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Tuesday, June 26, 2007

¿Puede la burguesía nacionalista efectuar la Reforma Agraria?

POR QUE YA NADIE HABLA DE
REFORMA AGRARIA


Por Aurora Suárez y Freddy Quezada


La reforma agraria ya pasó de “moda”. Más bien, se podría hablar a partir de los noventa de una “contrarreforma agraria”. Las reformas agrarias en América Latina con la complicidad de intelectuales y agraristas engendraron a un campesino, dependiente de un Estado fuerte, fruto de golpes de Estado nacionalistas o revoluciones, que distribuyera tierras individuales o cooperadas.

Si alguna diferencia media entre el populismo de ayer y hoy, sería, pues, un campesino beneficiado o silenciado. Cristóbal Kay, al final de su balance del desarrollo rural y cuestiones agrarias en la América Latina contemporánea, dice: “el modelo neoliberal ha tenido un efecto particularmente negativo entre el campesinado semiproletario y los trabajadores sin tierra, quienes podrían llegar a convertirse en una importante fuerza en futuras luchas sociales en el campo”.

De acuerdo a José Bengoa en su balance de 25 años de lo rural en América Latina: “en este período se ha producido la pérdida de autonomía de la cuestión y sociedad rural y que surge, o debiera surgir, una nueva mirada hacia estas temáticas en busca de comprender el sentido que aún tiene y seguirá teniendo “lo rural” en nuestras sociedades” y, al cambiar actualmente las condiciones radicalmente, muchos asumen identidades étnicas o son absorbidos por clusters, se informalizan en ámbitos semiurbanos, migran a otros países o se hacen ambientalistas rabiosos. Nos preguntamos: ¿El campesino existió o la metamorfosis socioeconómica lo absorbió?

Algunos agraristas clásicos han sido llevados por estas nuevas corrientes. Ahora, se especializan en movimientos migratorios, se hacen aficionados a la antropología, a la ecología o se dejan reencantar de nuevo por los paradigmas económicos de escala: No existen reclamos de tierras. Pero, también nadie se las promete: ¿Por qué?

Los marxistas más radicales en su época, siempre dijeron que las dos tareas de la revolución democrática burguesa en países atrasados eran la reforma agraria y la independencia nacional y que, en los países postcoloniales, ya no las podían ejecutar las burguesías nacionales. Cuando estas tareas las combinaban con reclamos propios de la clase obrera, un grupo o clase social de vanguardia, se establecía una cadena de reivindicaciones que sólo podía avanzarla de modo sano un verdadero partido revolucionario o, de modo pervertido, una clase ajena. Era el doctrinarismo, bastante devaluado hoy, de hace años.


En Nicaragua, gobierna actualmente por la vía electoral una burguesía nacionalista de origen revolucionario, un poco parecida a la mexicana. Este nacionalismo llega, como siempre, tarde y mal. Con un problema de acceso a la tierra tiene que responder a esta pregunta: ¿fue un fracaso o un éxito? Si nadie habla de ellas, es porque todos los campesinos están contentos o porque fracasó tan miserablemente que nadie desea levantar esas banderas. O todos hijos o todos entenados. Para la curiosidad de un investigador, quizás estas preguntas tengan sólo un valor académico, pero en boca de políticos que la usen como bandera, pueden ser explosivas y dinamita pura en manos de algunos adversarios del gobierno actual. Antes de presentar las hipótesis que han invisibilizado el problema del acceso a la tierra en Nicaragua, son válidas algunas reflexiones previas.

I. LA BURGUESIA NACIONALISTA

Francisco Mayorga, en reciente publicación: “Los Megacapitales en Nicaragua”, dice que en Nicaragua existen cinco grupos financieros fuertes (BAC, BANPRO, UNO, LAFISE y BDF), los cuatro primeros con fusiones internacionales y sólo el último, sin ellos. Todo el cuadro y la obra de Mayorga, sugieren que la oligarquía está en los primeros cuatro grupos; y la burguesía nacional y el ejército en el BDF o, en grupos más pequeños aún (BANISTMO y otros). En esto, quizás, siga la idea de Orlando Núñez que esa burguesía “chapiolla” (el BANDES entra a jugar en estos escenarios), la componen el PLC y el FSLN, sin llegar a decir que, más que revolucionaria esa alianza, es nacionalista. Y más por el lado del FSLN que del PLC. Pero este nacionalismo, moderado frente a las negociaciones con el BM y el FMI, es inédito en más de 16 años de gobiernos neoliberales. Hemos dicho que, sin embargo, llega tarde y mal porque oponer oligarquía y burguesía “chapiolla”, como categorías que nada tienen que ver la una con la otra, en un paradigma cartesiano de lo claro y distinto, oculta, por ignorancia o mala fe, un paradigma rediático más próximo a la realidad.

a) la red jurídica. No basta construir desde la INTERNET, con un exceso de vínculos electrónicos, como hace Mayorga, los grupos financieros en Nicaragua. Es necesaria la investigación de campo en la tupida y cochambrosa red jurídica sobre la propiedad para aproximarnos un poco a la magnitud de los grupos económicos. De hecho, la actual incertidumbre (una de varias razones) ha paralizado, para bien o para mal, la presión por la tierra. O la ha desviado por su mercantilización. El problema jurídico de la propiedad es prioritario y se necesitaría un batallón de investigadores jurídicos para determinar el peso real de propietarios de todo signo. Es de sospechar que “chapiollos” y “oligarcas” están enredados en esa tela de araña, como por ejemplo, Armel González y su esposa y las cooperativas de Tola en Rivas.

b) la red financiera. No hay capital pequeño, sino uno preparándose para ser grande; siempre están en movimiento, como los tiburones. No tienen fronteras y su patria es la ganancia. Si la burguesía nacionalista puede aliarse con los oligarcas, lo hará bajo las mil fórmulas que tiene el capitalismo de riesgo y agresivo (joint venture, sociedades anónimas, acciones, bolsa de valores, inversiones relámpagos, etc). Sólo hay que recordar a Miguel Mora detrás de Carlos Pellas o a Bayardo Arce escupiendo en la rueda de los oligarcas tradicionales, para saber que son más las cosas que los unen, que las que los separan.

c) la red familiar. La más delicada de todas. Tierra de pasiones y capitales. Los oligarcas que se fueron del FSLN (denunciados toda la vida por la “ultraizquierda”) y los que todavía se quedaron dentro (Coronel Kautz, Rapaccioli, Baltodano, Chamorro, Cardenal, Fiallos Oyanguren, etc) se casaron con algunos/as “chapiollos/as”, tuvieron descendencia que, ahora, ya coronaron sus carreras y se preparan para administrar los negocios de la familia. ¿Dónde están sus lealtades? ¿Cómo distinguir a un “nacionalista” de un “oligarca”, entre ellos? ¿Qué pasa cuando se rompen esos lazos, como el de Manuel Ignacio Lacayo y Patricia Castillo?

II. DISIPACION DEL RECLAMO DE TIERRAS


La reforma agraria clásica fue concebida desde una perspectiva individual. Es con Kautsky y Lenin, que surge la visión agraria cooperativista, que fue tan solo la justificación para evitar la fragmentación de la tierra. El sector reformado en Nicaragua (cooperativas) en los 80s que se le quiere uncir otra vez al modelo fracasado agroindustrial, ha sufrido un atroz descenso (ver cuadro) y se puede discutir sobre ello.

Pese a todo, estos sectores por lo menos poseen “algo”, son los sedentarios. Pero los nómadas, los que no tienen nada de nada, popularmente llamados “campesinos sin tierra” , invisibilizados en las estadísticas nacionales y que ahora ni siquiera se pueden cuantificar por la incertidumbre, polisemia y erosión del indicador. ¿Qué hacen? ¿Por qué ya no presionan por la tierra? Presentamos algunas hipótesis.

a) La migración. Los campesinos sin tierra migran, disminuyendo la presión sobre ella, y constituyendo el verdadero soporte del país por la vía de las remesas.

b) Las comunidades étnicas. Al reclamo de las tierras individuales, le ha seguido la idea, acompañada de cambios identitarios en las comunidades agrarias, que el reclamo de hoy pasa por presentarse como comunidades étnicas que exigen titularidad de amplios territorios, modificando el perfil y naturaleza antigua de los reclamos por el acceso a la tierra.

c) El medio ambiente. Esta idea de nuevo cuño, debilita la imagen de individualización de las entregas, por otra idea colectiva, planetaria, de la Humanidad y de las futuras generaciones, donde lo fundamental no es el reparto de nada, sino el cuido y la preservación de suelos, su vocación y usos, cuencas y microclimas.

d) Los clusters y maquilas. Pese a que absorbe poca magnitud, es sin embargo, la figura que mantiene la proletarización, en su sentido más clásico, de los campesinos sin tierra.

e) La informalización. Migración interna que puede ser a centros urbanos, semi o suburbanos, donde se adquieren hábitos de consumo y cosmovisivos diferentes, fruto de las exposiciones catódicas a los nuevos medios de comunicación.


Preguntamos: ¿Pueden las burguesías en general, y las “nacionalistas” en particular, en medio de la crisis de los Estados naciones, continuar reformas agrarias o siendo más conservadores, resolver el acceso a la tierra de las que ya nadie habla?

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