El debate y la argumentación
Este comentario de Aurora Suárez, sobre la obra de Mónica Rangel "El Debate y la Argumentación" (Ed. Trillas, México, 1997) puede servir al ponencista y al polemista para refrescar los procedimientos clásicos y de rigor, proponer u objetar ante públicos y adversarios o legitimar posiciones propias desde esquemas académicos y reglas a observar en los debates y argumentaciones de todo nivel. A propósito de la obra de la comentarista en coautoría con Freddy Quezada "El Debate Contemporáneo". Ver más
Douglas Salamanca
La partidización de la cultura no es un fenómeno nuevo. Se ha dado históricamente en muchos países y está presente aún en otros, como Cuba, y reviste un grado variable de gravedad, dependiendo de la rigidez de los controles gubernamentales establecidos.
Fue en la Unión Soviética, bajo el gobierno de Stalin, donde se dieron, a partir de la tercera década del siglo XX, una serie de lamentables manifestaciones orientadas a ejercer un control ideológico férreo sobre la actividad de los artistas, escritores e intelectuales… Leer másFragmento de la Introducción de la obra en prensa “Debate Contemporáneo” de Aurora Suárez y Freddy Quezada
Toda la obra contiene cuatro capítulos geoepistémicos: en el primer capítulo, las discusiones euroestadounidenses (con Habermas, Petras, Stiglitz, Zizek, Butler y las feministas, entre otros); en el segundo, las polémicas entre subalternistas indios y postcoloniales (con Said, Ahmad, Dirlik, Bhabha, Spivak y otros); en el tercero, los debates entre latinoamericanos (con el debate central entre Rama y Cornejo, las escuelas culturales y decoloniales); y, como último, las discusiones de mayor relieve entre nicaragüenses.
¿Por qué “geoepistémicos”? Seguramente por el peso que le acuerdan las corrientes más influyentes al “pensamiento” y a la capacidad que tienen sus tenedores más poderosos de imponerlo, de grado o por fuerza a quienes los reciben, según los sitios donde habitan.
Así, Europa y EEUU, constituyen un capítulo donde no figuran en sus discusiones debatir con pensadores de sus antiguas colonias o zonas de influencias, a quienes no les reconocen dignidad (denkwürdig) ni estatura para hacerlo. El pensamiento, en términos epistémicos, contribución alemana a la Europa misma, se cree en la mayor parte de los casos, un fruto y una facultad exclusiva de ellos. La idea que nada hay por encima del pensamiento, siendo todo lo demás (lo religioso, económico, político, cultural, de poder,etc.) derivado, es estrictamente alemana… Leer la obra en línea