aficionados al comic, termino por decir que entre Buda y Sade, pues, estará siempre Kevin, sonriéndonos.

Wednesday, February 22, 2006

Un ilustrado contra otros



CONTRA LOS ILUSTRADOS

Por Freddy Quezada

Brokeback Mountain debió hacerse hace mucho tiempo, para mi gusto, con Paul Newman y Robert Redford, manteniendo sus personajes de Butch Cassidy and Sundance Kid y muriendo acurrucados, beneficiándose el uno al otro, en Bolivia. O con Dean Martin y Rock Hudson en su papel soñado (¡ay, para morderse las uñas, chicas !!!) en “Amigos hasta la muerte”. Pero, ya lo ven, cómo cambian los tiempos, los héroes son ahora dos chicos con nombres impronunciables (uno de ellos casi se apellida gilipollas) que, acabo de enterarme, ya están a la venta como muñecos colocables en múltiples posiciones.

Cielos, cada vez hay menos cosas de las qué escandalizarse. Me pregunto, entonces, sino será aburrido polemizar con mis iguales (Artemio, Leonel y Orlando), unos ilustrados como yo, y no decido, mejor, callarme o responderles a todos ellos juntos y de una vez y estar claro que sería una forma de dispararme a mí mismo. En este juego, donde no me interesa ganar o perder, sólo divertirme, estoy dispuesto a beneficiarme al primero que pase. Total, carnaval es carnaval !!!

Porque es un juego entre nosotros. Por mucho que nos critiquemos, nos odiemos o nos insultemos, jamás sabremos qué piensan, como no sabremos quiénes son, los desilustrados, es decir, lo que no son “nosotros”, pero en nombre de los cuáles hablamos, nos enemistamos y creemos saber cómo piensan, qué sienten y qué quieren.

Qué les hace creer, a mis amigos, que hay dos tipos de “pobres”. Los buenos que ellos se hacen en sus cabezas, como Orlando (ese ideólogo profesional) o Artemio (ese izquierdista romanticoide), o el Cantinflas (filósofo superior a todos nosotros juntos) que usa Leonel, el estudioso de las culturas subalternas, en unos casos para exaltarlo, y en otros, para rebajar, con la arrogancia de los ilustrados, a los usuarios de su forma de hablar. Y otro tipo de “pobre” que es el real, el empírico.

Cualquiera de nosotros puede morir el día de mañana a manos de ellos. Una noche en un barrio, por mano de un ex – militante revolucionario, desempleado y alcohólico; en un bar, por una viuda de un ex – contra, prostituida; en la carretera, alcanzado por el despecho de un marido trabajador y celoso; en los buses, por unos huérfanos criminales; en los viajes de campo, por un campesino machista que no pudo comprender el mensaje de género; en nuestra propia casa, a manos de un fans lumpen descorazonado que ya no cree en nosotros, etc.

Uno de mis amigos, me definió como ultraderechista, demostrando su ignorancia, ya exhibida en una polémica inconclusa con Andrés Pérez Baltodano, al no saber distinguir a un anarquista de un radical de derecha, y con el cual no se puede polemizar, si no están claras en su cabeza esas diferencias. Consejo: quédese mejor, amigo Artemio, en Granada preparando el III Festival de poesía y podrá ser más útil preparando sopa de frijoles, tal vez ahí, la logra distinguir de la de caracol.

Otro más me acusa de etnocida, y cree que hay que viajar a los lugares para hablar in situ de ellos, con la verdad. Se tragó con todo y pelo la idea que estar es igual a saber, ver a comprender y repetir a demostrar, ecuación de los medios para hacernos creer que eso es conocimiento. Coincide, así, con Mario Roberto Morales, el objeto de su crítica, cuando dice lo mismo de su propio tutor (al parecer también del mismo Leonel) que John Beverley, jamás ha visitado Guatemala, desconociendo cretinamente, todos ellos, el papel de las mediaciones, y parte de que Guatemala me preocupa, recomendándome conocer su contexto. Consejo: termine, amigo Leonel, de sacar su doctorado en la universidad extranjera de donde escribe y venga después a decir tonterías con títulos, tal vez impresione, al menos, a los cantinflitas de barro.

El último, que ahora está invitando a sembrar algodón de nuevo y a presentar a Sandino casi como un Bakunin en bandoleras, sigue llamando veneno a la crítica que no le gusta de los demás, e insultos a las cosas que no quiere oír, y sigue escribiendo pajas en defensa de los pobres (y, como el personaje central del “Le Diable et le bon Dieu” de Sartre, daña más a los justos defendiéndoles que atacándolos), cuando fue incapaz desde una revolución, de impulsar una reforma agraria sencilla, por lealtad a su amo espiritual (¿Brokeback Mountain?), dejando que un puñado de personas, entre las que me cuento, se partieran la vida por una reforma agraria individual. Consejo: espere, amigo Orlando, a que el FSLN gane otra vez, para que dirija, de nuevo, otro Centro Agrario y contráteme una vez más, para impedir que unos esfínteres tan pequeños destruyan todo un país.

Déjenme decirles, ahora, a todos, que yo soy más amigo de ustedes que de un género de discurso, régimen de verdad o de frases, y no voy a perder vuestra amistad, por mucho que ustedes luchen por ello o por mucho que yo los provoque, por unas ideas que el día de mañana las cambio sin asco (como Orlando), para decir un par de disparates (como Artemio) y terminar contradiciéndome a mí mismo (como Leonel). Por eso, desde aquí, mis queridos amigos, les digo, al revés de la vieja fórmula: Amicus veritas, sed magis amica Plato. Soy más amigo de Platón, es decir, de ustedes niñas !!!, que de la cochina y traicionera verdad.

Thursday, February 16, 2006

Separatismo y elecciones en el Caribe nica



EL SEPARATISMO EN LA COSTA
CARIBE DE NICARAGUA

Por Freddy Quezada

I. INTRODUCCIÓN

“Cuerpos sin vida flotando en las turbias aguas del río, confundidos con canastos de alimentos, tanques de gas butano y animales. Decenas de personas alrededor del muelle, en pangas y botes de canalete, tratando de auxiliar a los pasajeros que nunca llegaron a su destino previsto. Esa fue la imagen de la tragedia del Promar 59 en El Rama (…)

Recordar tantas de esas imágenes no es nada grato pero perduran en lo más profundo de nuestras mentes. Los cuerpos de miembros de la Policía Nacional asesinados en su propio cuartel, crimen que aún hoy día no se esclarece; el asesinato de Francisco García Valle en su propia casa de habitación por supuestos sicarios; miles de casas desbaratadas y dispersas después del paso de huracán Juana por Bluefields: el éxodo de miles de familias miskitas hacia Honduras huyendo de su tierra por temor a perder la vida ante el conflicto armado que azotó y casi extermina a uno de los principales grupos étnicos del país; hambruna en las riberas del río Coco por ataque de ratas a los cultivos; jóvenes flacos y amarillos que deambulan por las calles como zombis realizando actos delincuenciales motivados por el consumo de cocaína o piedras de crack; pescadores de cultura milenaria convertidos en pescadores de la droga que los narcotraficantes abandonan en alta mar; carreteras en pésimo estado con promesas anuales de ser reparadas y las que al ser transitadas, por el viajero frecuente entre Managua y Bilwi, el tiempo le parece interminable; matanza entre hermanos por el derecho a la tierra; bosques preciosos arrasados por mafias bien organizadas de madereros; miles de buzos que mueren producto del síndrome de la descompresión; gobiernos regionales electos por la voluntad popular que traicionan los principios de la autonomía y a su sufrido pueblo con actos de corrupción e ineficiencia en la administración pública...”.

Le faltó agregar a Ronald Hill Alvarez (autor de esta cita de su artículo “La imagen de la Costa Caribe nicaragüense”, aparecido en La Prensa del 4 de Febrero del 2006) el Grisis Siknis, ese misterio colectivo que afecta de vez en cuando a algunas comunidades miskitas, y la reciente expulsión de policías y narcotraficantes por parte de algunas de ellas, como triunfo de la comunidad sobre la sociedad, para coronar la colección de imaginarios que resume lo más reciente que cualquier ciudadano del Pacífico y Centro del país se hace de ellos.

Contando con esta imagen del Caribe nicaragüense, o la otra, que explota el etnoturismo de postales, ni falsas ni ciertas, presentes para romperlas o complejizarlas, presentamos al lector universitario, los resultados modestos de una exploración secundaria (desgraciadamente sin respaldo de campo) efectuado en la sala de estudio del Centro de Documentación del Centro de Investigación y Documentación de la Costa Atlántica (CIDCA) de Nicaragua, sobre esa otra realidad subterránea y latente, el separatismo, un fenómeno del que pocos, incluyendo dentro del Caribe mismo, hablan. O lo hacen, pero bajo eufemismos cubiertos por el vocabulario autonomista, como se puede advertir en el último estudio del PNUD (2005) donde se le rebaja el perfil al separatismo.

No entiendo la razón, de que tal estudio no hable para nada de la Ley Orgánica de la Nación Comunitaria Moskitia y sus Preceptos, si fue firmada por 280 comunidades en el año 2001. E incluso, en esa misma página (PNUD, 2005:133), aluden inofensivamente la X Asamblea General en que se efectuó. Si prácticamente es la declaración de un nuevo país!!!

Estos autores lo ocultaron, ignoraron o callaron, por estar citando servilmente lugares comunes de Amartya Sen y Will Kymlicka (autores del humanismo económico y cabeceras bibliográficas obligadas del PNUD y la UNESCO, financiadores del proyecto) sobre las personas (ese invento kantiano para clases medias sensibleras) en esquemas de desarrollo que, siendo antropólogos, no sé cómo no criticaron y a Robert Putnam, sobre el capital social (ese invento anglosajón para garantizar la recuperación de carteras, contractualizando los valores comunitarios) para enseñarles la ruta asociativa a quienes las conocen mejor que nadie.

No entiendo a estos autores para nada. Le llegaron a enseñar, ridículamente, a nadar a los peces y, mientras tanto, no vieron el gran tiburón que les merodeaba el culo. Tales escuelas de capitalismo populista y refinado, combinación de sociología, derecho y economía, los autores de este informe (algunos de ellos ex -- revolucionarios), se las han tragado con todo y pelo. Recuerdan aquellas viejas películas, donde la chica frágil golpea impotente el pechote del rudo, sólo para caer, momentos después, rendida en un beso apasionado, agitando en el aire sus piecitos.

II. GRUPOS ETNICOS DE NICARAGUA

Los caribeños nicaragüenses nunca han sido considerados ciudadanos de primera (en puridad no hay ciudadanos de primera porque sino hubiesen de segunda) de la República de Nicaragua
. Los ramas están desapareciendo literalmente del mapa étnico. Los mayangnas, antiguamente conocidos como “sumus”, la comunidad viva más antigua del país, de alguna manera los
verdaderos nicaragüenses, se les ignoran totalmente por los demás grupos. Los misquitos en general no se sienten nicaragüenses completamente, ni hondureños, donde viven otra parte de ellos, soñando con la nación Moskitia, como la que les permitió el imperialismo inglés, en esa área. Los afrocaribeños, un sector tan ilustrado como los mestizos, tienen consideraciones
identitarias muy propias que los ha llevado en muchas ocasiones a criticar severamente la
prejuiciada administración mestiza del gobierno central. Los mestizos que viven o son originarios
de la Costa Caribe, han desarrollado también sensibilidades muy especiales sobre el multiculturalismo y el interculturalismo, escuelas de moda entre los estudiosos de la cultura.

Todos estos fenómenos, del conocimiento del habitante caribeño, y de los especialistas, del etnólogo o el antropólogo, se fue convirtiendo, al amparo de la crisis de los Estados Nacionales, en un problema que trató de resolverse en Nicaragua con un Estatuto de Autonomía (Ley No. 28) primero, después con su respectivo reglamento y, hasta donde vamos, por una Ley del Régimen de Propiedad Comunal de los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas (Ley 445), pero que hoy están circulando de modo molecular, algunas iniciativas emparentadas con ideas de autonomías radicales o francos separatismos. Rodolfo Stavenhagen (1991:1), un estudioso mexicano, decía en un estudio no tan nuevo que “1988 se señala que de un total de 111 conflictos en el mundo, 63 eran internos y se describe a 36 de ellos como ‘guerras de formación de Estados’, es decir, conflictos en que intervienen un gobierno y un grupo de oposición que exige la autonomía o la secesión para una etnia o región particular”.


Además, se ha sumado el fenómeno de la identidad y las formas que tienen ahora los grupos humanos para autodefinirse en función de nuevos marcadores, incluyendo las subjetividades definitorias y autoadjudicantes, como el caso que se puede apreciar en el cuadro anterior, donde hay grupos étnicos teóricamente invisibilizados o “desaparecidos”, como los chorotegas, nahuas y nicarao, en el Pacífico e Interior de Nicaragua.


En el cuadro anterior se puede apreciar con facilidad el dominio de los hispanos parlantes en las
religiones mayoritarias del país (católica y evangélica), pero ya en la morava y en la episcopal, disminuye sensiblemente su presencia, pasando el dominio a manos de miskitos y anglo parlantes, respectivamente.

De hecho, hay un imaginario piramidal que cruza todas las etnias y que no es verdad ni mentira, sino un dispositivo que todos comparten y usan, para negociar lugares o romper prejuicios y avanzar posiciones. En la cúspide, están los “cheles”, seguidos de mestizos, creoles, miskitos, mayangnas y demás.

El estudio del PNUD sobre el Caribe nicaragüense, reconoce este imaginario, pero a través de las lenguas. “Algunos grupos lingüísticos han sufrido históricamente presiones para asimilar la lengua oficial del Estado nicaragüense, español, y usarla en reemplazo de la suya. Otras lenguas vecinas también minoritarias, por ejemplo el mayangna ha sido presionada por plegarse al miskito, el miskito a su vez al inglés kriol, el inglés kriol al inglés standard, el rama al inglés kriol. Uno de los instrumentos más importantes de estas políticas han sido la imposición de una lengua dominante y la supresión o eliminación de las lenguas autóctonas.” (PNUD, 2005: 109)

No somos ciegos, también, a reconocer que ha habido varios tipos de rivalidades intra e inter étnicas, que son al fin y al cabo de poder. Entre ellas, la de mayangnas vs. miskitos; miskitos vs. mestizos; mayangnas vs. mestizos; afrocaribeños vs. mayangnas; afrocaribeños vs. mestizos; mestizos costeños vs. mestizos del Pacífico; mestizos en general vs.”cheles”; etc. Y la todos los caribeños contra el Estado central que, a veces, encuentra, sin buscarlos, aliados entre ellos mismos.

CUADRO No. 3


El estudio del separatismo es para preparar escenarios ante eventualidades políticas y pistas, no para embriagarnos con publicidades seguras venidas de la agenda pública, impuestas por los poderosos o las mayorías y las certezas sobre nuestros imaginarios de identidad, que nos pueden hacer creer que estamos facultados para imponérselos a los demás. El separatismo, bien entendido, no es bueno ni malo en sí mismo. Si logra resolver problemas es una decisión útil pero, si no, pues, es negativo. Pero ¿cómo saberlo?, es parte de lo que despertó nuestra curiosidad, sobre todo a partir de esa beligerancia que empiezan a exhibir sin temor muchos grupos étnicos subalternos frente a los grupos dominantes.

Uno de los últimos estudios del que apenas nos hemos enterado es “Estados Desunidos de América” de Juan Enríquez, donde el autor, después de analizar el peligro que los EEUU se desintegren, dice que el mapa en América Latina no se ha alterado durante mucho tiempo pero, pronostica, dentro de unos 15 años asistiremos a un separatismo en cadena. De hecho América Latina sufrió su balcanización inmediatamente después de su independencia. Las dos más
grandes fueron en Sudamérica, el desmembramiento del sueño de Bolívar y la balcanización de Centroamérica en países débiles y pobres. Tuvimos, pues, aunque no tanto como Europa, que cambia cada veinte años su mapa geopolítico, cambios profundos.

III. TIPOS DE SEPARATISMOS

El ya citado Rodolfo Stavenhagen (1991: 3-6) tipifica siete situaciones de conflictividad étnica. Son: 1) Grupos étnicos dentro de Estados multiétnicos; 2) Grupos étnicos no reconocidos por Estados “monoétnicos”; 3) Minorías nacionales que se identifican con su etnia en un Estado vecino; 4) Múltiples grupos étnicos en un Estado en que ninguno de ellos goza de una posición dominante particular; 5) Minorías étnicas asentadas a ambos lados de la frontera entre Estados distintos y que se encuentran en situación minoritaria en ambos Estados; 6) Emigrantes y refugiados étnicos, producto de migraciones importantes, particularmente de países del Tercer Mundo hacia otros países del Tercer Mundo o hacia naciones industrializadas y 7) Pueblos indígenas y tribales que constituyen un caso especial de grupos étnicos, y que se consideran en general como minorías.

Por varias razones, he simplificado, para el caso que nos interesa, esta tipología de Stavenhagen en dos:

Uno, el separatismo en la época de dominio de grandes Estados Nacionales con grupos diferentes fuertes, como en la Rusia soviética, en España con los vascos o Gran Bretaña con los irlandeses. Al respecto, es célebre la polémica entre Lenin y Rosa Luxemburgo sobre la autodeterminación y el separatismo. Lenin recordaba que establecer la libertad de las nacionalidades de separarse de un Estado central, jugaba un papel parecido al divorcio con relación a los matrimonios y no habría que verlos como el destructor de los mismos, sino como el conservador de ellos, permitiendo tal salida. Es como el escándalo con los matrimonios gays, en que la gran mayoría ve las uniones censurables, pero nadie advierte que la institución, el matrimonio, se fortalece, sacrificando una de sus piezas heterosexuales. Este separatismo, que se enmarca dentro del Estado Nación, es una discusión vieja y aparentemente superada (de hecho la desintegración de la URSS sólo aquí encuentra su explicación), pero que puede regresar.

Dos, el separatismo postmoderno o de la diferencia que va en contra del Estado Nación pero que, paradójicamente, algunos lo reproducen. A veces, incluso, algunos movimientos sociales radicales ignoran al Estado. Durante mucho tiempo tal indiferencia llevó a creer que los movimientos sociales no estaban interesados en el poder clásico que ha tomado su asiento principal siempre en el Estado. Los movimientos separatistas han desmentido esta suposición.

Es cierto lo que dicen algunos teóricos, nunca ha habido tantos Estados como hoy. Ahí están las cifras de las Naciones Unidas. Muchos de ellos vienen de separaciones violentas o pacificas de otros estados. Pero este separatismo, es más vulnerable porque habla de una diferencia más débil, múltiple y abierta que el separatismo moderno. Tal vez a ello deba su doble filo. Se puede usar a favor de los que están en contra del diferente cuando dicen como coartada, al migrante por ejemplo, “sí, es diferente y tiene derecho a serlo, pero por eso mismo es mejor que regrese a casa, donde estará más cómodo”, así como también aquellos que recogen el guante y, en contra de los políticamente correctos, se enorgullecen de decirse negros, gays, tercermundistas, machos, etc.

IV. SITUACION EN EL CARIBE NICARAGUENSE

A propósito de las elecciones autonómicas en la Costa Caribe de Nicaragua que ya se están efectuando, en las que de nuevo se sospecha una fuerte abstención (ver Cuadro No. 4) se espera que, a su amparo, se levanten con justicia o no, reivindicaciones separatistas en nombre de una diferencia irreconciliable entre las comunidades caribeñas y el mestizaje central, o unas demandas vinculadas a un pasado tenido por pleno y maravilloso que se asume humillado y pervertido.

La diferencia para bien o para mal, en nuestros tiempos, ya es parte del paisaje de los analistas, políticos y medios de comunicación. La diferencia, a su vez, está muy emparentada con la identidad y la alteridad, es decir, el ego y el alter, el yo y el otro. Hay cuatro familias de diferencias muy claras, cada una con su respectiva racionalidad y cosmos: las étnicas, las lingüísticas, las sexuales y las culturales. A veces se cruzan o se ignoran o se derivan corrientes más específicas unas de otras, que más adelante se confunden como la de género, las ambientales y las de los movimientos sociales.

Para el caso que nos ocupa, la diferencia entre el Caribe, el Pacífico y la Región Central de Nicaragua, más que espacial y geográfica (que tiene también su peso particular) son las diferencias étnicas y culturales que pasan por la magnificación de los medios de comunicación para imponerse como imaginarios de uso (esos depósitos de lugares comunes), tal como nos lo presentó Ronald Hill en la introducción de este trabajo.

Los proyectos integracionistas desde la época de Zelaya, con el que se obligó, como se ve, a llamarse así a la Costa entera y a uno de sus puertos más representativos (Bilwi) con el nombre de un general de la región del Pacífico (Rigoberto Cabezas) dentro de la más pura tradición del colonialismo interno, agotó su papel.

El Estado Nación está en juego, al grado que ya hay autores que apuestan a su reconfiguración en los nuevos contextos regionalizantes o a un relanzamiento con nuevos atributos. Bolivia y Francia, en el “primer” y el “tercer” mundo, demuestran el carácter defensivo que ya tienen en relación a esta (con el No a la Unión Europea) y a la amenaza de desmoronamiento en aquella (con la amenaza de su desintegración antes del triunfo de Evo Morales.

En el estudio del PNUD (2005) sobre las Regiones Autónomas, ejecutado por autores nicaragüenses, acerca de la diversidad en el país, se muestra un cuadro (Ver Cuadro No. 5) que se puede leer, según si uno mira el vaso medio lleno o medio vacío. Los autores han preferido verlo medio lleno. A mi juicio, creo que es mejor verlo medio vacío.

Según los datos, la costeñidad ha subido desde 1997 hasta el 2001 y, hasta la fecha (2006), presumo que la curva siguió ascendiendo. “Más costeño que nicaragüense”, puede significar, entre otras cosas, una latencia separatista. Casi el 40%, por ejemplo, si somos modestos en la especulación del ascenso, de una población pensando así, es suficiente para generar giros radicales dentro de una nación. Con menos que eso, minorías ilustradas y activas, han hecho revoluciones espectaculares. La revolución rusa de 1917, se hizo con apenas el 25% de losobreros de Moscú y San Petersburgo.



En la Costa Caribe de Nicaragua, hay varios grupos étnicos, pero son dos los dominantes por su peso, su ubicación y su poder: los mestizos y los afrocaribeños.

Ambos con escolaridad parecida, aunque el primero más grande en tamaño, una ventaja en las condiciones costeñas y más todavía en procesos electorales, donde el poder del número es decisivo.

Los otros grupos, en especial, el mískito, tiene que negociar con cualquiera de los dos más poderosos, protagonismo, presencia y lugares en la agenda pública. Pero su presencia no es despreciable en términos numéricos, porque dota al mapa de un acento propio y diferente.

Tienen en su universo un conjunto de comunidades que son las que constituyen la base del Consejo de Ancianos, una organización muy beligerante que es la única que se ha atrevido a llamar a la constitución de una “Nación Comunitaria Moskitia”, firmada en el 2001 en una Asamblea General, compuesta por más de 280 comunidades.

Cuenta en su repertorio con una Ley Orgánica y unos Preceptos (ver Anexos) constitutivos que se abren a todos los grupos étnicos de la Costa Caribe (Arto. 1 y 2), como el que sueña Mario Roberto Morales para Guatemala, sólo que aquí dominado por los pueblos originarios.

En la Ley Orgánica, equivalente a una Constitución (Arto. 40) para la llamada Nación Comunitaria Moskitia, hay disposiciones de gran envergadura que van desde el ordenamiento territorial y étnico (Arto. 7, 8, 9, 10) hasta diligencias para solicitar reconocimiento internacional a la ONU y OEA (Arto. 18 inciso f) y 38), pasando por facultarse la autorización de fundar empresas indígenas (Preceptos, Arto. 36), declarar soberanías territoriales (Preceptos, Arto. 12, 13, y 14) y negociar proyectos con organismos internacionales (Arto. 39 y Preceptos, Arto. 21).

Nada de especial tuviera esta información sino se temiera o anhelara, según el punto de vista, que la curva abstencionista se encontrase con los llamados a separar la Nación Comunitaria Moskitia, de la República de Nicaragua. Y ya sabemos que los Estados son celosos de sus territorios. Stavenhagen (1991:12) nos lo recuerda: “De hecho, no hay nada que un Estado establecido tema más que la amenaza de una secesión territorial. Los Estados mejor prefieren perder poblaciones que territorios. Desde el Tratado de Westfalia, las fronteras territoriales de los Estados han sido consideradas como los límites sagrados del sistema internacional”.

Las comunidades miskitas (pero también las mayangnas, garífonas y ramas) votan en las elecciones de modo colectivo, no hay voto individual, el “whita” o jefe, orienta a la comunidad entera hacia el voto.

En un estudio efectuado por el CIDCA (1998: 19) se concluye sobre las votaciones en las comunidades: “…un representante miskito de una comunidad de Waspán, manifestó que en las elecciones regionales de 1994 toda la comunidad se reunió para decidir por quién votar. Pero en ese mismo seminario, otro miembro de la misma comunidad dijo que el voto era individual y secreto. Y logramos investigar que efectuaron votos comunitarios, también, en las elecciones de 1998. Estos últimos para negociar con los candidatos su apoyo… Esa es una de las grandes contradicciones. Un voto que se movió entre la concepción de individuo y la de
comunidad. Entre la racionalidad moderna y la tradición propia”
.

Entre la Gemeinschaft (comunidad) y la Gesellschaft (sociedad). Dualismo clásico que puede ayudar a comprender la expulsión que dirigentes miskitos efectuaron a narcotraficantes, forasteros y policías en una de sus comunidades para devolver la tranquilidad a los habitantes, originando el recelo del Estado que se reserva el monopolio de la violencia legítima y no puede verse desafiado.

Es muy probable que las energías liberadas por la abstención y el rechazo explícito a la invasión de los partidos del Pacifico, se vean invertidas en proyectos francamente separatistas, si logran a convencer a las otros grupos, o al menos a un par de ellos, para integrarse a la Nación Comunitaria Moskitia (N. C. M).


De hecho, sólo hay tres maneras de ver la relación entre el Estado y las etnias, vinculadas a las identidades como unidades cerradas en sí mismas. Dos negativas y una neutral.

Uno puede enfocar las cosas desde el punto de vista étnico y decir que el grupo dominante del Estado es un grupo étnico mayor y proponer un escenario donde todos sean grupos étnicos. Los análisis políticos en estos escenarios estarían muy vinculados a identidades e imaginarios culturales.


Si enfocáramos, entonces, así las cosas, tendríamos un cuadro como el que se encuentra arriba de estas frases. Y encontraríamos más o menos una polarización donde los extremos serían parecidos y el punto medio entre ambos, el recomendable. Nada del otro mundo. Sin embargo, el punto medio precisamente es el problema y no la solución. No hay negociación entre iguales. Sólo puede haberlas entre fuerzas asimétricas y los diálogos se llevan a cabo como una conquista que ya uno de ellos impuso al otro o la otra.

Todo diálogo ya es el triunfo de una de las partes. Todavía más cuando se hace creer que es neutro y acordado de manera paritaria por las partes. Hasta autores tan radicales como Morales, se dejan llevar por esta ilusión óptica, cuando nos dice “ … no se trata de poner al día y a la moda los viejos problemas, sino más bien de superarlos para enfrentar otros. Por eso es hora de pasar ya a un mestizaje democrático, asumido por unos y por otros, y comprometidos con la garantía de la práctica igualitaria de todas sus variantes y también, ahora sí, con el respeto igualitario a las diferencias existentes entre esas variantes de esta cultura nuestra, compartida y, hasta ahora, escindida.” (Morales, 2002: 418-419). O el propio PNUD, en su estudio último sobre el Caribe, tan diplomático en sus discursos, lo reconoce en este exabrupto de realismo político. “...el tema de la autonomía de los sujetos individuales y colectivos en las regiones autónomas no puede pensarse sin la existencia de un Estado fortalecido y funcional. Por otra parte, la vigencia de la autonomía regional depende de un aparato de Estado que garantice la existencia del régimen autonómico, porque las autonomías de hecho resultan de alcance limitado. Su existencia es válida hasta el momento en que sus intereses, real o ficticiamente, contradicen los intereses del Estado Nacional.” (PNUD, 2005: 28)

Digamos que los diálogos son modos pírricos de no reconocer una victoria y antifaces oportunos para enmascarar derrotas. El verdadero juego del poder, sean quienes sean las partes, está en romperlo y avanzar los objetivos propios. No se pueden detener las aguas, más de lo que hizo Bruto.

Todas las modalidades del Cuadro No. 7, incluyendo el separatismo, son o han sido escenarios de la Costa Caribe de Nicaragua. En el primer escenario del señalado Cuadro, cuando el Estado propone políticas integracionistas, los grupos étnicos corren el riesgo de desaparecer, pero los marcadores de identidad son altos y las resistencias fuertes. Del mismo modo, cuando hay peligros de separatismo, los marcadores de identidad suben junto a la posibilidad de divorcio y la fundación de otro Estado que repita el ciclo.

Cuando se admiten flexibilidades en las identidades, el deseado juego de equilibrio, se abren varios modos de comprenderlas. El más aceptado es aquel creyente en identidades que guardan su núcleo duro, pero negocian, dando y recibiendo, lugares, posiciones y poder, “identidades negociables” las llama Morales (2002: 374). El otro modo, es aquel que reconoce en todo, un juego que se vuelve serio cuando es por poder y por imponer verdades, y que sólo divierte cuando se asume que no hay identidades, sino puro placer de jugar, sin importar el éxito o la derrota.

Permítaseme una digresión. Reconocer las cosas como son significa también incluir sus sueños. Es decir, las cosas en su “ser” real incluyen al ser y al deber ser, pero, si se elige cualquiera de ellos terminamos buscando a la otra pareja y la ilusión nace cada vez que lo hacemos. El ser (sin comillas) no se puede conocer, porque si creemos que es el otro polo del deber ser, sólo hemos mutilado los sueños, pero nos hemos quedado con el soñador. Lo mismo si la operación la invertimos, y esto es lo que ha pasado en la cultura occidental, si creemos que todo es más fecundo verlo desde la esperanza, el futuro y el deber, cuya persecución es precisamente la que ocasiona que las cosas sean como son.

Hay un escritor uruguayo, Fernando Ainsa (1993: 192) que, explorando la identidad de América Latina, descubre todo esto, y lo dice mejor que yo, pero dejándose una red (que le llama “tensión”) para no caer en el vacío:

“Hay que pensar en una América Latina posible y abandonar el discurso excesivo de la América Latina ideal que pregonan declaraciones de todo tipo cuyo voluntarismo, por no decir irrealismo, ha sido la principal causa de tantas frustraciones y, en buena parte, de que la situación siga siendo como está. Pero esa América posible no debe prescindir en ningún momento de la necesaria tensión entre lo que la América es y lo que debería ser”. (El rojo es énfasis mío).

V. APRECIACIONES FINALES

Viendo dos fenómenos, aparentemente sin mucha relación entre sí, podemos sospechar que el separatismo se puede convertir en una avalancha en los próximos años en el mundo. Uno, el triunfo del dirigente indígena en Bolivia, Evo Morales, ha levantado el perfil de las reivindicaciones indígenas, reales o inventadas, en todo el subcontinente y dos, el levantamiento de los jóvenes franceses de padres africanos en Francia que está ligando cada vez más, el problema étnico al migratorio (el sexto en la tipología de Stavenhagen). Veamos uno por uno.

a) No interesa saber para los efectos prácticos de este trabajo si Evo Morales es o no indígena puro, cruzado, mestizado, descafeinado, hibridizado o intersticiado. Nadie es puro en estos tiempos. Lo que importa es el imaginario que se está formando en las cabezas multiplicadoras de opinión, desencadenadoras de acciones y liderazgos que se hacen obedecer, sobre las reivindicaciones étnicas. Es un hecho que veremos subir las cotizaciones indígenas en todos los órdenes, en las calles y en las modas, hasta que la sangre llegue al río. Será de provecho para proyectos étnicos bien delimitados y definidos, como la N.C.M. montarse sobre una ola etnizante y avanzar con inteligencia y firmeza su modelo. Es un problema de asesoría de sus secretarios internacionales. Si pudieron izar una bandera propia en el aeropuerto regional de la RAAN desafiando a la Administración del Presidente Alemán, no hay garantías de que no puedan aprovecharse hoy de ser más audaces.

b) Las protestas étnicas dentro de los países huéspedes inmediatamente repercuten en los países expulsores, obteniéndose, para el caso de Nicaragua, un curioso caso de conciencia. Los “nicas” son considerados, en Costa Rica, como los costeños en su propio país: ciudadanos de segunda. Sin embargo, nadie repara en el asunto porque no se logra admitir que en lo “uno” está lo “otro” y viceversa. Nadie dice que nosotros, por ejemplo, con los costeños, somos los “ticos” que odiamos. Es la devolución del reflejo de una llama doble. Por un lado, es una lección que le debemos agradecer a quien creemos un “enemigo” y, por otro, hay que decirle a ese “enemigo” que nosotros también estamos dentro, con una conducta que efectuada por ellos, sólo es pensable en “nosotros”. Todo es un juego; una lúdica. Una danza de Shiva.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Ainsa, Fernando (1993) “Alegato a favor de una nueva retórica para el viejo discurso sobre ‘nuestra utopía’ ” en América Latina: el desafío del Tercer Mileno. Columbres, A (coordinador). Ediciones del Sol. Buenos Aires; págs: 181-193

CIDCA (1998) Wani No. 23. “Elecciones en la Costa 1998”. Octubre-Diciembre. Managua.

INEC (1995) Resultados del Censo de Población y Viviendas de Nicaragua. Managua.

Morales, Mario R. (2002) La articulación de las diferencias o el síndrome de Maximón. Edit. Palo de Hormigo. Guatemala.

PNUD (2005) Informe del Desarrollo Humano 2005 ¿Las Regiones Autónomas de la Costa Caribe ¿Nicaragua asume su diversidad? . INPASA. Managua.

Stavenhagen, Rodolfo (1991) Los conflictos étnicos y sus repercusiones en la sociedad internacional”. RICS, Vol.XLIII, No.1, 1991. El Colegio de México. México DF.

Monday, February 06, 2006

Transamérica y la identidad



IDENTIDAD TRANSEXUAL
Por Freddy Quezada

Felicity Huffman, nominada al Oscar para mejor actriz por el film Transamérica, debe ser excelente, si es cierta su confesión que, después de la filmación, vacilaba al elegir el baño adecuado a su género y ni siquiera su hija la reconocía. Tan confundida terminaba. ¿Fue Camus el que dijo que los buenos actores son aquellos completamente otros hasta cuando toman un vaso de agua? Toda la discusión sobre identidad creo que la reúne el/la transexual.

Hay tres Tipos de identidades:

A) Aristotélica. Aquella que llega a imponerse en virtud de considerar su esencia como inalterable y eterna. O se impone o se le resiste. De aquí se desprenden epopeyas de conquistadores, colonizadores, “civilizadores” o de resistencias trágicas y heroicas de grupos condenados por su alteridad y acentralidad narrativa. Son típicas las ideas de los WASP, eurocéntricos, blancos, hombres e ilustrados. La idea clave de este paradigma es que hay una sustancia que nos define y esa naturaleza nos obliga a llevar esa bondad a los otros que suponemos no la tienen o si la poseen en pequeñas cantidades estamos en la obligación, como a los niños, de ayudarlos a desarrollarlas plenamente. También en el caso de las resistencias, es igual, sólo que de signo invertido. Hay la idea de una pureza amenazada y dispuesta a defenderse. Estos imaginarios de pureza aún hoy tienen un peso fuerte en muchas mentalidades.

B) Los estructuralistas, por su parte, son menos cerrados, y su idea está centrada más bien en la relación que los unos establecen con los otros (aunque de alguna manera asumen que de previo hay también purezas) y cómo recíprocamente se definen en función de su posición, peso y capacidad de persuadir. Con la llegada de la deconstrucción y los Estudios Culturales empezaron a descubrir el carácter construido de las identidades. Son amigos de las negociaciones, alianzas, pactos, acuerdos pragmáticos, inclusiones, etc. Mario Roberto Morales, escritor polémico, en su tesis doctoral, “La articulación de las diferencias o el síndrome de Maximón”, las resume y en ella aspira que Guatemala, su país de origen, reconcilie la peligrosa senda etnicista que parece llevar, por medio de una articulación de las diferencias en la refundación de un nuevo Estado intercultural. “La hibridación o, mejor, los espacios intersticiales de la hibridación cultural como vértice para situar el análisis de la cultura y la política, lleva no tanto a la inutilidad de considerar híbridas a todas la culturas sino, probablemente, a proponer el mestizaje intercultural (o el espacio en el que las diferencias se articulan) entendido como el producto de la transculturación, como eje articulador de futuras nacionalidades, identidades y subalternidades en países interétnicos”. (Morales, 2002: 267)

Tienen un pie en los viejos Estados nacionales (cuyos horizontes no reconocen superados) y otro en las diferencias desterritorializadas como el papel de las ONG`s internacionales y el turismo folklórico y étnico que les hace ver, con justicia, el carácter muchas veces de simulacros de las identidades “puras”. Además, por estar preocupados por las estrategias nobles de obtener consensos en ambientes que creen, como buenos académicos, amables, amistosos y transparentes, se olvidan a menudo de las leyes del poder que ven con mucha ingenuidad y linealmente.

Estas dos variedades han girado, pues, o a través de “esencias” que chocan con violencias, o de astucias y estrategias para negociar consensos y articulaciones dialógicas, dejando en penumbra dos problemas, uno que no termina de resolver la segunda escuela y, otro, que evita: la identidad y el poder. Hablaremos de ellas en el tercer tipo.

C) La nihilista. Las diferencias son altamente móviles, polisémicas, ubicuas y líquidas, exactamente como las identidades. Y cuyo objeto básico, tanto de unas como de otras, es imponerse o, al ser derrotadas una de ellas, sobrevivir, haciéndose la muerta o la débil, simulando, transformándose o adaptándose a la otra. No hay nada detrás de la identidad como también de la diferencia, sólo un juego imaginario de poder entre ellas de alto vuelo, gran calidad y de muy largo aliento para imponerse.

Tal vez me explique mejor con una tesis doctoral fascinante que acabo de leer y que se llama “Del hermetismo en el discurso sobre el género: el transexualismo como síndrome cultural: del sexo generado al sexo transexuado” de Isabel Aler Gay.


Resulta que el estudio del transexualismo como fenómeno de identidad y alteridad al mismo tiempo, descubre que todo el problema de la identidad se juega de una sola vez con ellos/ellas y también con los travestís a los que sólo alude tangencialmente. Judith Butler, en su obra Cuerpos que importan, también lo descubre, sólo que le adjudica más poder del que tiene y merece a un imaginario fácilmente confundible con un idealismo vulgar.

Aler Gay, a mi juicio equivocadamente, dice que los transexuales “refuerzan paradójicamente el sistema heterosexual”, sólo porque viajan del imaginario de identidad de uno o una hacia el otro u otra, donde se quedan (Aler, 2005:480). Sin embargo, hay una parte que la autora no llega a preguntarse, pero que es desprendiblede su estudio: cómo harían los transexuales arrepentidos, por ejemplo, ya que por el carácter irreversible de los cambios clínicos y jurídicos, no pueden regresar a su identidad original y, supongo, que algunos de ellos o ellas tendrían que !travestirse para parodiar al sí mismo original! Si todavía, después de esta operación, se ríen es porque han descubierto que nunca hubo nada en ninguno de los sitios. Sólo un juego o un baile, como el de
Krishna o el de Shiva. Cuando estos juegos se toman en serio, lo único que los transforma así, es el poder de imponerse uno a otro y entonces todo parece verdad.

Tiresias el adivino, en la Grecia clásica, dijo que de los dos sexos que él mismo había sido, elegía el de mujer (Tipo A) y el "Orlando" de Virginia Woolf, en que es hombre en una época y mujer en otra, hablaba más bien de complemento (Tipo B).

La tesis doctoral de Aler Gay, para asuntos de identidad (Tipo C), nos parece reveladora porque los transexuales que se arrepienten, son los únicos seres que podrían conocer a fondo la identidad como "nada". Sólo un transexual desencantado que, descubriendo que no hay nada especial en el sexo donde ha llegado, y deseando volver al original, admitiría que regresar no tiene sentido, porque también es lo mismo. Sólo necesitaría arrepentirse para saberlo.



Aler Gay, Isabel (2005) Del hermetismo en el discurso sobre el género: el transexualismo como síndrome cultural: del sexo generado al género transexuado. Edit. Universidad Complutense. Madrid.

Morales, Mario R. (2002) La articulación de las diferencias o el síndrome de Maximón. Edit. Palo de Hormigo. Guatemala.