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Monday, January 25, 2010

V Internacional: por una agenda intercultural

V INTERNACIONAL: EL REGRESO DEL SOCIALISMO


Por Freddy Quezada




En Europa, su cuna, nadie quiere saber de él después de la caída del muro de Berlín; en EEUU, donde siempre se le ha confundido con el liberalismo radical, siguen hablando de él sólo en las universidades; en Asia, después del triunfo del neoliberalismo, ya no se logra distinguirlo del capitalismo; en los países árabes y el África subsahariana, sólo es un rumor lejano. Es en América Latina, donde el socialismo que no terminaba de ser enterrado ya habita, otra vez, entre nosotros. Unos lo tienen por un "neoliberalismo de izquierda", al respetar el régimen de propiedad y manosear, igual que sus enemigos neoliberales, sus reglas jurídicas; otros, consideran que regresó peor de lo que se fue, igual que los neoliberales también: menos brutales, es cierto, pero más simples.



I Internacional: fundada por Marx y Bakunin en 1864. El eje fundamental de esta polémica, como se sabe, es si el enemigo principal era la burguesía o el Estado; si era una clase social o los peligros del poder, incluso de sus propios dirigentes. Marx reconoció en su número, el poder de los obreros. Bakunin, el peligro de los intelectuales. La Comuna de París en 1871, con sus normas sencillas de inspiración anarquista, para administrar un poder, pero también para defenderse de sus propios dirigentes, puso a prueba las ideas de sus fundadores, pero también su fracaso, no sólo por el triunfo prusiano sobre Francia y la masacre de ambos ejércitos contra los comuneros, sino por el ímpetu que aún guardaba el capitalismo en su seno, vinculado a sus colonias. Pese a que ya Europa gozaba de sus beneficios (venía de perder casi toda América para esta época, pero ya estaba conquistando Africa y gran parte de Asia), nunca fue parte de la agenda este asunto. Fue disuelta en 1876.



II Internacional: fundada por Engesl y Auguste Bebel en 1889, sus polémicas más célebres fueron entre Berstein y Luxemburgo primero, sobre las reformas y la revolución en Europa, el programa mínimo y el programa máximo; y entre Kautsky y Lenin, después, sobre el apoyo de los partidos socialistas a las respectivas burguesías de cada país durante la I guerra mundial, en contra de un derrotismo revolucionario deseable por los socialistas para su propia nación. Lateralmente se desarrolló una polémica entre Rosa Luxemburgo, Trotsky y Lenin sobre las vanguardias revolucionarias, si podían hablar en nombre de la clase obrera o si la clase debía hablar en nombre de ella misma; y la autodeterminación de los pueblos bajo países multiculturales, dejando en manos de los pueblos subalternos la decisión de separarse o no, y regularlo como el divorcio, que se introdujo, según argumentaba Lenin, no para destruir los matrimonios, sino para estabilizarlos. Esto es lo más cerca que tuvo la II Internacional como agenda la opresión de pueblos subyugados a culturas y países dominantes. Terminó siendo, hasta nuestros días, un proyecto reformista europeo.


III Internacional: fundada por Lenin y Trotsky en 1919, con el respaldo de la triunfante revolución rusa, en sus cuatro primero congresos giró alrededor de denunciar el socialchovinismo traidor de la II Internacional y la preocupación, por vez primera, de la revolución en los países coloniales y el nacionalismo en los países “atrasados”. Sus polémicas fueron contra los ultraizquierdistas y los oportunistas. A la muerte de Lenin y el ascenso de Stalin, así como la derrota de los opositores dentro del stalinismo, se operaron bandazos burocráticos que fueron desde la política sectaria del “Tercer Período” que favoreció el ascenso de Hitler, hasta la política de “Frentes Populares” que derrotó numerosas revoluciones en Europa y otras partes del mundo. Fue disuelta por Stalin en 1943 como garantía de los acuerdos con las potencias aliadas.


IV Internacional: fundada por Trotsky en 1938, hizo del stalinismo, el gran organizador de derrotas obreras, su gran adversario en condiciones de reflujo de las luchas de la clase obrera mundial. Una de las ventajas, pese a su eurocentrismo, fue su forma global de ver las luchas de los países semicoloniales, con burguesías compradoras, como le llamaban. Y, pese haber sido testigo de la descolonización masiva de Africa y Asia para la época, no se percató del eurocentrismo que todavía quedó lastrando a las nuevas repúblicas. Con el programa de transición (uniendo programa máximo y mínimo) y las tesis de la revolución permanente, procuró echar raíces en varios países, pero terminó por deshacerse en mil fragmentos a merced de sus propios militantes, a partir de discusiones sobre las acciones a tomar después de cada revolución, no efectuada por ellos, en cualquier parte del mundo.


V Internacional: será fundada este año por Hugo Chávez y, si sigue vivo, Fidel Castro. Sería la primera que se constituiría fuera de Europa. Es de esperar que su agenda también sea fuera de los cánones eurocentrados de sus antecesores. Hay temas que esperan ser abordados con seriedad: la violencia epistémica, jerarquización de las diferencias, provincialización de Europa, supermestizajes, interculturalidad, decolonialidad, etc. Bien podría decirse que cinco jinetes (un anciano criollo caribeño, un mulato venezolano, un amerindio boliviano, un blanco ecuatoriano y un mestizo nicaragüense) recorren América Latina, con una espada al frente llamando a filas, para romper un orden imperialista encabezado por un afrodescendiente, prisionero de su propio régimen, igual, acaso, que sus mismos adversarios.

Thursday, January 21, 2010

Polémica sobre la V Internacional

Presento una polémica sorprendente sobre la V Internacional que, a pesar de no haberse fundado aún, se piensa hacerlo en Caracas en abril de este año, ya empieza a verse envuelta en debates. Lo bueno es que sería la primera que se efectuaría fuera de Europa (desde la de Marx hasta la de Trotsky todas fueron eurocéntricas) y sería de recibo aprovecharse de ello para luchar por una agenda intercultural, postcolonial, decolonial y supermestiza dentro de su orden del día. Hasta hoy, de las cuatro anteriores, sólo dos sobreviven: una (La II Internacional) desprestigiada a los ojos de la izquierda clásica y, otra, (La IV Internacional) despedazada en mil fragmentos.

La primera parte de esta polémica, corre a cuenta del ideólogo del "Socialismo del Siglo XXI", Heinz Dieterich, hoy distanciado un poco de Hugo Chávez. La réplica es de un militante abierto de la causa de la V Internacional. Disfruten. Freddy Quezada.

¿CUÁNTAS DIVISIONES TIENE LA V INTERNACIONAL?

Por Heinz Dieterich

La convocatoria de Hugo Chávez para constituir la Quinta Internacional "de la izquierda verdadera, dispuesta a hacer frente al imperialismo y al capitalismo", es, ante todo, una estratagema defensiva del Presidente frente a la manifiesta voluntad de Obama de acabar con la Revolución bolivariana por la vía militar.

La de facto declaración de guerra de Obama al Palacio de Miraflores se deriva de su descarado apoyo a la dictadura militar hondureña; de la preparación de la guerra de agresión contra Venezuela o cualquier otro Estado progresista de América Latina desde las bases militares colombianas; y la reciente amenaza de operaciones militares dentro de la potencia nuclear Paquistán aún contra la voluntad del gobierno constitucional paquistaní.

La actitud bélica de Obama obedece a la lógica de dos instituciones imperiales a que sirve: la Doctrina Monroe y la Presidencia de Estados Unidos. La Doctrina Monroe que Obama trata de imponer militarmente es, y siempre ha sido, un proyecto hitleriano de conquista ---con la única ausencia de campos de aniquilación industrial--- que ha provocado durante dos siglos el derramamiento de ríos de sangre en América, con sus métodos de “limpieza social” y aniquilación de la resistencia.

Sobre la naturaleza de la presidencia imperial de Obama tampoco hay incógnitas ya. Fomentando ciertos derechos civiles dentro de Estados Unidos, impone brutalmente los intereses imperialistas en el Tercer Mundo, tal como hicieron John F. Kennedy contra Cuba y América Latina y Lyndon B. Johnson contra Vietnam. Es la encarnación perfecta del axioma de Theodore Roosevelt: “Si la nación americana habla suavemente…y mantiene en el más alto nivel a su Armada de Guerra, la Doctrina Monroe llegará muy lejos.”

Bajo el breve gobierno de Obama se han realizado más ataques con aviones teledirigidos (Predator) desde el Pentágono y la CIA (Washington) contra provincias paquistaníes que en todo el gobierno de George W. Bush. Recientemente, al decidir aumentar sus fuerzas militares en Afganistán en treinta mil tropas más, la Casa Blanca informó (sic) al gobierno paquistaní que atacará con fuerzas especiales y aviones teledirigidos blancos “terroristas” en Baluchistán, con o sin la autorización o colaboración de Islamabad. Si Washington actúa de esa manera frente a una potencia nuclear asiática hay que imaginarse que no haría en América Latina desde las bases de agresión colombianas.

El terreno de la amenaza es, por lo tanto, el militar y la única manera eficaz de contrarrestarla es con una fuerza de disuasión militar propia. Ante los tanques del enemigo sirven poco las manifestaciones civiles y la legalidad constitucional, como volvimos a ver durante meses en Honduras. Cualquier política de ampliación de alianzas tácticas o estratégicas es correcta, pero nunca puede sustituir a la disuasión militar. Esto quiere decir que la única respuesta real a la amenaza bélica de Obama contra Venezuela es un Bloque Militar Latinoamericano (BML), que abarque, como mínimo, a Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia y Argentina y que esté dotado de un sistema de defensa aérea y naval integrado, una doctrina militar compartida y fuerzas terrestres estandarizadas y coordinadas.

La V Internacional no puede ser, por lo tanto, como han sostenido algunos analistas, la respuesta a la ofensiva militarista de Obama, porque está situada en otra dimensión del poder, que la amenaza. Aquí no cuentan votos y cartas de protesta de intelectuales y partidos, sino cohetes y radares antiaéreos. Es la situación que resumió y resolvió Stalin en una sola frase, cuando Churchill y Roosevelt le plantearon que se debía invitar al Papa a las negociaciones sobre el orden de post-guerra: ¿Y cuántas divisiones tiene el Papa? Ahora, en algún lugar del infierno, Stalin estará preguntándose: ¿Y cuántas divisiones tiene la V Internacional de Chávez?

La V Internacional no puede ser más, en consecuencia, que un sustituto político a la respuesta militar real y necesaria. Si en esta dimensión puede tener algún éxito depende del Proyecto Histórico que Hugo Chávez puede ofrecer como centro de gravitación de un nuevo movimiento mundial antiimperialista. La Primera Internacional tuvo el proyecto de Marx, Engels, Bakunin et al; la Segunda desembocó en el proyecto socialdemócrata; la Tercera en el stalinista y el Socialismo del Siglo XX, y la Cuarta, en el trotskismo.

Objetivamente, Chávez solo puede escoger entre los cuatro paradigmas contemporáneos existentes: desarrollismo (hemisférico), neoliberalismo, Socialismo del Siglo XX o Socialismo del Siglo XXI. Las únicas propuestas de vanguardia posible entre esas alternativas objetivas son la combinación de desarrollismo y Socialismo del Siglo XXI o la evolución del Socialismo del Siglo XX al del Siglo XXI.

Esperemos que la V Internacional de Hugo Chávez ---que nace como sustituto político de una necesidad militar y con una nomenclatura audaz, pero posiblemente autoderrotista en el paisaje mental contemporáneo--- logre constituirse y cumplir alguna función necesaria para el anticapitalismo y antiimperialismo mundial. Pero, para que este éxito se produzca es necesario, que el comité preparatorio y el mismo Presidente no sucumben a las tendencias populistas y de improvisación que caracterizan a los sistemas gerenciales de la Revolución bolivariana.

LAS DIVISIONES DE LA V INTERNACIONAL
Por Martín Moreno


En su último artículo, publicado en las páginas de Kaos en la Red, el señor Heinz Dieterich ha tenido a bien lanzar una pregunta al aire: ¿Cuántas divisiones tiene la V Internacional? Hace referencia a la respuesta de Stalin a Churchill y Roosevelt, que pretendía invitar al Papa, en el marco de su reparto del mundo, a las Conferencias de Yalta y Postdam. En principio, la fuente usada como referencia por el señor Dieterich no podía ser más desafortunada. ¡Nada menos que Stalin, el enterrador de la Revolución Mundial!

Lo curioso es que el señor Dieterich formula la pregunta pero no adelanta ninguna respuesta. No se puede decir que éste sea el método usual del marxismo.

Supongo que el sr. Dieterich alberga la esperanza de que su interrogante, que no oculta cierto tono entre irónico y derrotista, sea contestado. Algunos de sus lectores han comentado públicamente que era innecesario argumentar ante esta muestra de "infantilismo político”. En todo caso, abre la posibilidad de tratar ciertos aspectos sobre el factor militar y militante de una organización internacional revolucionaria, algo presente en el debate y la acción en anteriores internacionales, y ausente desde la década de los 90.

Antes que nada hay que decir que una revolución, toda lucha de clases, como correctamente plantea el sr. Dieterich es en último extremo, una cuestión de correlación de fuerzas. Pero no se trata de una simple suma de efectivos de diferente tipo, militares, recursos humanos, tecnología bélica…..En otras palabras, no es mera acumulación cuantitativa. No podemos olvidar los factores cualitativos. Hay otros elementos que configuran la fuerza de una Internacional, en este caso. Partiendo de la base de que la clase trabajadora es la mayoritaria de la sociedad, las ideas, su razón de ser social, su justicia, la decisión de la causa y sus integrantes, asi como la claridad, firmeza y determinación de la dirección, el factor del ejemplo, son determinantes en la lucha de clases. Una idea correcta, por necesaria, cuando se apodera de la mente de las masas se convierte en una fuerza material. Napoleón era plenamente consciente de este punto.

Tan erróneo es hacer un fetiche de la cuestión de las armas como desatenderse del tema, como si las meras apelaciones o presiones hacia la clase dominante fueran suficientes para lograr la transformación de la sociedad. Esta es la utopía histórica del reformismo. Nada tiene que ver con una política revolucionaria.

La moral es más del 50% de la victoria para cualquier ejercito. Y una Internacional, en cierta forma, es un ejército. El Ejército Mundial de la Revolución Socialista, para ser más precisos. ¿Todas las fuerzas de este ejército han sido movilizadas ya? Es evidente que no. La V Internacional apenas ha nacido. Incluso, formalmente se va a constituir en Caracas en abril de 2010, donde veremos si se haya presente el sr. Dieterich.

Por supuesto, a diferencia del amplio mundo de las variantes pacifistas, los marxistas, campo donde pretende adscribirse el señor Dieterich, no desdeñamos el tema militar. Marx escribió sobre la Guerra de Crimea (1853-56). Son conocidos los Temas Militares, de Engels. De Trotsky, que fue el creador del Ejército Rojo, un ejército formado por 5 millones de campesinos y obreros fabriles, se pueden consultar sus Escritos Militares.

Detengámonos un momento en este dato, para nada baladí. Resulta que la Revolución Rusa de Octubre de 1917, asediada por 17 ejércitos imperialistas y blancos, sometida desde 1918 hasta 1921 a una guerra civil impuesta, levanta un ejército de 5 millones de efectivos y derrota a la contrarrevolución.

¿Cuántas divisiones tenía el Ejército Rojo en 1918? A priori, ninguna. El programa social de la Revolución arma al pueblo y lo organiza en un ejército. Este método revolucionario, el único posible, logra derrotar a cuerpos expedicionarios de ejercitos profesionales bien pertrechados. Por tanto, la historia de la revolución rusa suministra suficientes enseñanzas para dar por contestado el interrogante que flota en la cabeza del sr. Dieterich.

Pasando por alto experiencias históricas, de cómo las fuerzas de Villa en la Revolución Mexicana de 1910, logran constituir la célebre División del Norte, pasando por la victoria en Cuba del Movimiento 26 de Julio, usando la huelga general en las ciudades y combinada con la lucha de fuerzas irregulares, hasta la derrota de la Guardia Nacional somocista ante el FSLN en Nicaragua, podemos ver algunos datos del punto de partida militar de la V Internacional.

En relación a fuerzas regulares, las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela cuentan con la 1ª. División “Centinela Occidental”; la 2 ª División de Infanteria ubicada en San Cristóbal; la 3 ª División de Infantería, con sede en el Fuerte Tiuna (Caracas); la 4 ª División Blindada; la 5 ª División de Infantería de Selva; y la Novena División de Caballería Motorizada e Hipomóvil.

Junto a contar con el más moderno material de fabricación rusa y china, como la adquisición de 100 mil fusiles de asalto AK-103, que se montarán en una fabrica venezolana; el sistema portátil antiaéreo Igla-S, que ha formado una unidad especial tipo compañía; 24 aviones Sukohi-30, y en previsión de Su-37; 53 helicópteros de la serie MI (los MI-17 de transporte y los Mi-35M, de ataque), aviones K-8 chinos, de entrenamiento; 92 tanques T-72 y más tanques T-90; contarán con aviones no tripulados; un sistema de defensa antiaérea TOR M1, un sistema antiaéreo móvil de misiles Pechora-2M, y una decena de divisiones del sistema de misiles antiaéreos S-300 y S-300 PMU, con Bielorrusia, para garantizar la defensa de las instalaciones petroleras.

Recién se han formado milicias campesinas, que se suman a los batallones obreros que existen en fábricas, dando vida a la consigna histórica del armamento del pueblo. Las FAB de Venezuela cuentan con cerca de 200 mil hombres como fuerza regular, unos 500 mil más en agrupaciones de milicias, a los que habrá que sumar la milicia campesina, pudiendo llegar a más de 2 millones. Hay que tomar en cuenta que el Partido Socialista Unido de Venezuela cuenta con 7 millones de afiliados. Además, la bandera antiimperialista se levantaría por el continente y Brigadas Internacionales, desde todos los rincones del mundo, comenzando por América Latina, acudirían en auxilio del valiente pueblo venezolano.

Si Estados Unidos no se atrevió a invadir Cuba en casi 50 años, más allá de Playa Girón, por la previsible resistencia en guerra de guerrillas. ¿Se atrevería en Venezuela? Con todas las divisiones de su Ejército imperial, y la IV Flota, contando con muchos efectivos empantanados en Irak y Afganistán. La guerra, expresaba Von Clausewitz, es la continuación de la política por otros medios. Y no hay peor error que la confianza en la guerra. De ahí que el presidente Chávez declarara que se preparaba para la guerra defensiva contra cualquiera agresión, desde las siete bases imperialistas en Colombia o las dos bases aeronavales en Panamá. Por cierto, nada muy diferente a las palabras pronunciadas en Oslo por el propio Obama de “hacer la guerra para asegurar la paz”, al recoger el cínico e hipócrita Premio Nobel de la Paz.

Y nada tiene que ver la moral de las tropas regulares y las fuerzas irregulares en la Venezuela bolivariana, comparado con la dictadura de Saddam Hussein en Irak, donde la Guardia Republicana se descompuso como un castillo de naipes ante la ofensiva imperialista. El imperialismo debe tenerlo claro pues no ha intentando una aventura militar sobre suelo venezolano, y no por falta de ganas.

La cuestión, sr. Dieterich, no está correctamente formulada. La pregunta a hacerse es ¿cuántas divisiones aportarían los pueblos de América Latina en solidaridad internacionalista a sus hermanos venezolanos ante un ataque e invasión de las divisiones del ejército imperial, sus marines y/o adláteres? Sin duda, lo de Bolívar, San Martín, Sucre, Artigas sería un juego de niños. Además, con fuerzas entrenadas militarmente, desde Guatemala, y quienes participaron en la URNG, El Salvador en el FMLN, ya formalmente aprobada su afiliación a la V Internacional, o el Frente Sandinista en Nicaragua, cuyo ejército se formó a partir del Ejército Popular Sandinista. Por no hablar de México, el maravilloso país de adopción del sr. Dieterich, que cuenta con 50 brigadas civiles del Movimiento y 2,5 millones de afiliados al Gobierno Legítimo y tiene una extensa historia de lucha revolucionaria, desde el momento mismo de su independencia formal.

No hay duda. En este 2010 que viene la correlación de fuerzas en América Latina sigue siendo favorable a las fuerzas de las izquierdas revolucionarias y populares, victorias electorales incluidas en Bolivia y Uruguay. Es el año que verá avanzar las fuerzas de la V Internacional.