ULITEO LA PAGINA DE "NADIE" (ULISES) Y DE "TODOS" (PROTEO)

Sunday, July 22, 2007

Las carencias de Youtube

TRES COMERCIALES DE MIERDA
PARA PROBAR LAS CARENCIAS DE YOUTUBE


Por Freddy Quezada

Jamás sabremos si los terroristas del 11 / S, tenían planeado atacar la Estatua de la Libertad. Supongo que de haberlo contemplado, la Estatua de marras hubiese terminado como en el Planeta de los Simios, con la cabeza y su corona semienterrada entre los rieles de un subway de Nueva York. Atroz homenaje de la realidad a la ficción. Pero no fue así. Y sin embargo, la publicidad de ese afiche, todos lo hubiésemos recordado. Del mismo modo que unas aspas de helicóptero, emergiendo lentamente de unos farallones en medio de los acordes de “Suicide Painless”, y con docenas de chicas rubias y robustas corriendo y enfundándose sus chamarras sobre la marcha, nos recuerdan a M.A.S.H.


¿Cuál es ese poder de la publicidad, que la detestamos menos de lo que la amamos en secreto?


Lo que me impedía odiar por completo a la Chispa de la muerte, como le decíamos a ese refresco con sabor a pelotitas de mierda, en mis tiempos ingenuos de estudiante antiimperialista, era su publicidad tan sensible y llegadora. “Voy a cantar aquí de la chispa de la vida/ y de todo lo que nuestro mundo puede dar/, cosas como el mar, la risa y el amor...”, decía aquel chico enfundado en vaqueros, dominando con sus acordes desde el Gran Cañón del Colorado, adelantándose a ese grito de Di Caprio en la proa del Titanic, a toda la audiencia universal.O aquella cabecita rubia, joven, de clase media, como un John Voigt con audífonos por las calles de New York, oyendo “Everybody talking happy...”, moviéndose rítmicamente de un lado a otro con los primeros walkman que miraba en mi vida. Y que yo tarareaba en voz baja, sin sentir ninguna contradicción, remordimiento o alienación, en medio de las manifestaciones contra la embajada norteamericana exigiendo el retiro de las tropas gringas en Vietnam. Sería sencillo decir cualquier cosa contra la Coca Cola. Es un conductor de odio demasiado fácil para trasmitir lo que hoy deseo. Prefiero hacerlo a través de otros tres, mientras se me permita suspender lo que busco.

Una vez calumnié en unos aforismos, la bella construcción de un comercial diciendo con aplomo que los malditos publicistas nos habían engañado con un enano en zancos y un travestí, y que el colmo del efecto, era el beso más suave y dulce que había visto. Pero en verdad eran dos jóvenes “heteros”, occidentales, en una pradera soleada, donde la muchacha se deja caer para enseñar en una de sus muñecas, durante su ligero desmayo, su reloj Citizen. Y con una música de fondo, Dios, a base de arpas y un corito suave y susurrante, en medio de un rayo de sol, como al que canta John Denver. ¿Dónde está ese video que no lo encontré en youtube.com y he tenido que consolar a los lectores con otro, ya con actores japoneses?


Pero la música de Citizen siempre la confundí con la de Plumas Parker que, tarareándola al comenzar, terminaba con la de los relojes. Tal vez lo divino que me parece toda la pieza musical, le venga de esa mezcla personal que siempre hice. De nuevo, un corito angelical sostenido suavemente que acompaña la presentación del producto. Con el tiempo, empecé a odiarlo en los mejores tiempos del feminismo, por las teorías que sospechaban un pene agresivo, en corbatas y lapiceros. Hasta el nombre en ingles (Parker Pens) del spot le ayudaba. Pero la música nunca fue derrotada y, tampoco, la encontré en el banco de imágenes de Internet. Así que otro clip de consuelo.


Y el de Sony, tenía algo muy especial, aunque sólo sea porque hoy mi memoria lo confunda con los signos de libertad, al ser el primer comercial que observé después que fui liberado de las cárceles somocistas. Se trataba de dos jóvenes y una muchacha, todos con audífonos en sus orejas, alrededor de un micrófono de techo en un estudio, cantando una bella melodía con un estribillo pegajoso “Sony sound better”. El cantante principal era, al parecer, un afroamericano con barba cerrada, pero con una voz tan dulce, como la de Johnny Mathis cantándole a uno al oído, mientras se acaricia el escroto. Igual que los otros dos, vean un video alterno.


Fin del permiso de suspensión: no he querido decir nada sobre estos viejos anuncios publicitarios de los setentas, no vale la pena ensuciarlos con sandeces, en verdad, sólo deseo verlos, youtube, otra vez.

Friday, July 13, 2007

¿Quién hace la oposición en Nicaragua?

¿QUIÉN HACE LA AGENDA DE
LA OPOSICIÓN EN NICARAGUA?



Por Carlos Huerta
Presento este aporte de un nuevo autor.

I. MARCO GENERAL


Para hacer oposición política basta descargar una jugosa pedorreta ante la imagen de los gobernantes en televisión o mandarlos a comer donde deben hacerlo todos ellos. La capacidad de hacer oposición a cualquier gobierno no necesariamente nace de un programa coherente que agita un partido político, o grupo que se le parezca, y aspire a tomar el poder. Basta que desafíe y rivalice al grupo de turno sobre cualquier punto de la agenda de su gobierno. Cuando la política representacional entró en crisis en el mundo occidental, los movimientos sociales renunciaron a tomar el poder y el juego terminó donde comenzó, en manos de unos partidos políticos debilitados y en descrédito que encontraron en los medios de comunicación a sus rivales mortales.

Tradicionalmente los grupos que han detentado el poder, no sólo de imponer sus ideas a los demás, sino de representarlos en la tradición occidental, han sido las iglesias, los partidos políticos y ahora los medios de comunicación. Todos se han basado en la representación de los demás (sea la cristiandad, la humanidad, el proletariado o la opinión pública). Cada uno ha subsumido el poder del anterior, subordinándolo y absorbiendo sus potencias, sin hacerlo desaparecer ni evitar sus rivalidades.

En el caso de la izquierda, su propia “lucidez”, les ha llevado a creer en su imprescindibilidad para leer e imponer de grado o por fuerza sus convicciones y programas a los demás. Probablemente aquí esté la vieja diferencia entre la izquierda autoritaria y prometeica, y la libertaria y autogestionaria.

Cada aparato tiene su objetivo. En el caso de las iglesias es preservar sus bolsones de fieles llegados desde sus viejos reinos y principados (poder del número) para influenciar en las políticas públicas de Estados laicos o semilaicos como los nuestros.

Por su parte los partidos políticos, empezaron a interesarse en los ciudadanos no sólo como categoría filosófica, sino como un número por medio del derecho de unas votaciones ampliadas, a su despecho, en círculos concéntricos, por la lucha de sus sectores más oprimidos, explotados y marginados y que terminarían por reglamentar sistemas representativos de distribución del poder. Los llamados partidos de izquierda, por su parte, en su época dorada, contaban con militantes y “masas” simpatizantes cuyo fin era y es alcanzar el poder de los Estados nacionales (incluso las Internacionales políticas siempre tenían que decidir desde qué Estado nacional, generalmente uno convulso y en crisis pre o revolucionaria, desencadenar una actividad revolucionaria mundial que fatalmente terminaba por dividirlos aún más) y cuyos instrumentos son y siguen siendo los programas políticos, generalmente impulsados por revolucionarios tenidos a sí mismos por lúcidos y consecuentes.

Por último, los medios de comunicación, hijos de la postmodernidad globalizada y de la presión de las diferencias culturales, introdujo un viejo principio que le antecede como el derecho de la gente (poder del ciudadano) a saber todo lo relacionado con lo público. Dos deberes, pues, uno divino y otro laico (subdividido en uno liberal y otro revolucionario) y un derecho de opinión de los medios de comunicación, han sido los aparatos de poder que han venido sucediéndose unos a otros. Todos (Dios, Ciudadanos/masas, Opinión Pública) hablando en nombre de los demás, como si fueran homogéneos y supieran qué desean realmente los subalternos.

Ahora bien, la judicialización de la política, o la politización de la justicia, pero también de la economía y la cultura, de la que algunos sectores amigos de la fijeza de los conceptos y de la inmovilidad de los encuadres, se quejan, aunque no nos guste, es una ley que siempre rige los asuntos del poder. Y todo en Nicaragua, como en los demás países, pasa por tal asunto, sumamente elástico y, como los tiburones, en eterno movimiento. Michel Foucault le llamó la lucha entre la soberanía (la capacidad de un Estado de dotarse de sus propias leyes) y la gubernamentalidad (la capacidad de suspenderlas o crear otras que las negasen) y, en otros terrenos más claros, la lucha entre las normas de las democracias a la Montesquieu y las lógicas de poder a la Maquiavelo. Entre el deber y la obediencia que imponen los poderosos para que los gobernados lo cumplan y el poder que se reservan ellos, con sus propias leyes, para canibalizarse entre sí cuando vuelan seguros de sí mismos y, otros iguales a ellos, los persiguen.

Los límites de seguir haciendo política hoy son las fronteras nacionales destruidas, en reflujo y desacreditadas, pero en vez de sacar las lecciones más consecuentes, el internacionalismo político ha desaparecido, por lo demás, para dar paso a internacionalismos flojos y culturales o carnavalescos y turísticos.

II. LA AGENDA EN NICARAGUA

En Nicaragua, los tres aparatos (iglesias, partidos y medios) se han llevado siempre de las greñas. Unas veces dos de ellos se alían para combatir al otro, o una parte de ellos mismos, se cruzan al aparato adversario y terminan enredados en una madeja difícil de separar hilo por hilo. Una buena parte de los partidos y la mayoría de los medios en general, en coyunturas pre o revolucionarias, van juntos, pero en contextos regresivos y escépticos, usualmente son las iglesias y los medios los que se alían, o los partidos y las iglesias las que se reencuentran en situaciones de estabilidad. Y aquí se plantea el problema de la hegemonía de la agenda política entre los adversarios y aliados.

La agenda actual de la oposición nicaragüense no ha podido ser promovida desde los partidos políticos mismos (PLC, ALN y MRS) porque además de estar divididos, están sin un eje central alrededor del cual aglutinarse (aunque ha habido tentativas de hacerlo en contra del Pacto del FSLN y el PLC, en contra de las reformas constitucionales suspendidas por un año entre el ALN y el FSLN, recientemente por un Plan Nacional de Desarrollo, etc)

La derecha partidaria (PLC y ALN) está desarticulada, sin consignas centrales, dividida, con un imperialismo norteamericano errático o preparándose, al parecer, para crear una estrategia de largo aliento y más paciente, para esperar frutos a mediano plazo, dejando tal vez que el FSLN se confíe o que sea víctima de las contradicciones con sus aliados (socialcristianos, afrocaribeños, resistencia, étnicos costeños) y con las corrientes internas que lo componen (Arce, Marenco, Murillo), aún débiles e imprecisas.

La iglesia está tomando distancia del Cardenal Obando, aunque a un ritmo perezoso, y el COSEP se satisface con acuerdos a puertas cerradas del FSLN con ellos, ignorando el impacto de sus discursos públicos. Apenas, como no, se rompan algunos acuerdos de gran alcance entre ellos, como por ejemplo, políticas tributarias, exoneraciones fiscales, impositivas e irrespeto a los contratos, saltarán y romperán las lanzas. Mientras la policía y el ejército se dejan abrazar amistosamente en nombre de los viejos tiempos y se dejan ver gozosos en los círculos inmediatos y actividades protocolarias del presidente Ortega.

Por la izquierda, después de la cooptación de algunos de sus miembros más prominentes como Ruth Selma Herrera, por parte del FSLN en las estructuras del gobierno, no hay una oposición basada en los reclamos y luchas populares. Los organismo sindicales, gremiales y profesionales influenciados por el FSLN no tienen independencia, y sus aparatos burocráticos responden a los vaivenes del FSLN. Los movimientos sociales barriales, étnicos y agrarios verdaderamente autónomos, aún no asoman la cabeza con fuerza; quizás sean los barriales los que están empezando a reactivarse en contra del FSLN, pero muy débilmente. No hay, pues, izquierda a la izquierda del FSLN y posiblemente el propio FSLN la invente o resucite a la vieja, con la complicidad de otros o los mismos, para contar con un chivo expiatorio que le ayude a desviar los ataques de la derecha y de los organismos internacionales, cuando los haya.

Por el centro, está una parte de la sociedad civil, que no es más que Movimiento por Nicaragua, Ética y Transparencia, IPADE, Hagamos Democracia, Coordinadora Civil de Nicaragua, MRS, actores notables y algunos medios de comunicación. Son aparatos ilustrados, movimientos sociales y mini-partidos, compuestos por profesionales y miembros de clase media, que tratan de situar la agenda y su propuesta ante el gobierno bajo el expediente simple de respetar el Estado de Derecho y la institucionalidad, ofreciéndose ellos mismos como guardianes que nadie ha solicitado, y cuya capacidad de convocatoria no es fácil, rápida ni de desbordes masivos, y cuenta con recursos exiguos y militancias cómodas. En el agro, nadie sabe nada, ni nadie se ha preocupado de auscultar el movimiento subterráneo de los actores que, al saltar, creemos que por los viejos problemas insolubles de la tierra, nos sorprenderán a todos.

Desde el punto de vista del FSLN, todo esto quiere decir que no sólo debe contar con una estrategia política para derrotar a sus enemigos, ganarse nuevos aliados y neutralizar a los vacilantes, desconfiados y escépticos, sino que debe armar una estrategia de medios, política, inteligente y versátil. Las batallas políticas se ganan o se pierden hoy día en los medios, especialmente en la televisión. Una buena polémica en la prensa escrita, con un efecto de ganador, produce más simpatías y renta política, que un baño de multitudes en una plaza alegre. Y una cadena efectiva de listados monumentales, a favor o en contra de alguien en la Internet, a través de cascadas, efectos de “bola de nieve” y lógicas de la “teoría de enjambres”, puede producir resultados asombrosos.

En consecuencia, a la oposición de izquierda debe interesarle construir una estrategia que no sólo incluya los aspectos más sentidos de sectores marginados, explotados y oprimidos, sino que debe aprovechar los intersticios que ofrecen los medios más grandes para proponer y rivalizar con la agenda que los propios medios hacen y de la que ya la derecha empieza también a beneficiarse. Hay que recordar de nuevo que la política contemporánea ya no se hace en las plazas públicas y a través de periódicos revolucionarios solamente, sino a través de los grandes medios de comunicación, en especial de la televisión y la INTERNET. Incluso las encuestas políticas no llegan a saber qué piensa la ciudadanía, sino qué piensa la ciudadanía de la agenda de la que es víctima y recibe por parte de los medios de comunicación. Las encuestas en verdad son muestras representativas de lo que la gente piensa de la agenda de los medios de comunicación, de ahí esa complicidad oculta entre medios, publicidad, ciencia y poder.

Pero una política de despliegue eficaz y más o menos masiva entre la juventud por parte de una oposición de izquierda (que incluya neoanarquistas y postanarquistas), reclama el empleo de las nuevas tecnologías (blogs interactivos con contador de visitas, listas universales de emails, website abiertos incluso a la oposición de las ideas propias, links a sitios de debates dinámicos, actualización temática de las nuevas ideas políticas, etc.) y el aprovechamiento de los medios más masivos (entrevistas en programas de analistas, participación en mesas redondas y foros, figuración en listas de medios de formadores de opinión, etc.)

Hay dos dimensiones para posicionar una agenda mediática en la ciudadanía. De un lado, la de élite y para élites en la formación de opinión ilustrada con programas a base de especialistas y profesionales o formatos audiovisuales muy parecidos a revistas de análisis (como estar viendo Envío, esa mala síntesis política de recortes de periódicos de la UCA); y, de otro, las políticas informativas (con la presencia de sectores populares a través de notas rojas, última hora, coberturas in situ, información representacional clásica, etc.) de los dueños de medios que filtran y llenan el ambiente de sus estudios de posiciones claramente a favor o en contra de alguien.

III. EL PAPEL DE CARLOS FERNANDO CHAMORRO

Los medios de comunicación, pues, son los que han propuesto una agenda alrededor de la lucha contra la corrupción y el secretismo en Nicaragua (El “affaire” Tola, la confusión Estado Partido, la judicialización de la política, la política exterior, la rendición de cuentas por programas energéticos de Venezuela, la publicidad de las negociaciones con el FMI, el respeto a la Constitución, etc). Pero no todos los medios de comunicación, es cierto, sino sólo END, La Prensa y el Canal 2, como los más beligerantes. Y, dentro de ellos, Carlos Fernando Chamorro, quien casi a solas (desde todos su programas mediáticos y lugares que asesora e integra: Esta Semana, Esta Noche, CINCO, Confidencial, asesorías en END, la resonancia que consigue también en La Prensa, Ética y Transparencia, Fundación Violeta Barrios, etc) se ha encargado de articular algo parecido a una agenda opositora, que debieran hacerla los partidos políticos de oposición formal y oficial.

La relación de los diputados con la agenda mediática de Carlos Fernando es, con todo, ambigua, incierta e irresoluta. Los diputados apoyan a medias, protestan tibiamente, son rígidos en sus fórmulas contestatarias, les falta imaginación en sus modos de oponerse, especulan sobre alianzas que no se efectúan y sobre las que hacen descansar sus acciones de futuro, esperan señales de sus caudillos que, por su parte, la envían lo más ambiguas que pueden, etc.

Es posible que Carlos Fernando Chamorro, sienta los rigores del FSLN y sus métodos de presión (ya obtuvo la destitución del diputado Alejandro Bolaños Davis y la moderación de Armel González en sus declaraciones), que debe conocer bien desde los tiempos de su militancia con ellos, y que el FSLN le haga pagar su desafío de algún modo, por el carácter que tiene este actor, pero lo de fondo que hay, es que el gobierno no puede cooptar a intelectuales, analistas y pensadores políticos para subirlos a su planilla de defensores abstractos y simbólicos del poder asumido. Este es uno de sus talones de Aquiles.

IV. PROPUESTAS

Ciertamente, en política, un actor llega hasta donde los demás lo dejan. Y el FSLN se ha enseñoreado sobre los demás partidos y movimientos parlamentarios y extraparlamentarios, a excepción de algunos medios de comunicación activos y beligerantes, casi por inercia y parálisis. El FSLN es un caso de burguesía tardía y nacionalista, de orígenes plebeyos, que se encuentra apurada por negociar con la burguesía clásica, conservadora y mezquina, y un imperialismo discreto, un lugar para acomodarse en un nuevo bloque hegemónico, donde sus discursos populistas y antimperialistas serían mercancías para el “pueblo”, mientras ellos crecen, se consolidan y maduran un nuevo proyecto nacionalista para el país.

Lo cierto es que no hay banderas, consignas, ni lugares, desde donde partan las iniciativas populares. Y pese a que dos son inmediatas y claves: los servicios básicos (luz y agua), están atadas a una Red de Consumidores poco autónoma y vacilante. Pero, además de obligarla a romper con las ataduras oficiosas que pueda tener con el FSLN, debe llenarse de contenidos más allá de los relacionados con el consumo.

Quizás si se pensase en una Asociación de Suscripción Popular para combatir por el regreso de sus viejos derechos de postularse a cargos públicos, al mismo tiempo que dotarla de un contenido luchador por los servicios básicos (agua y luz), la profundización de los públicos (salud y educación), la titulación de una reforma agraria integral que al mismo tiempo ponga un punto final al problema de la propiedad, la formulación de un plan de medios de comunicación para su promoción y expansión, el descongelamiento sobre las reformas constitucionales acordados entre el ALN y el FSLN, para debilitar la discrecionalidad del Ejecutivo y preparar en su momento un llamado a una Asamblea Constituyente, etc., todos objetivos capturables e intercambiables con partidos revolucionarios de nuevo tipo, donde los haya.

De materializarse estas salidas, tales asociaciones (fundibles con todo tipo de redes civiles, incluso las propuestas por el gobierno) de suscripción popular, plurales, democráticas y luchadoras, serán las verdaderos fuentes de un poder ciudadano directo.
Ahora a ver el 19 de julio a Daniel por televisión. A la 1, a las 2 y a las 3... Con la mano en la boca y empujando con fuerza el aire de los pulmones, todos...

Sunday, July 08, 2007

Imagen e imaginación inodoras, intáctiles

IMAGEN E IMAGINACION INODORAS,
INTACTILES E INSIPIDAS


Por Freddy Quezada

Vengo de pasar un apuro que superé cómodamente por medio de dos movimientos al no recordar el nombre del niño protagonista de “Inteligencia Artificial”, la célebre película futurista de Spielberg. Curiosamente mi mente recordaba el icono publicitario del film (una especie de cono de luz azul oscuro, donde había un chico componiendo con su silueta las letras de “A.I.”, sus siglas en inglés).
Pero el nombre del chico no lo recordaba, aunque también me asaltaban unos muertos que sólo él podía ver, en otra película, y un niño en manos de dos leones de segunda mano, Michael Caine y Robert Duvall que, como sucede siempre, eran nombres que no estaba buscando.

Pasaba, sin cesar, de una imagen a otra sin precisar el nombre. Disminuyó mi angustia al saber que podía buscarlo en la INTERNET. Después de hacerlo, reparé en dos cosas. Por un lado, no necesitaba el nombre (Haley Joel Osment) frente a la imagen que tenía su propio universo. Y, por otro, aún cuando fuera necesario saber el nombre, sabía donde buscarlo en cualquier momento. Concluí que no se necesitan abstracciones simbólicas ni operadores abstractos, para orientarse en el mapa iconográfico de hoy. Y, también, que tenemos aligerada nuestra memoria, porque ya hay recipientes externos que pueden almacenar todo y mantener nuestra memoria ligera, semivacía y apta para ser llenada, sobre todo, de imágenes y vuelta a vaciarse de nuevo. Esta es la insoportable levedad del ser que hoy vivimos.

Tal constatación me hizo preguntarme por la relación entre la imagen (homo videns) y la reflexión (homo sapiens) y la discusión que desgarra aún a los teóricos sobre la escritura y la pantalla.

El pensamiento es la mediación originaria entre las cosas y un observador. Es la más importante de todas. Y su base constitutiva es la acumulación de sensaciones, de experiencias, de imágenes, en una palabra del pasado, desde el que responde y construye mundos y juegos de lenguajes. Hay un refrán entre hindúes que habla “del fuego de la antorcha en la pupila” que, ya uno en la oscuridad, sigue bajo su efecto. Las demás mediaciones (presencial, oral, escrita y audiovisual) se desprenden de esta fuente originaria. Los filósofos postmodernos, siguiendo a Heidegger, le llaman al fenómeno “metafísica de la presencia”. Y se ha complejizado tanto que las narraciones sobre el asunto, se han vuelto autónomas y sus referentes reales se han escondido, invisibilizado, descontruido o desaparecido.

Viendo la película basada en la novela de Patrick Suskind “El Perfume” (con Dustin Hoffman y Alan Rickman), por cierto muy apegada al texto (como esa viejas películas soviéticas sobre las obras de Tolstoi y Dostoievsky, demasiados literales) encontré, no lo que separa al libro de la película, a la imagen de la imaginación, a la letra de la visión, a la razón de los sentidos (vieja discusión desde Descartes y los empiristas ingleses), que aún empantana a los teóricos, sino su intersección: la carencia de los otros sentidos (esta vez el olfato, pero también el gusto y el tacto). A nadie se le ocurre todavía pasar la lengua por una pantalla, por ejemplo, u oler a los actores en escena. Tocarlos, se puede aún bajo ciertas reglas y en ciertas obras teatrales, pero no en las audiovisuales. Cuando estas cosas se puedan hacer, ya sabremos cuánto podremos soportar la halitosis de Tom Cruise y la hedentina axilar y pedicura de Bruce Willis, así como probar con un mordisco, si de verdad las nalgas de Skarlett Johansson saben a naranjas y sentir las arrugas, que no se ven, de Michell Pfeifer.

La representación, pues, hasta ahora, está basada sobre dos sentidos y una abstracción (la razón). O, si se prefiere, sobre la escritura y la audiovisión. Pero todas, sin cubrir todavía el tacto, gusto y olfato, sentidos presenciales (homo ludens) que de ser representables harían inútil toda representación. Siempre hemos vivido una representación mutilada que se nos ha presentado como completa.

Lo que hace parecerse la película a la obra (El Perfume -- Historia de un asesino), a diferencias de otras que se escriben para que se miren, aún cuando hubiese sido dirigida con más creatividad, es que ambas no recogen el olfato. Ambos campos hacen uso del viejo recurso de la imaginación para operar sobre una intersección vacía, sobre una ausencia. Ambos no pueden representar una carencia, que uno de ellos, lo audiovisual, ya cuenta con autonomía de la razón o la imaginación, que hasta hace poco dominaba el imaginario moderno.

La diferencia entra la imagen y la imaginación (los conceptos no pueden traducirse a imágenes) es parecida a la de la razón y los sentidos, que una vez fue despachado por Leibniz frente a Locke: como “no hay nada en la inteligencia que no haya pasado por los sentidos, excepto la inteligencia misma”. La discusión, como se sabe, viene de más lejos, de la pertinencia de las imágenes religiosas de la Europa pagana en la Roma cristiana.

La imagen paraliza la abstracción y atrasa la reflexión. Puede producir éxtasis o dolor, pero no encadenamientos causales. Entregamos todos los sentidos, en el caso de las películas, aunque sólo sean afectados dos: la vista y el oído. El aficionado a películas de ciencia ficción y acción, películas rápidas y veloces, sabe muy bien de este aturdimiento que uno sufre. Pueden pasar varios días y permanecer en uno la sensación del “círculo de fuego” en las pupilas del que hablan los hindúes. Cualquiera puede experimentar la sensación con Duro de Matar 4. La lentitud es, pues, el verdadero enemigo de nuestros tiempos. Se ha invertido la vieja idea que mientras la realidad avanza, el espíritu medita. Hoy podemos decir que mientras la realidad viaja, el espíritu se marchita.

La imaginación, sueño de la razón, por el contrario, se adelanta a los sentidos convirtiéndose en utopías pacientes, en futuros fatigosamente construidos, en críticas monumentales (ese odio al presente), en demostraciones alambicadas, en explicaciones causales. La imaginación opera sobre un vacío que de común es llenado por ejercicios escriturarios que liberan, pero también disciplinan ritmos y reglas. Cuando la imaginación no pisa el futuro y se detiene, se hace “presente”, se muestra, produce el arte hic et nunc. Se abraza con la vida y desaparece. Pero esta es otra discusión.

La imaginación (mundus inteligibilis) es lenta pero profunda, a diferencia de la imagen (mundus sensibilis), rápida y superficial. Sus diferencias son rítmicas y de espesor. En contenidos, en ambas hay tanto pornografias como bellezas, tanto basuras como joyas. Y no puede haber complementación entre una y otra, porque una está subsumiendo ya a la otra, produciendo sus propias hibrideces y abriendo intersticios en los que ya están circulando las nuevas familias de videoproposiciones, regímenes de iconofrases, y géneros de imagodiscursos. Subalternidad de la cultura de élite a la cultura de masas. Tal relación ya la han visto y se resisten a admitirla George Steiner, Harold Bloom, Alan Finkielkrauth y otros.




Como la película ni la obra tienen olor propio, sólo nos quedará esa escena de Dustin Hoffman sacudiendo el pañuelo para disfrutar del aroma creado por Grenouille quien sabe que, como la vida misma, se disipará y cuyo secreto estará en saberlo aspirar mientras dure. Ese placer con que Grenouille sabrá cubrir a todos en la plaza de su propia ejecución, para que después simulen olvidar el bacanal de todo origen (pecado que jamás le perdonarán a Sade) al que se entregaron; placer, por último, en nombre del cual, el propio Grenouille se dejará devorar por sus fascinados, para reunir en sí mismo, como en todos nosotros, a Eros y Thanatos.

Tuesday, July 03, 2007

Descolonialidad: el regreso de la emancipación

EL PENSAMIENTO DESCOLONIAL:
EL REGRESO A LA EMANCIPACIÓN


Por Freddy Quezada

Cuando era miembro de la IV Internacional, me impresionaba saber que un aborigen americano, hijo de la revolución boliviana de 1952, podía discutir sobre Hegel. Mucho tiempo después, cuando ya no era miembro ni de la lista de la pulpería donde fío, Leopoldo Zea, le recordó a los europeos en una conferencia en Roma, que las tradiciones precolombinas eran tan universales como las europeas y que ellos, también, tenían la obligación culta de conocerlas. Ahora, los descoloniales desean que la obligación sea la de los europeos provincializados de leer a Waman Puma de Ayala y a Otabbah Cugoano. Las vueltas que da el poder y el pensamiento.

Gustavo Lins Ribeiro habló del postimperialismo y yo le llamé interregno al boom creativo y caótico que explotó en todas direcciones en el pensamiento universal entre la Caída del Muro de Berlín y las de las Torres Gemelas en New York. Entre el 9 del 11 y el 11 del 9. Incluso, al hablar del cierre de ese rico período, señalaba el regreso de la brutalidad y la violencia del pensamiento único no sólo neoliberal, como creen Castells (quien aunque hasta hace poco empezó a reconocer al neoanarquismo) y Ramonet obtusamente, sino del marxismo derrotado (Wallerstein, Amin, Arrighi), que no acababa de morir (refrescado por Negri y Hardt) o los nuevos fundamentalismos teológicos, ecológicos, étnicos y sexuales modernos, a que daban lugar como resistencia ese pensamiento único en todas las culturas y en todos lo continentes.

Pero me quedé corto, pues no incluí a los intelectuales escépticos (algunos postanarquistas y otros neoanarquistas), en especial latinoamericanos en universidades de EEUU, que regresarían a ofrecer de nuevo las promesas de redención y las lecturas prometeicas desde sus aparatos teóricos sofisticados, en la búsqueda de nuevos redentores. Debe ser duro, sin duda, mantenerse sin creencias, sin acción, sin soluciones y sin ofrecer salidas a quienes las exigen. El giro descolonial no es más que la ruptura con la narratología desconstruccionista y el salto hacia la “realidad social”, donde los esperan las viejas doctrinas liberadoras. Al parecer, uno termina por regresar, para morir, de donde viene, como los elefantes y los salmones.

Con el tiempo y la lectura he llegado a convencerme, que la verdadera división de paradigmas del pensamiento está en creer y no creer. Todos los que están situados del lado de los credos, desembocan, tarde o temprano y llamen como le llamen a sus concepciones, en la acción. Del lado del escepticismo, sólo cabe explorar tradiciones “orientales”, que no son tales, pues “occidente”, también cuenta con sus escépticos, cínicos y místicos, cuyas ideas, tarde o temprano, le llamen como le llamen, desembocan en la serenidad. Mientras unos se agitan, los otros meditan; mientras unos actúan, los otros callan. Mientras unos viajan de arriba para abajo, los otros se mantienen quietos. Como se ve, no hay divisiones geográficas, ni culturales, ni económicas. Creer es el fundamento de todo poder; descreer, es el fundamento de nada. De tales principios se derivará todo lo demás.

Los postoccidentales (Walter Mignolo, Edgardo Lander, Fernando Coronil, Santiago Castro -- Gómez, Arturo Escobar, etc.) formaron un grupo que aplicaron las concepciones maestras del postcolonialismo árabe e indio. Los postcoloniales como Edward Said (empleador de la dialéctica negativa para no definir a los “orientales”), Homi Bahba (señalador de los “regímenes” intersticiales) y Gayatri Spivak (dubitativa sobre la representacionalidad de los subalternos) no creían en colonialistas, por supuesto, pero tampoco en anticolonialistas como Frantz Fanon y Aimé Césaire, porque --dicen-- compartían los mismos valores eurocéntricos emancipatorios de sus enemigos. Los postcoloniales aplicaron con creatividad las categorías postmodernas de Foucault, Derrida, Lyotard y Deleuze. Pero, siguiendo a sus maestros, sus construcciones fueron dentro del lenguaje y las narrativas, algo que le criticaron siempre sus propios colegas de grupos iniciales gramscianos (como Guha, Chakrabarty y Chatterjee) o posteriores marxistas (como Ahmad o Dirlik). Para ellos el colonialismo había empezado, como bien dice Said, con el imperialismo británico y sus colonias, en el siglo XVIII y XIX. El orientalismo es la coproducción del colonialismo y de paso la creación de Occidente de sí mismo. Para los europeos, “Oriente” era el competidor islámico, como América era la Utopía y los sueños. El miedo y el deseo.

Los postoccidentales sólo le agregaron al papel de las tres naciones de la Ilustración protagónicas en el paradigma de Said (Inglaterra, Francia y Alemania) otras tres del Renacimiento (la obra clásica de Walter Mignolo se llama precisamente “El lado oscuro del Renacimiento”), el dominio de sus respectivas lenguas (castellano, portugués e italiano) y la relación del imperio español en la modernidad/colonialidad (teoría de Aníbal Quijano) simultánea, un poco como la de Said. Empezaron justificar su lugar epistemológico, como centro aristotélico, diciendo que ellos eran los únicos que podían combinar el culturalismo del postcolonialismo y el economicismo del sistema--mundo. Dualismo generado como fruto de la división disciplinar entre las humanidades y las ciencias sociales. (Ver tabla de Debates Contemporáneos)

Al unirse más gente a ellos, mientras estaban paralizados por la copia, como Enrique Dussel (liberacionista empedernido), Ramón Grossfoguel (defensor de las utopías “otras”), Nelson Maldonado (defensor de la descolonización de los estudios étnicos en EEUU), Santiago Castro –Gómez (admirador del marxismo defensivo de Eduardo Grüner y de los compartimentos estancos regresivos y disciplinarios de Carlos Reynoso, pero, sobre todo, defensor de las sabidurías biodiversas de las comunidades agrarias y étnicas frente a las transnacionales farmacéuticas, biogenéticas y agroquímicas), Catherine Walsh y Freya Schiwy (defensoras miltantes de movimientos indígenas en Ecuador y Bolivia), el movimiento original reclamó un giro.

Estos últimos autores, nunca renunciaron a la emancipación y otros como Fornet Betancourt, ignorado completamente en esta escuela, incluso mucho más radical que ellos, pues no habla de “representar” a los grupos subalternos, sino de darles las palabra, sin mediación mestiza, empezaron la reemancipación con la emergencia de relecturas étnicas y de los pueblos originarios, que han encontrado en Evo Morales su héroe y en los sujetos indígenas sus redentores, hasta el grado de influir en el discurso y el giro descolonial, ni de izquierda ni de derecha, como le llaman ellos mismos, de algunos ministros bolivianos.

Todos están maduros para presentarse como los nuevos intelectuales orgánicos ante el emergente populismo latinoamericano, unos con más énfasis en Evo Morales, otros en Hugo Chávez, (a lo mejor profundizan más en las superficialidades de Heinz Stefan sobre el socialismo del siglo XXI) pero todos luchando por ofrecer de nuevo las promesas emancipatorias esta vez para restañar las “heridas coloniales”, indias y negras.

Walter Mignolo en “El pensamiento descolonial, desprendimiento y apertura: un manifiesto”, es el responsable del giro por atreverse a lanzar con pose de vanguardia, un manifiesto que dice en sus partes centrales que hay que cambiar “los términos de la conversación y no sólo el contenido” y que “el pensamiento des-colonial ya no es izquierda, sino otra cosa: es desprendimiento de la episteme política moderna articulada como derecha, centro, izquierda; es apertura hacia otra cosa, en marcha, buscándose en la diferencia...”.

Waman Poma de Ayala y Otabbah Cugoano, un “indio” y un “negro” letrados, son los nuevos fundamentos del pensamiento descolonial. Todos estos autores diferencian la descolonialidad de la descolonización. Dicen que este es un proceso que hay que completar en la descolonización, con la descolonialidad del ser, del saber y poder eurocéntrico. Aquí, es donde radica su carácter salvífico en los movimientos sociales, sobre todo étnicos y originarios, de los que se sienten intérpretes, otra vez, y traductores.

Se desmarcan de la poscolonialidad, aunque refríen muchas de sus concepciones y de los postmodernos (como la crítica al paradigma cartesiano y al dualismo inherente a él), ocultando sus fuentes, diciendo que la colonialidad todavía está vigente y hay que descolonizar los habitus del subcontinente. Regresan (o los secuestran como dicen sus críticos Pablo Iglesias et al) Frantz Fanon y a Aimé Cesáire. Así concluye este manifiesto: “La actualidad ( 2005), pide, reclama un pensamiento descolonial que articule genealogías desperdigadas por el planeta y ofrezca modalidades económicas, políticas, sociales, subjetivas “otras”. El proceso está en marcha y lo vemos cada día...”.

A mi juicio, lo descolonial de esta propuesta no es más que un anticolonialismo silvestre al que le han agregado un prefijo aburrido más, para la marca de fábrica en las publicaciones académicas.

En la modernidad/colonialidad, no es ni el “ego” cartesiano, ni la geopolítica (Mignolo), ni el cuerpo (Grosfoguel) del conocimiento, sino el poder, el fundamento de todo. Porque es una y la primera relación social, en cualquier parte. El poder es el verdadero “punto cero”, para usar la expresión de Castro Gómez, desde el cual “nadie” mira, pero desde el cual todos somos mirados, representados y seducidos. Porque no es solamente un problema de “dónde” se habla, sino “quién” lo dice. Y no para hacer coincidir expedientes morales de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, sino para conocer el paradigma que se defiende, la biografía del narrador, los amos a los que sirve, las amistades que cita en su bibliografía, su historia evolutiva, su nivel de vida y preferencias, sus ojos, su perfume, lo que dicen sus enemigos, hijas y ex mujeres de él, etc.

En primer lugar, los que siempre han hablado y escrito somos los intelectuales, al servicio de los poderosos “otros” que invisibilizamos con nuestro poder, invisibilizándonos nosotros al mismo tiempo con ellos. Podemos hablar de la modernidad y de la descolonialidad, pero ocultamos, con ello, nuestro poder (hablamos ahora por “negros” e “indios” en una nueva y vulgar recaída emancipatoria, desde universidades gringas). El poder, por ejemplo, de estos descoloniales (que viven y dan conferencias en EEU y la Europa que condenan) es el mío. Aunque, a diferencia de ellos, no tenga ni donde caer muerto, mi poder, pese a que puedo rebatirlos en su propio lenguaje y con sus propias armas, es el mismo de ellos. Este ensayo no saldrá en ninguna revista de peso, por ejemplo, pero yo estoy clarísimo del poder que tengo, el ilustrado y escriturario. Ellos no se miran, son la borradura (el término es de Derrida) de sí mismos. Son fantasmas, “ojos de Dios”, para usar la expresión de uno de ellos, que buscan siempre reencarnarse en mortales para su propia gloria. Es a ellos, (a nosotros), a quiénes hay que engañar con las armas del débil (al que no podremos conocer nunca) y las astucias del subalterno (al que jamás redimiremos), simulando que nos impresionan y nos persuaden. Y apenas damos la espalda, levantarles el dedo anular.

Ahora, sólo me toca despedirme de mis amigos de viaje con los que milité placenteramente todos estos años, mientras estábamos ricamente desorientados, fecundamente inciertos, creativamente dudosos, en un sano escepticismo coloidal, y un cinismo alegre, como dirán después, cuando ya estén sobreseguros de sus certezas mesiánicas. Ahora me tocará a mí, como a su hora a los marxistas firmes, ser el capitán que no huya del barco. Buen viaje, amigos y amigas, que las ratas os escolten hasta la orilla de donde vinisteis. Déjela venir, camañeca...
"Ohla que cosa mais linda, mais cheia do graça, e ela menina..."