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Friday, December 28, 2007

Ya te seguiremos, Alvaro, pero sin prisas

AUNQUE NO TENGAMOS PRISA, YA TE SEGUIREMOS, ÁLVARO

Por Aurora Suárez y Freddy Quezada

La muerte desde hace tiempo no nos sorprende, sólo el inmenso dolor que confiere cuando se manifiesta: impredecible, a veces inmensurable o bien, pasajero. Hemos criticado desde siempre, el hecho de ensalzar a las personas que mueren. Generalmente, son disparos repentinos de letanías ensalzantes de sus virtudes y defectos cuando en vida o lo más común, sobre su legado profesional, intelectual y político…y muy poco, sobre el lado humano, como si el único fin y fruto de la vida se redujera a lo primero. Es decir, las personas desilustradas, sin registros inventivos o carreras radiantes, parecieran no ser importantes.

Violentando todas esas normas, más bien les llamaríamos “vicios sociales” que nos escinden, queremos compartir el otro lado de Álvaro, nuestro amigo y hermano en principio; gran poeta, crítico y pensador. En el Museo de Rivas, donde se efectuó su vela le acompañaron familiares, amistades de siempre, letrados rivenses y cinco amigos de Managua. Fue una noche extraña, de esas indefinibles. Un volver atrás a los tiempos coloniales, marcados por la reverencia y los formalismos, sin excesos de ninguna índole, silente, discreta. Una noche reencarnando al Álvaro-niño, Álvaro-adolescente; apartado, atrapado por la lectura y las reflexiones, escuchando el rumor lejano del Lago arrastrado por el viento. Muchos pensarán en este preciso momento: ¡Nada que ver esa vela con Álvaro¡ Algunos que realmente lo conocimos además por el “otro lado”; desde sus tristezas, angustias y soledades, experimentamos placer porque estábamos compartiendo con él, esa comunión familiar, íntima, a como fue su vida personal. No la de noches bohemias, amaneceres sin sol, adulaciones frías, comidas heladas de la fritanga, promesas no cumplidas o conversaciones encasilladas en lo estrictamente intelectual. No la de las Instituciones o élites poéticas e intelectuales que reverdecían con su presencia pero que estuvieron ausentes en los últimos tiempos. Esos y ésas, no estaban.

¿Cómo eras realmente? El de las confesiones telefónicas matutinas o nocturnas para darle aliento a tu vida, amante del té frío de durazno o rosa de jamaica compartidos con placer, el depositario de secretos y conspiraciones dichas al oído, el disfrute en conocer la magia cibernética, la pasión por la lectura (Cioran, fue una de sus últimas adicciones), el disfrute de la comida (sin límites, sobretodo la italiana) la fabricación de caricaturas verbales (apodos, a como “decentemente” les llama Iván Uriarte), la pasión por la música (desde Erick Clapton, pasando por el Bossa Nova, Piazzolla hasta Silvio Rodríguez), la sencillez de compartir con alegría sus últimos poemas, llevándolos bajo el brazo, todavía con tachones para leérnoslos, reconocer las virtudes humanas, ser la intersección de los mundos que deambulan en el espacio de la poesía nicaragüense, el desinterés por figurar y el no dejarse seducir por el poder. Enseñarnos a saborear la poesía, comerla hasta la saciedad. Desnudarse ante todos a través de ella, como es el caso de su última obra “Tierra sin tiempo”, esencialmente premonitorio: su encuentro, aceptación o resignación ante la muerte, a la que no temía pero, si sabía que tenía cosas pendientes aún por producir.

De eso quedamos claros, los muy cercanos a él. Álvaro se encontraba en un momento muy cercano al clímax de su consagración como un gran poeta y pensador. En la presentación del último libro de Iván Uriarte, su crítica literaria fue más que eso, una lectura filosófica de la misma. Rompió con el mito filosofía vs. poesía, basado en la frase de la Zambrano que dice algo así: “el filósofo busca, el poeta encuentra”.

Resulta imposible en este escrito, emergido desde lo más profundo, omitir comentarios sobre la filosofía de Álvaro. Se podría decir que terminó anclada cada vez más en un placer y un dolor situados simultáneamente en ambos cuadrantes. Tal testimonio se puede identificar en “Tierra sin tiempo”, el que explicaría su afición postrera por Cioran y la búsqueda religiosa de un sentido. Encontrar el dolor sadiano de un placer no obtenido (Fémina Suite), y el placer cristiano de un sacrificio buscado (La corona de espinas). Uno en el otro, y el otro en uno.

¿Han visto esa película de Scorsese, “Los Infiltrados”, donde el “malo” (Matt Damon) dentro de los “buenos”, llama al “bueno” (Leonardo Di Caprio) dentro de los “malos” y ambos saben quién está detrás de cada celular, pero no se dicen absolutamente nada? Como si el yin yan estuviera a la escucha de sí mismo. Se abre entonces un silencio, poético y terrible, como el que usa Álvaro para descargar “Tierra sin tiempo”. Ese silencio de Scorsese, es la autopoiesis de Álvaro (al fin y al cabo, artistas ambos). Ese silencio creador es el instante en que se instalan los seres sencillos y los poetas, desde donde nos llaman y a donde seguramente parten cuando mueren.

Otro aspecto en la obra alvariana, es el tiempo; una de las razones por las que creemos que no se pueden conocer a los demás. Es el tiempo autopoiético que pasa, destruye y crea a la vez, anulando los conceptos de los que quedamos colgados los intelectuales, mientras los objetos se mudan, nos ignoran, nos incorporan, nos mezclan, nos trituran, nos cambian y luego vuelven a aparecer irreconocibles, en el momento en que todavía seguimos con ellos, creyéndolos sólidos. “Nunca nadie termina de redondear lo suyo/, la intransferible historia/, las formas del enigma/, la esperanza de antemano incendiada. (…) El tiempo pasa sin pronunciar su juicio (…) y siempre en despedida!


Sólo nos resta decir querido amigo y hermano, que fuiste simple y sencillamente un hombre bello. Ya te seguiremos inexorablemente, aunque no tenemos prisa, Alvarito: Nuestro cariño, admiración y respeto para vos por siempre.

Thursday, December 20, 2007

Los cortesanos

LOS CORTESANOS

Nota de presentación: un amigo argentino me envió un libro que, a su decir, sin buscar compasión ni presentarse como víctima del sistema, financió de su magro salario de profesor de Historia de una universidad del interior de Argentina. Espero que lo disfruten.

Por Carlos Schulmaister

(Del libro “Intelectuales: entre el mito y el mercado”, Edit.General Roca (R.N.) 2007, Argentina)

Gracias al mercado y a la publicidad algunos intelectuales llegan a convertirse en cortesanos del Poder y en algunos casos en hetairas del mismo. Si bien el fenómeno es un clásico de América Latina, para corte y cortesanos no hubo ni habrá nunca nada que supere la época del Innombrable, aunque da lo mismo decir El Sátrapa.

Esta colocación de los intelectuales acarrea la posibilidad de múltiples masajes al ego, a su fatuidad y vanidad: ser funcionarios, asesores, almorzar o cenar con los gobernantes de cuando en cuando, ser mencionado por éstos (¡el éxtasis!), y otras más ambiguas. Además de recibir halagos precisos e identificables, y otros imprecisos, motivados en su condición de estrellas rutilantes.

Los tocados por la varita mágica se desviven por participar de las fiestas de la corte, por ser vistos por el César, por cruzar miradas chispeantes con él, por ponérseles por delante y sonreírle, en tanto otros cultivan el rol de insobornables pero rogando íntimamente que su fingida reserva y laconismo lo seduzca y le haga razonar que le vendría muy bien que la gente lo asocie con intelectuales honestos y capaces como él (como el intelectual), que “no están quemados”… todavía.

Un recurso propio de intelectuales para soportar su extranjeridad en el Poder es agruparse y desde allí intentar revenderse al César con un presunto mayor valor agregado: “el grupo X…”, “la Mesa de…”, pensando en general que aquél es un tarado que no se da cuenta de la jugada, cuando en realidad el César ya está de vuelta y si acepta es porque piensa sacarle algún rédito a la operación. Puestos en esa carrera, no dudan en felicitarlo por la inteligencia demostrada al haberlos convocado a participar, y prometen y se prometen días venturosos para la patria por tal hecho. A partir de allí sueñan con una carrera política (invariablemente con jubilación privilegiada al final).

En consecuencia, andan de subsecta en subsecta, merodeando, influyendo, hablando en la oreja (“asesorando”) a politiqueros, señalando réprobos pues es fundamental para ellos marcar su propio territorio como el macho de la manada contra los machos extraños.

Así se va construyendo una acumulación de poder de influencia cuya operatividad puede llegar a ser siniestra, a pesar de sus importantes lauros, sus honorables trayectorias y sus muy elevados propósitos iniciales.

Pero esto no es privativo de nuestro país ni de países latinoamericanos. También sucede en la culta Europa. Es consecuencia de un principio económico muy simple: los bienes son limitados y los aspirantes aumentan constantemente.

¿Qué diferencia tienen éstos asaltantes del poder con los intelectuales orgánicos del campo marxista? Ninguna. Ambos usan al poder y a las masas en su propio beneficio.

De todos modos, son tan nocivos los orgánicos de la izquierda que renuncian al ejercicio de su autonomía intelectual a cambio de integrar la nomenclatura, como los que se venden por un jugoso contrato al Poder político o a las corporaciones en calidad de tecnócratas estables.

¿Cómo es la relación de los intelectuales con el Poder y con los Medios de Masas? Muy aceitada. ¿Qué ganan y qué pierden? Ganan mucho y pierden poco pues las pérdidas morales no las computan. ¿Qué condicionamientos reciben? ¿Pueden resistirlos? ¿Desean resistirlos? ¿O se dejan de entrada nomás como una prostituta?

Las utilidades son considerables. No es, por lo tanto, ningún lugar despreciable. Dinero, viajes, relaciones, jubilación abultada, reciclamiento en el funcionariado, ascenso social, una buena herencia a los hijos. La posibilidad del lagrimón nostálgico el día de mañana, al recordarse hijo o nieto de aquel inmigrante pobre que no logró alcanzar su sueño de bienestar definitivo… y en cambio él… ¡las cosas que fue capaz de hacer como reivindicación y amor por su padre para que se sintiera orgulloso desde el más allá! (...)

¿Puede ser independiente un intelectual que cobra un sueldo suculento del Estado o de una corporación y que, por lo tanto, le podrá dar mejores oportunidades educativas a sus hijos, algunas compensaciones a su esposa y al final del camino obtendrá una jubilación “acomodada”?

¿Se puede ser crítico y al mismo tiempo empleado de quien se critica o de quien se debe criticar?

¿Qué ocurre cuando un nuevo gobernante se rodea de intelectuales reputados de duros, o críticos, o comprometidos, etc, etc? ¿Qué busca? ¿Cómo termina esa relación? ¿Existirán interesados en visitar los salones del Poder?

¿Y en convertirse en cortesanos para siempre? Sobre todo existiendo la posibilidad de transmitir el cargo al primogénito como en los tiempos de Indias. Eso sin mencionar a la esposa, el hermano, el cuñado, la amante y el yerno.

¿Qué le sucede, en consecuencia, a las lenguas y a las plumas de esos felices intelectuales agraciados con la grande de la lotería? Se callan, se inhiben, se adormecen, se autocensuran, se vuelven alcahuetes, chupamedias, serviles, y por miedo a meter la pata y arriesgar tan estratégica posición alcanzada no hacen nada. ¡Y santo remedio!

¡Pensar que cuando ingresaron a esos sacrosantos antros del Poder creyeron que se debían colocar las pilas y tratar de dar lo mejor de si mismos! ¡Qué error! El Poder desea precisamente todo lo contrario: ¡que suban y no hagan olas! (...)

La entrada en la corte mata al intelectual. Éste se transforma en un traidor -por acción u omisión- a quienes alguna vez dijo que se debía, y si quiere continuar siendo honesto para sentirse mejor consigo mismo y con su conciencia deberá abandonar a sus nuevos amigos. Otra traición entonces. Además, por el sólo hecho de incorporarse ya se ha traicionado a sí mismo. (...)

Puede solicitarse la obra completa gratuitamente (se puede utilizar con fines de investigación y educativos citando la fuente) al e-mail freddyquezada@yahoo.com

Saturday, December 15, 2007

DEL PARADIGMA DE LA CONTRADICCION
A LA HOLOARQUIA

Por Freddy Quezada

Si definiera con una sola palabra cada esquema de interpretación social, lo presentaría como una cadena, cuyos eslabones han pasado de un concepto clave a otro, más o menos del modo siguiente:
La modernidad, se movió alrededor de una contradicción central, generalmente de clases, en el seno de las sociedades, en particular las europeas y luego en los países coloniales, copiando su galaxia, a veces con variantes menores (sustituyendo proletarios por campesinos, o estudiantes o pobres urbanos o colonizados, etc), pero era una contradicción mortal, sólo superable con la fuerza y una concepción prometeica y representacional.

Con el descrédito de los metarrelatos emancipatorios, al menos en Europa (en especial de las minorías étnicas, lingüísticas, sexuales e identitarias), se abrió el dominio de una diferencia de nuevo tipo descentrada y sin redención, con énfasis en los derechos y en el ejercicio y reclamo de un poder que exigía reconocimiento y horizontalidad.

Como una correlación de la postmodernidad, herederos de ella, pero vinculándola a las excolonias de los imperialismos europeos, la postcolonialidad empezó a girar alrededor de las relaciones jerárquicas de poder que ha mantenido siempre el eurocentrismo en las capas ilustradas de las colonias, quienes aprendieron o envidiaron siempre, el modo eurocéntrico de superar unas carencias que ellos mismos nos enseñaron a creer que teníamos. Se niegan a definir a los “orientales”.

Los descoloniales latinoamericanos, herederos de los anteriores (pero con la diferencia que, al definir sujetos centrales, sucumbieron a la tentación de repetir la “representación letrada” y la “emancipación”), encontraron una colonialidad que es constitutiva de la modernidad y que abre una “herida colonial” sobre todo entre los grupos que la sufrieron, como las comunidades originarias y los afrodescendientes, quienes reclamarán una experiencia “otra” y aspiran a coexistir con los otros esquemas.

Por último, en EEUU, circuló marginalmente un paradigma basado en una holoarquía natural, un movimiento de jerarquía natural y anidada que puede llevarnos a un pensamiento de segundo grado integrativo y holístico.


Así, pues, la postmodernidad convirtió las contradicciones modernas en diferencias que los postcoloniales, a su vez, jerarquizaron de cara a un poder eurocéntrico en las excolonias, al cual los descoloniales llaman a coexistir desde epistemologías “otras”.


El paradigma holístico lo popularizó Ken Wilber. Básicamente dice que la realidad tiene cuatro cuadrantes (cerebro, conciencia, colectivo representacional y sistémico), conteniendo cada uno de ellos, ocho niveles o “memes” -- desde el más pulsional (representado por el color beige) hasta el más espiritual (color turquesa), pasando por el púrpura (magia), rojo (poder), azul (cultura), naranja (racional), verde (postracional), amarillo (holístico). Uno reúne en sí mismo todo el espectro, pero solemos estar fragmentados y desiguales ya que, por ejemplo, podemos estar en el cuadrante 2 y ser “meme” verde y cuando pasamos al cuadrante 4, ser “meme” naranja o, estando en el 3, ser amarillo.

La realidad, para Wilber, es holónica .Tiene cuatro puntas que tiran hacia abajo (subholonizándose), hacia arriba (trascendiéndose), a aislarse o articularse. El orden que tiene todo el cosmos es holoárquico, y este es el concepto que lo distingue de postmodernos y postcoloniales, alérgicos a cualquier tipo de jerarquías que, Wilber, para distinguir las “patológicas”, llama “naturales” a las suyas.

Dice, más o menos, que una jerarquía natural es un orden de totalidad creciente (como las partículas, los átomos, las células, los organismos, las letras, las palabras, las frases, los párrafos, etc) en el que la totalidad de un determinado nivel de jerarquía forma parte de la totalidad propia del siguiente nivel. En una de sus obras (Una Teoría de Todo), para probar su paradigma no rehúsa ensayar su punto de vista con conceptos de origen “oriental”, como los chakras (que los hace equivalentes a los “memes”).

Los siete chakras son simplemente una versión levemente más sofisticada del espectro que va desde la materia 1) hasta el cuerpo 2), la mente 3-4), el alma 5-6) y el espí­ritu 7).

Debe­mos distinguir, nos recomienda Wilber, el nivel en que se origina una determinada visión del mundo y el nivel hacia el que apunta. Cito de su obra referida:

“Marx, Freud y Adler son pensadores racionales que parten del chakra 4 y prestan atención a los chakras inferiores. Pero los mismos chakras inferiores poseen visiones del mundo que van desde lo arcaico (beige, chakra 1) hasta la magia (púrpura, chakra 2) y el mito (rojo/azul, chakra 3). En este punto es cuando emergen las visiones del mundo egoico-racionales (naranja/verde, chakra 4) que también pueden tomar como objeto cualquiera de los otros chakras. Así que cuando el chakra 4 cree en la realidad exclusiva del chakra 1, nos hallamos ante las filosofías racional-materialistas, donde destacan las figuras de Hobbes y Marx. Cuando el chakra 4 cree que la dimensión fundamental es la emocional-sexual, nos hallamos frente a un Freud; cuando centra su aten­ción en el chakra 3, nos hallamos ante un Adler, etc. Cuando el chakra 4 va más allá de su estadio y piensa en los dominios su­periores y transracionales -pero sin experimentar realmente una transfor­mación a esos niveles-, nos hallamos ante las distintas filosofías mentales sobre la espiritualidad (...) En el chakra 5 uno ya no piensa en la red-de-la-vida, sino que expe­rimenta directamente la conciencia cósmica al fundirse con todo el reino de la naturaleza. En el chakra 6, uno ya no piensa en los arquetipos platónicos ni reza meramente a una forma de la Deidad, sino que desaparece y se fun­de en la Presencia Divina. En el chakra 7, uno se sumerge en el infinito no manifestado, en el Abismo, el Vacío...”

¿Podríamos hacer el mismo experimento, también, con todos los paradigmas presentados en el cuadro sencillo de arriba? A veces, por ejemplo, me pregunto si los descoloniales no retrocedieron a un subholón y los postmodernos se aislaron en su continente, así como me pregunto si los postcoloniales no están en marcha hacia la autotrascendencia, apenas incluyan en su matriz las espiritualidades (amarillas y turquesas o chakras 6 y 7) de sus propias culturas.


Thursday, December 06, 2007

Eurocentrismo del Siglo XXI (W. Mignolo y reactores)


por qué escribe en inglés este tipo de temas, para que lo miren en el New York Times? o en la CNN en inglés? Qué busca?

Cuando uno dice que no está con “Ud ni con sus enemigos”, significa varias cosas en varios campos.

Cosa 1: se siente más allá del bien y del mal y les recomienda “otra” cosa que tardarán mucho, los pobres mortales eurocéntricos, en comprender.

Cosa 2: se siente el juez de ambos y los considera inferiores porque no conocen, los pobrecitos, una fórmula que sólo Ud. conoce, diciendo lo que dicen los demócratas más simples.

Cosa 3: sin estar ni en medio ni por encima de ellos, está por la reconciliación de ambos, pero se presenta como un componedor amistoso que los compadece porque no saben lo que hacen

Cosa 4: quiere reírse de ambos, pero necesita, después, con un pie de página, contarle a uno de ellos que fue un chiste suyo.

Campo 1: en la Academia estas cosas se pueden decir, incluso pueden ser más radicales y todavía me pregunto porque no lo hizo, cruzando sus piernas blancas y sacudiendo suavemente su pipa.

Campo 2: esas teorías suyas me huelen a antropología simple, pero concedamos, ¿porqué tengo que aceptar otro dualismo más eurocéntrico que su apellido, de modernidad/imperialidad (los malos) y modernidad/colonialidad (los buenos)?

Campo 3: en política no se opera así, amigo Mignolo. En Política uno no tiene más remedio que hacerle el juego a uno de ellos con la secreta ambición de hacérselo uno mismo y preparar escenarios más favorables para lo que uno busca. Si así se va a mover para organizar su escuela de pensamiento, búsquese a un buen político latinoamericano, de esos mestizos matreros que Ud. odia, páguele bien y aprenda.

Explíqueme, por favor, Doctor Mignolo, cómo podemos aprender a decolonizarnos con Poma de Ayala que era más cristiano que el Papa y cuyo organigrama de poder fue para agradar al Rey de España de entonces; con Cugoano que, aparte de su historia de dolor, respetable por cierto, no es más que la resemantización escrita de un liberto de toda la cosmovisión liberal inglesa; con Gandhi que estudió en las mejores universidades británicas; o con Fanon que, al decir de Homi Bahbha, no fue más que el traductor colonizado de las aspiraciones del colonizador (talvez por eso “no le interesa Bhabha” como dijo en una entrevista reciente).

A propósito, esta teoría decolonial no tiene nada que ver con esa discípula de Bahbha, Emma Pérez, cuyo libro “Decolonial Imaginary” publicó hace cerca de diez años? O alguien la está plagiando? Suya. Sandra Rentería.

Señor, deje de acordarle a Europa (que es un espacio donde hay también muchos puntos de vista, incluyendo el de los inmigrantes) un peso y una importancia que ya no tiene. Reoriente su energía hacia los EEUU aún a riesgo de su estadía ahí como profesor. La verdera violencia epistémica que yo veo desde Europa hacia América es la escritura (una violencia, digamos, gramatológica) algo que ustedes usan para combatirla, actuando, al parecer sin saberlo, como cómplices de lo que condenan. En efecto, el medio es el mensaje.

Con todo, son los medios audiovisuales de EEUU los que dominan el imaginario mundial y no veo que le brinden la importancia que merece. A lo mejor, por estar viendo hacia el pasado para justificar los cambios que propone su esquema: inventar al Platón (Puma de Ayala?)y al Aristóteles (Cugoano?) americanos, olvidan el presente, para repetir no el proceso europeo, sino más patético, sus gestos y fundadores.

Nunca sabremos, porque la mayoría de sus documentos escritos fueron quemados (sólo quedaron el Popol Vuh, el Chilam Balam y otros pocos y eso que contaminados por la traducciónde de las lenguas europeas) cómo eran y pensaban los pueblos originarios de América. A diferencia de los orientales que no perdieron sus textos escritos (El Corán, La Biblia misma, Las Cuatro Nobles Verdades, El Bagavad Ghita, La Moral de Confucio, El Tao Te King, etc) que apoyaron una cultura fuerte y competitiva aún en el dominio escrito. Por el lado de los esclavos, estos como ses abe, no sabían leer ni escribir la lengua de sus amos. Lo que sabemos de los indígenas es por los Cronistas de Indias, poco confiables (miraban más bien sus propios fantasías y terrores) y por algunos mestizos de la primera hora como Poma de Ayala, ya muy contaminados por el cristianismo. Nunca lo sabremos, de verdad señor, por mucho que usted haga el esfuerzo de imaginar qué miraron por primera vez los indios al ver las Carabelas de Colón. Los mismos conquistadores dicen que miraban dioses, algo difícil de creer. Dedíquese mejor, señor, a averiguar qué piensan y quiénes son los indígenas y afros de hoy (verá que a muchos de ellos les gusta la música, la moda y las películas norteamericanas). Venga a ver las encuestas en Guatemala. Si Usted insiste en este camino, me parece que los de la “izquierda” le terminarán llamando agente de la CIA, por desviar la atención de lo que son los EEUU y los de la “derecha”, socios menores del socialismo del siglo XXI, por andarse con paños tibios con Castro, Chávez y Morales.

Rafael Salas Arconte (guatemalteco)

Estimado Walter (si me permite llamarlo así) : me gustó su artículo porque demuestra, como dice uno de los comentaristas, que no es lo mismo la teoría académica que la política en las calles de América Latina. Me recuerda un poco a Lenin, cuando decía que la política se hace con ladrillos viejos, incluso cuando se busca un régimen nuevo u “otro”, como en su caso. Y en lo personal estoy de acuerdo con Rafael Salas, (uno de los que reaccionó a su artículo) a quien, de paso, me le presento y le informo que soy un humilde observador de las nuevas corrientes latinoamericanas de pensamiento (donde he polemizado con los descoloniales en términos parecidos al suyo, en http://freddyquezada.blogspot.com/); estoy de acuerdo, decía, sobre todo en esa curiosa definición que hace de “violencia gramatológica”, de resonancia derrideana (yo prefiero llamarle “arrogancia de la escritura” contra los otros medios, oral, gestual, visual y auditivo, más bien, dentro de una tradición anarquista)que para el caso, nos hace cómplices a todos los que escribimos y que sabemos que la mayoría (o las minorías significativas) de la que decimos hablar (o acompañarlas “desde” y “con”), no lo hace o lo hace muy poco (son ágrafos y estiman más lo audiovisual) abriendo una brecha escéptica de la que no podemos dar cuenta.

De todas maneras, Walter (de nuevo, permítame llamarlo así)reciba mis muestras de afecto y admiración por la terrible empresa que se ha echado de encima de impulsar una nueva corriente de pensamiento. Cuente conmigo como un crítico sincero y desprendido. Saludos cordiales. Freddy Quezada.

PD: salúdeme, por favor, a Ramón Grossfoguel, de parte de “Relámpago”; él comprenderá.

Sobre descolonización/descolonialidad, una vez más

Por Walter Mignolo

Mis comentarios sobre “Eurocentrism 21st Century: The King and the Colonial Vassal” provocaron algunas reacciones immediatas. Una de ellas, pregunta por qué escribo en inglés sobre estos temas. En los próximos días traduciré el artículo al castellano y responderé a esta pregunta.

En lo que sigue, hago algunas aclaraciones dirigidas a preguntas y objeciones que se me hacen, y consejos que se me dan, de los demás comentaristas.

El término ¨descolonización¨ comenzó a emplearse, durante la guerra fría, en dos contextos distintos. En uno de esos contextos se entendía por ¨descolonización¨ lo que a finales del siglo XVIII y principios del XIX se entendia por revolución (Revolución Americana, Revolución Haitiana) o por Independencia (Independencia Argentina, etc). En este contexto ¨descolonizarse¨ significaba enviar las elites metropolotinas a sus países de origine y tomar las riendas de los gobiernos locales. Lo que ocurrió en Asia y en Africa fue paralelo a lo que ocurrió en las Américas siglo y medio antes: el colonialismo interno desplazó al colonialismo externo. Los criollos de descendencia Europea controlaron el gobierno y la autoridad en las Américas en las primeras revoluciones/independencia del mundo moderno/colonial. Los movimientos de descolonización fueron paulatinamente desplazados, al final del siglo XX, por la contra-revolucion neo-liberal, tambien conocida como “globalización.” Los procesos descolonizadores retomaron su rumbo y energía en Bolivia, con la elección de Evo Morales al gobierno. Sin embargo, tanto en Bolivia como en Ecuador y también en algunos sectores de la intelectualidad Venezolana, el contexto de uso del término “descolonización” se ha modificado.

El segundo contexto en el que se empleó el término “descolonización” durante la guerra fría fue el epistémico. El sociólogo colombiano Orlando Fals Borda propuso hacia mediados de los 70, descolonizar las ciencias sociales. Durante el mismo período, los tardíos 70, el filósofo Marroquí Abdelkebir-Khatibi propuso la descolonización epistémico-filosófica como paradigma de co-existencia frente y junto a la desconstrucción. Mientras la desconstrucción proponía y propone una crítica eurocentrica del eurocentrismo, Khatibi habitaba y habita otro espacio, el espacio de las fronteras entre el Islam y la Cristiandad (de ello hablo en Historias Locales/Diseños Globales). Su noción de “doble crítica” como método de descolonialidad se desengancha de la totalidad eurocentrada y atrapada en los legados categoriales del griego y del latin. Khatibi habita y piensa en la frontera entre, por una parte, la filosofía islámica y la lengua árabe y, por otro, la filosofía y las lenguas del occidente greco-latino, cristiano y secular. Hoy, en Bolivia, el sentido histórico del término de descolonización se junta con el sentido epistémico del término descolonialidad: descolonizar la educación, el estado, la economía presupone habitar y pensar en los bordes del horizonte totalitario del Eurocentrismo (repito: griego, latin y las seis lenguas europeas moderno/coloniales). En fin, para intelectuales del “tercer mundo” el concepto de descolonización fue una opçión necesaria frente a las tendencias imperiales del marxismo y de la teología liberadora. En Algeria tenemos a Malek Bennabi. . En décadas posteriores, de los 80 y los 90, nos encontramos en India con intelectuales y activistas como Ashis Nandy y Vandana Shiva.

Mi empleo del término descolonización/descolonialidad proviene del artículo programático e inaugural en el que Anibal Quijano mostró que el concepto de modernidad es solo la mitad de la historia, e introdujo el concepto de colonialidad como su lado oscuro, pero inseparable. Esto es, iluminó el hecho de que no hay modernidad sin colonialidad. Por lo tanto, la retórica salvacionista de modernidad y modernización es inseparable de la lógica imperial de colonialidad. Frente a esta realidad histórica hay varias opciones: adaptarse y asimilarse; resistir y estar contra o re-existir, esto es, trabajar crítica y creativamente junto a procesos globales hoy en marcha de descolonización epistémica, esto es, de descolonialidad. Mi empleo del término se inscribe en un proyecto epistemico-político específico, el así llamado modernidad/colonialidad/descolonialidad. Este proyecto tiene ya varios años de trabajo colectivo que ha sido resumido en un par de artículos. Uno, “Mundos y conocimientos de otro modo” de Arturo Escobar, antropólogo colombiano residente en Estados Unidos. El otro “Nueva perspectiva filosófica en América Latina” del filósofo colombiano residente en Colombia Damián Pachón Soto.

El término se emplea también en otros proyectos. Uno de ellos es del pensamiento Chicano/Chicana en Estados Unidos. El libro de Emma Pérez citado en uno de los comentarios es un ejemplo. En el movimiento político y filosófico Chicano/Chicana tanto los conceptos de “colonialismo interno” (introducido en América Latina por el sociólogo Mexicano Pablo Gonzálo-Casanova a finales de los 60) y de “descolonización” fueron por cierto conceptos claves para este proyecto. Como lo fueron para el sociólogo Fals Borda y el filósofo Khatibi, coincidentemente en la misma época e independientes de cada uno. No hizo falta en este caso un pensador, un modelo eurocentrado para seguir y aplicar, sino que la historia misma condujo a quienes se encontraron habitando las fronteras, pensando fronteriza y descolonialmente. El término se ha empleado desde hace tiempo entre los intelectuales indígneas en América del Sur y entre los pensadores Afro-Caribeños. Hoy, se mantiene vigente en las nuevas generaciones de Native Americans quienes hablan tanto de descolonización como de “indegenización de la universidad” “indigenización de la universidad.” El libro de la antropóloga Maori, Linda Tiwhai Smith, Decolonizing Methodologies. Research and Indigenous People, publicado en 1999, inició un largo debate sobre cuestiones de descolonización epistémica, esto es, de descolonialidad. Finalmente, el fenómeno Amawtay Wasi, en Ecuador, que es más conocido en América del Sur, es un caso radical de decolonialidad epistémica.

En fin, descolonización/decolonialidad son términos comunes a variados proyectos que tiene en común desengancharse de las reglas euro-centradas (lo cual implica su continuidad en Estados Unidos). Proyectos de descolonización/descolonialidad en las áreas del planeta cuyas historias locales fueron interferidas por las historias locales de los paises imperiales de Europa occidental y Estados Unidos, juntan hoy sus fuerzas con los proyectos descoloniales de las “minorías” inmigrantes en Europa y en Estados Unidos. Immigrantes que ya no son Europeos como en Argentina, Venezuela o Estados Unidos a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, sino migrantes de lo que fue “el tercer mundo.”

La genealogía del pensamiento descolonial abre las puertas a respuestas descoloniales al dilema “estas conmigo o estas con mis enemigos.” A menudo dice Anibal Quijano, medio en broma y medio en serio: “Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.” Esto es el desprendimiento epistémico, el pensamiento fronterizo, el pensar de otro modo que describe Escobar en su artículo, el paradigma (diverso) de co-existencia como guerra epistémica. De lo contrario, nos quedamos en la telaraña del totalitarismo epistémico moderno (en la sintesis hegeliana, en la ruptura epistemica de Foucault, en el nuevo paradigma de Khun), en el cual la novedad es siempre evaluada en relación a lo anterior, en la linearización del tiempo y en el control de la autoridad enunciativa. Lo político, que en ese ámbito es controlado por el estado y el mercado, es un callejón sin salida para la sociedad política, si la sociedad política no cambia por cambiar las reglas del juego, los términos de la conversación y se mantiene presa en una lucha por cambiar los contenidos. Es decir, por resistir en vez de re-existir (Adolfo Albán, pensador y artísta afro-colombiano).

Esta misma idea la expresó en otro ámbito, aunque por motivos semejantes al pensamiento descolonial, el neurofisiólogo y pensador chileno Humberto Maturana. (1) Por un lado, Maturana re-introdujo el concepto de “emocionar” junto y complementario al de “pensar.” Por otro, desarrolló la idea de “variadas objetividades” y de “multi-verso” en vez de “uni-verso” (esto es, la idea hegemónica de universalidad pasa a ser en el pensamiento de Maturana, un componente más de un mundo multi-versal). Sin embargo y actualmente, el conflicto y la lucha epistémica se enmarca en la creencia en la “objetividad sin paréntesis” y la “objetividad en paréntesis”. La idea básica de Maturana, que no es simple. Empecemos por lo más básico.

La operación que constituye el criterio de validación de las explanaciones científicas—dice Maturana—es el mismo que usamos en la validación operativa de nuestras prácticas cotidianas en tanto seres humanos. De esta premisa se sigue, en un sentido estrictamente operativo, lo que distingue un observador u observadora en la vida cotidiana de un observador o una observadora en su papel de científico, es la orientación emocional del cienfífico o la científica que explica la consistencia cognitiva de su trabajo y su conocimiento usando solamente como criterio la validación científica que él o ella inventaron en su particular preocupación por regular los criterios de validación explicativa. Esto es, en su interés y compromiso por establecer, ellos y ellas mismas, criterios claros para generar explanaciones científicas que no interfieran con los criterios operativos que empleamos en la vida cotidiana. Esto es, los criterios de la explanación científica se basan sobre la puesta en paréntesis de las cualidades secundarias; de nuestro criterios vivenciales y existenciales para validar operativamente nuestras prácticas cotidianas.

De este principio, Maturana deriva una serie de conclusiones básicas para los futuros globales y las opciones descoloniales. Los criterios de validez descritos en el párrafo anterior constituyen lo que Maturana llama “objetividad-sin-paréntesis” y la lucha por lo uni-versal Por otro lado, existe el mundo multi-versal y los sujetos que operan cotidiana y científicamente con otros criterios de validación. Ello conduce, al mismo tiempo, a pensar lo político y lo ético de un modo-otro.

Los caminos (o métodos si se quiere), que conducen a la objetividad-entre-paréntesis la observadora acepta que ella es la fuente de toda realidad a través de la series de operaciones para establecer distinciones y diferencias en su práctica de vida. Esto es, el punto de partida no es la objetividad de un mundo allí, sino la subjetividad que no se puede eliminar o poner entre paréntesis, de la observadora. Al aceptar este método o camino, las explanaciones no son reduccionista ni tampoco transcendetales puesto que ya no hay una búsqueda “por la explicación última de todo” ni por la “verdad o manera correcta” de hacer política. Esto es, se ha relativizado o provincializado la creencia en “universales abstractos” (objetividad-sin-paréntesis) y se han abierto las puertas a “la pluri-versalidad como proyecto uni-versal” (objetividad-entre-parentesis). Estamos ya en un terreno común y complementario, tanto cientistas como Maturana como pensadores descoloniales en el ámbito de las ciencias humanas. Demos un paso más adelante.

De tal modo que cuando un observador u observadora habita y adopta el camino de la objetividad-entre-paréntesis, comienza por darse cuenta que dos observadoras que proponen dos explanaciones que se excluyen mutuamente pueden parecer—para un tercer observador—dos interpretaciones conflictivas de una misma situación o acontecimiento. Lo que ocurre aquí entonces es que los tres observadores no estan dando interpretaciones diferentes de una misma situacion sino que que las tres están operando en diferentes—aunque igualmente legítimos—esferas de la realidad y dominios explicativos. Lo que están haciendo es explicar diferentes aspectos de sus prácticas de vida.

Cuando esto es así—concluye Maturana—la observadora que habita la pauta operativa de la objetividad-entre-paréntesis, se da cuenta que habita en un multi-verso. Esto es, que habita en variados y diferentes (igualmente legítimos) mundos explanativos (aunque no todos igualmente deseables). Por lo tanto, cada desacuerdo explicativo es una invitación hacia una responsable reflección de coexistencia (conflictiva y dialógica) y no en una irresponsable negación de la otra explicación (Bush-Ben Ladin y viceversa, por ejemplo). En cambio, si se habita la objetividad-sin-paréntesis creemos que todo quien no está de acuerdo con lo que sentimos y pensamos, no tiene razón de ser o está errado. Esto es, nos ponemos en una posición de juez supremo y acusamos a las opiniones diferentes de ponerse en la posición de juez supremo en la que yo o sólo nosotros (los que pensamos igual) queremos estar.

El pensamiento descolonial, y la opción descolonial (que es descolonial en su singularidad y multi o pluriversa en sus manifestaciones globales), habita la objetividad-entre-paréntesis y opera explicativa, ética y políticamente en la formación histórica del mundo moderno/colonial constitutivo de la fundación histórica de la economía capitalista. A partir de aquí es posible comprender el pensamiento descolonial de Waman Puma de Ayala, de su uso estratégico del cristianismo (como se hace hoy, en las prácticas de teología de la liberación en América del Sur (Hinkelammert, Elaucuría) o en Africa) (ver en este mismo blog, bajo el rubro Publications, dos conferencias sobre pensamiento descolonial). De igual manera Ottobah Cugoano, lo cual nos permite comprender que pensadores como Gramsci o Bourdieu están sólo a mitad de camino, caminando sobre historias y subjetividades silenciadas, como lo argumenta convincentemente el intelectual y politólogo Jamaiquino Anthony Bogues en su elocuente obra Black Heretics, Black Prophets. Radical Political Intellectuals (2003). No hay dicotomía entre imperiales/modernos malos y coloniales buenos, sino un paquete the lucha sin cuartel en la co-existencia entre retórica de la modernidad/lógica de la colonialidad/gramática de la descolonialidad. La primera ecuación es una ecuación moderna y postmoderna (esto es, lineal, eurocentrada). La segunda se abre a la heterogeneidad-histórico estructural (ver el artículo de Quijano citado más arriba), a la analéctica (Dussel) y al pensar habitando las fronteras (border thinking).

7 Responses

“…uso estratégico del cristianismo (como se hace hoy, en las prácticas de teología de la liberación en América del Sur (Hinkelammert, Ellacuría)”. Esta expresión, amigo Mignolo, le puede ocasionar problemas políticos, porque pareciera decir que los cristianos, como ese europeo equivocado en tierras americanas de Hinkelammert o ese mártir zubiriano de Ellacuría, “instrumentalizaron” una creencia para obtener sus fines y engañar a los creyentes; puede ser, si lo vemos como la parte cínica de la ilustración de la que habla Sloterdijk (no espere mis disculpas por citar a un autor alemán), aunque yo sé que Usted habla más bien desde el esencialismo estratégico de Spivak (yo si espero siempre que Usted la cite), pero no les va a gustar a sus nuevos amiguitos cristianos, en particular a Dussel. Saludos cordiales. Freddy Quezada.

Señor, saludo que respondiera a los comentarios. Tengo tres apreciaciones:

En primer lugar, me parece que Usted sigue también una retórica salvacionista (como la que critica de la imperialidad) porque no entiendo que significa “descolonizar” a alguien, sino es sinónimo de “concientizarlo”. Se ha preguntado Usted que muchos indígenas de mi país (yo mismo procedo de una familia quiché)no quieren se concientizados? Le repito, venga a ver las encuestas en Guatemala.

En segundo lugar, hasta donde supe cuando estudié en la “Landívar”, Fals Borda era enemigo de los métodos no sólo de las ciencias sociales sino de la institución universitaria como tal (si aún está vivo sería un crítico suyo muy fuerte)porque creía en la doxa (el conocimiento comunitario, oral, dramatúrgico y visual) y despreciaba la episteme (la escrituraria sobre todo), que yo agregaría que hubiese criticado también la “antiepisteme” que escribe como ella (es decir, como Usted y colegas de la descolonialidad).

En tercer lugar, cuando Usted habla de Aníbal Quijano, yo lo que recuerdo es que en la Teoría de la Dependencia había como una jerarquía disciplinaria entre ellos. En primera fila estaba la economía, en segundo lugar la sociología, donde estaba Quijano, y por último la antropología donde estaba un brasileño que no recuerdo cómo se llamaba. Lo cierto es que todos coincidían en situar en el corazón de su esquema a EEUU, algo que ahora al hablar de Quijano, no le da esa centralidad.Y no me parece que se encubra con la palabra “epistémica”.

Estimado Walter Mignolo: le envié dos comentarios a sus dos últimos artículos y no sé si saldrán, junto con este. Pero, espero que no se sienta ofendido, Usted que llama, y deseo creer que con pasión sincera, a ser críticos contra los esquemas dominantes. No replique, se lo ruego, en pequeño lo que está llamando a condenar en grande. Saludos cordiales. Freddy Quezada.

Don Walter: soy un seguidor de las discusiones entre latinoamericanos y le escribí al Dr. Damián Pachón, manifestándole que en Nicaragua hubo una polémica sobre los descoloniales entre Freddy Quezada, a quien admiro y leo con frecuencia y Carlos Midence, al parecer un antiguo discípulo de él.

En el blog de Quezada, alguien en la parte correspondiente a las reacciones, dice que las críticas de él son una especie de descolonialidad también, como la de Ustedes, pero sin emancipación y sumándole, además, una especie de taoismo. Pone la fórmla así: Descolonialidad - emancipación + taoismo. Yo lo que sé, es que él ha trabajado una perspectiva antioccidental, pero desde una espiritualidad “oriental” con comillas, como él le llama (dice basarse en Cioran, Krishnamurti y Ken Wilber). Y por eso ese encono y obsesión de él por atacar lo que los separa (el “telos” emancipatorio)de la escuela suya en vez, a mi juicio, de fortalecer los muchos lazos que los unen. Me parece que un diálogo entre estas dos perpectivas sería muy fecundo. Mis felicitaciones Don Walter por su meritoria labor.

Me parece que lo que está diciendo Maturana, con todo el respeto que se merece este teórico no lineal que, junto a Varela, descubrió (¿o inventó?) la autopoiesis en los procesos naturales, ya se lo había oído decir a Edgard Morin, el teórico de la complejidad, con su principio de contradicción concurrencia y complemento. Pero enhorabuena profesor Mignolo, que usted esté reparando en las teorías dinámicas no lineales que no han sido consideradas por las ciencias sociales como se debe y explotar el rico enjambre de métodos que tiene para ponerla al servicio de la descolonialidad. Felicidades por su página muy didáctica y sólida.

Coincido con el Señor Jonathan López. En la universidad donde estudié (Colombia) recuerdo que un profesor decía que la “autopoiesis” de Maturana y Francisco Varela, las “estructuras disipativas” de Prigogyne y los “fractales” de Mandelbroot, (y otros que se me olvidan) tenían un comportamiento parecido a lo que decían lo viejos sabios chinos. La “autopoiesis” es una manera de que las cosas se arreglen y se crean solas; las “estructuras disipativas” tienen, decía, una actitud como en la parte nuclear del I Ching y los “fractales” cambian y repiten al mismo tiempo los procesos. Era fascinante cómo el profesor relacionaba unas cosas con las otras. Por casualidad me encontré con esta discusión que, para serles sincera, no comprendo mucho, pero me agrada que se estén tomando en cuenta estas cosas. Besos a todos. Atentamente, Sara Lleras.

Reciba saludos afectuosos, estimado Doctor Mignolo. En algunas universidades de España se ha estado publicitando una cartelera sobre la descolonialidad. He tenido la oportunida de leer algunas de sus obras más recientes y tengo algunas observaciones.

1. Me parece que responsabiliza a los mestizos, aunque no sea explícito, al adscribirlos junto a los criollos, regalando una aliado, difícil e incómodo, es cierto, pero no sumiso. Una cosa es lo que haya dispuesto el eurocentrismo (voluntad el emisor) y otra como es recibido por el receptor (estrategias subalternas). Los mestizos en América Latina son el problema clave (por algo han pasado dos siglos dandole vueltas al asunto, los intelectuales de ellos mismos), porque son la bisagra de todos los grupos blancos, criollos, afros e indígenas. Es probable que se le vayan encima por esta razón.

2. Es curioso que usted rescate el papel de las potencias ibéricas, algo que ni ellas mismas (talvez los franquistas a su modo) se preocuparon en hacerlo. Inglaterra, Alemania y Francia, tampoco lo hacen. La escuela histórica de los Anales en Francia intentó hacerlo. Es curioso que venga una iniciativa de los vencidos (mas bien de un representante) a recuperarla.

3. Tal cosa me recuerda a Juan Goytisolo cuando dice que Said aborda levemente la ocupación árabe en la peninsula ibérica (8 siglos), y claro no lo puede hacer porque se le viene encima todo su edifico teórico. Pero eso no es todo, Europa misma fue capturada por una religión oriental como el judaísmo quien puso a su disposición todos los demás conocimientos incluyendo el grecorromano ya tamizado por el islam.

4. Octavio Paz dijo una broma reversiva cuando en una de las tantas celebraciones del “1492″, imaginó cómo sería Europa si las cosas hubiesen sido al revés. Recordaba siempre que los americanos también fueron imperios (inca, maya y azteca). Todos celebraron el ingenio del poeta, pero ahora ya nadie se ríe, porque es el caso de los inmigrantes en Francia, Inglaterra y Alemania. Es decir, Europa ya no es Europa.

Espero que sirvan de algo estas observaciones. Os saludo.