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Tuesday, February 27, 2007

Nuevo libro de Mario Rizo "Samuel Meza Briones"

EN LA PARTE ESTA EL TODO

Por Freddy Quezada

Honrado por una gentil invitación que no merezco, Mario Rizo me hizo llegar un trabajo suyo de rescate y rememoración de un intelectual nicaragüense injustamente olvidado, el poeta, periodista y abogado de profesión, Samuel Meza Briones (1867-1930), de cuya biografía, historia de su época y de sus documentos del Mar de la Mosquitia, trata la presente obra.

El poeta Meza Briones estudió en León, donde conoció a la crema y nata de la intelectualidad de la época, incluyendo a Rubén Darío. Sirvió durante dos años en Bluefields, en un contexto sumamente difícil para un profesional por el abandono del cual hasta el día de hoy somos testigos. Este lugar fue escenario de la creación de unas cartas náuticas y cuyas historias Mario Rizo recrea, al imaginar el conflicto entre anglosajones (estadounidenses y británicos) por la conquista del Caribe y las costas de sus países. Vivió en Matagalpa, lugar testigo de su última morada.

El texto presentado con una prosa - entre la de un antropólogo y la de un narrador de vuelo -, nos recuerda un poco a las novelas de piratería y a las de aventuras de Sandokan. También nos acerca e informa de la magnitud de los intereses en juego y de las pasiones desde las corbetas y cruceros que se enfrentaron entre sí y detrás de los cuales estaban un imperio agonizante y, uno naciente y errático.

La reambientación que hace Mario Rizo, nos recuerda, epistemológicamente al Parque Jurásico y cómo, en esa película, somos testigos de la reconstitución de los dinosaurios a partir de una pequeña célula ósea. Es un poco parecido a aquella sentencia famosa de Agustín de Hipona, en la que nos confiesa que, conocer profundamente a un hombre es conocerlos a todos.

La historia del poeta Meza Briones, es la de un hombre de paz, que no levantó la mano a nadie, como dice el autor; podría ser la de los hombres y mujeres de la clase media que son soporte de esas sociedades que ya han obtenido el desarrollo en los países donde estas cuentan con un peso en número y calidad muy significativos. También se han hecho las guerras entre ellos sin la menor duda y han sido fuente de la creación de teorías, paradigmas e ideologías de todo tipo. Meza Briones es lo que los cristianos denominarían: hombres de buena voluntad.

Pero, aparte del apasionante viaje al que conduce Rizo a través de las reconstrucciones de la época del poeta, Samuel Meza Briones, me ha llamado la atención el aspecto epistemológico con que lo presenta.

El autor habla de tres métodos de pequeña escala empleados para esta investigación: biografías, microhistorias y analogías etnográficas. Técnicas cualitativas de investigación (muchas preguntas para pocas personas) a contrariu sensu de las cuantitativas (pocas preguntas para muchas personas) que puso el autor al servicio de reconocer la contribución de un actor ignorado de la época.

Más allá de la pertinencia, validez y rivalidades de los métodos de investigación (al que habría que agregar de suyo la observación participante) hay que reconocer un principio más bien epistemológico que, por razones de sencillez, la indicaremos como el todo que está en las partes que, al decir de Edgard Morin, a su vez, está en el todo.

De esta tesis se derivan varias interrogantes: ¿Qué de la cultura de la época que nos describe Mario Rizo de Meza Briones en León, Matagalpa o Bluefields, no circula e incorpora en el torrente sanguíneo que le brinda al poeta su propia individualidad? ¿Es separable? ¿Puede uno creerse independiente de la sociedad, que nos ha formado para bien o para mal? ¿Puede uno juzgar, con los mismos juicios, a quién los ha proporcionado? ¿El método de “juzgar”, aquí, tiene sentido? ¿Uno puede juzgarse a uno mismo? Para hacerlo, sin duda, hay que dividirse entre observador y observado y es, hasta entonces, que uno “ve” que la operación, en vez de acercarnos a lo uno que busca, nos separa. Sucede como la fotografía con respecto a la película, que nos produce la ilusión que esta última se acerca y simula mejor lo real, cuando la verdad es que lo esconde más profundamente y no siempre la representación más compleja es la que más nos aproxima a ello. La situación me recuerda a Heidegger cuando define en Ser y Tiempo al “uno” y dice “Cada cual es el otro y ninguno sí mismo. El uno que responde a la pregunta por el quién del Dasein cotidiano, es el nadie al que todo Dasein ya se ha entregado siempre en su estar con los otros”.

Razón filosófica por la que nadie, en las películas de hoy, escupe por puro gusto, como todos hacemos en la vida real; esas expresiones inasibles de nosotros mismos, los medios están condenados a perseguirlas y cada vez que la reproducen se enteran que existe otra y así sucesivamente; sí, es cierto, ahora se tiran pedos (aunque nos guste olvidar que son efectos de sonido) descaradamente y en los programas más provocadores, como MTV, aparecen nítidamente los desechos sólidos (aunque sepamos que si los partiésemos por el centro no nos llenaríamos las manos) en las tazas de los inodoros (correteando uno detrás de otro en un vértigo acuático como los sátiros detrás de las ninfas), pero la gratuidad de la medianía (Durchschnittlichkeit), la cotidianidad, no puede figurar. El día que esa persecución termine, sea porque al fin coincidan el uno con el otro, sea por renuncia a tal ilusión, nos enteraremos que fue inútil. Ese "algo", ese "plus", eso "irrepetible", es lo que somos y está en ello no verse.

Todo actor o actriz, por muy malo/a que sea, en un momento fulminante de su vida, le asalta la terrible sospecha que la realidad es im-presentable, menos que menos, re- presentable. En ese im nos va el ser; en ese re lo queremos de regreso.

¿Qué de lo propio de Meza Briones ha ido a parar al océano social que no logramos distinguir ya de nuestro propio espíritu y del de la época? De nuevo, ¿es separable?

La sociedad no es ni la suma de sus partes, ni algo sinérgico, más que la suma de ellas, como decían atomistas sociales, por un lado y estructuralistas, por el otro.

El todo se refleja (más bien está) en cada una de las partes que lo componen, como la magia del ying-yang. Toda la historia y la geografía nuestra están en las descripciones de un solo hombre. Uno solo de ellos acepta en su seno, el comportamiento del todo; especie de medias (de ahí que lo mediocre sea por principio una persona que resume en equilibrio el todo, como lo intuyó Nietzsche). En cada eslabón, pues, estamos todos. El poeta Meza fue cada uno de los nicaragüense de la época, como yo soy, en este momento, cada uno de ustedes.

Esta obra, además de su aporte epistemológico señalado, nos enseña cómo operan los circuitos sociales, la exclusión intencional o no que, a como en esas revistas para las clases medias y altas, venden rostros en las portadas, que se convierten en la representación de prototipos, aunque existan mejores rostros y representativos del todo oculto.

No me resta más que reconocer este otro gran aporte de Mario Rizo a la cultura nicaragüense, a muchas de nuestras raíces enterradas y desconocidas.

2 comments:

Anonymous said...

This is great info to know.

Sr. G said...

¿Cómo puedo ponerme en contacto con el autor del libro? Fui compañero de Mario en el Colegio de Michoacán, donde hicimos la maestría en Antropología Social y me gustaría escribirle.

Ojalá pueda alguien ayudarme con esto.

Gracias.