ULITEO LA PAGINA DE "NADIE" (ULISES) Y DE "TODOS" (PROTEO)

Saturday, June 17, 2006

La mudez de la bondad (de la verdad y la belleza)

(agradecimiento)
Por Freddy Quezada

Agradezco a los funcionarios de esta Universidad por honrarme con su hospitalidad y a las instituciones que apoyaron la publicación de esta obra: a la Universidad Paulo Freire, a la UNAN- Managua, en especial a su Decanatura de Educación y Humanidades, al Foro Nicaragüense de Cultura y a la Cooperación Suiza para el Desarrollo COSUDE. A todos les agradezco su desinteresada contribución.

Compañeros muy cercanos, me hicieron llegar gentilmente sus observaciones sobre esta obra que, para ser promovida con las debidas estrategias de hoy, debería acompañarse de un CD gratis, con todas las variedades de La Chica de Ipanema, mi bossa nova favorito, pero, de seguro, la generación exigente de hoy, amante de otros géneros musicales, no se dejaría engañar ni que fuera acompañada de reggaeton.

Opinaban mis amigos, aquellos que han sabido premiar con sus halagos mi mala memoria de acreedor, que esta es una obra fresca y novedosa; otros, más claros, donde la situación anterior es la invertida, es decir, en la que el deudor soy yo, que estaba muy verde para no llamarse con más modestia, manual; hubo quienes manifestaban, que debía trabajar aspectos que se miran muy escandalosos y de mal gusto, anulando así una lección de insolencia que he querido enseñar desde este trabajo; otros, por fin, más sinceros e irresponsables, me recomendaban enviar todo al carajo, secuestrar un bus, llenarlo de meretrices, pasar llenando por la cervecería más cercana e irnos todos al mar, que ya tenía más de la edad debida para pensar en libros y en pendejadas semejantes.

Por su parte, los críticos, sobre todo aquellos de Sudamérica, donde el libro ya tiene buen rato de estar circulando por la generosidad de un grupo de muchachos argentinos que me hospedaron en su sitio web (El Ortiba), y del cual puede ser bajado gratuitamente, expresaban que el libro es un recetario impúdico de citas snobs que lo incapacitaba para alimentar cualquier pensamiento independiente; otros, más despiadados aún, me invitaban a rehacerlo con una profundidad, de la que carecía, partiendo de América Latina, que es donde la obra termina; unos más, se burlaban del número de páginas, delgado para pasar como una gran revelación, donde la gordura y el número de tomos, para temas como estos, según ellos, son virtudes, no defectos; por último, alguien curiosamente señaló el carácter sinóptico de la obra y creyó descubrir una broma de mi parte, en el empleo de la escalera de Wittgenstein, de la que me serví durante toda la ruta, para al final, deshacerme de ella, elogiando el desorden y la incertidumbre.

Cada uno, amigos y críticos, han acordado que la intención de presentar un panorama didáctico de lo que piensan en el mundo actualmente no es una mala idea. Sólo que el empeño puede exceder el talento y los destellos de una sola persona y la empresa exigiría el esfuerzo y la energía de un colectivo. Si he conseguido que admitan esa luz, desde el más comprensivo de mis amigos hasta el más feroz de mis críticos, me siento dispuesto a trabajar con humildad franciscana en tal colegio de autores que quiera profundizar con mayor rigor y sistematicidad esta modesta contribución.

Una de las acepciones de la modernidad, es el modo que las personas tienen de enfrentar su época y la manera que emplean para resolver sus problemas. Moderno viene, pues, de modo. Pero eran dos cosas en una: el modo de ver el futuro y los modos de cálculo y racionalidad para llegar a él. El primero sufrió una crisis tan grande que dio paso a todo tipo de crítica escéptica, cínica y hedonista de los relatos emancipadores, dejando huérfano al segundo, que empezó a tomarse a sí mismo como fin. Esta es la historia del postmodernismo (y sus variedades) por un lado y del neoliberalismo (y sus variedades) por el otro, que dominan, cada vez con menos fuerza, nuestra era. Son las que explican esa paradoja de imaginarnos simultánea y alternamente, como redes e individuos, desde la publicidad y las nuevas tecnologías.

Al vacilar si este trabajo debía llamarlo pensamiento moderno o post moderno, vine a enterarme que no es lo mismo que contemporáneo. Hay, digamos, como dos o más “contemporáneos”. Uno de ellos, el referente (el que impuso Occidente a nuestras clases medias), es más duro. Parece ser inmóvil. Es como la síntesis de todos los tiempos desarticulados (piénsese en América Latina y Derrida) en uno. Es como capa de una cebolla que se ha resbalado para dar paso a otra que quiere coincidir con la siguiente. Pero la que verdaderamente se persigue, se cree que está al final, después de la última capa, donde todos sabemos que no hay nada. Cuidado, sí, con caer en la trampa platónica, donde habría una contemporaneidad eterna y unos paradigmas móviles.

Hasta hace poco lo moderno coincidía con lo contemporáneo, aún hoy muchos autores lo siguen creyendo, empleando lo moderno como lo entendía Baudelaire desde mediados del siglo antepasado o, hace menos todavía, cuando los postmodernos creían ser ellos la contemporaneidad, y ahora cuando son los interculturales 1, y postconsumistas lo que están tratando de hacerlo. Cuando cada uno de ellos ha creído coincidir con el presente en movimiento se disuelve y no logra verse a sí mismo hasta que llega el siguiente. Son víctimas por partida doble de dos ilusiones: un presente inmóvil que saben que existe hasta que dejan de sintonizar con él y otro en fuga constante que no pueden atrapar.

Así como hay dos presentes 2, parece haber más de una contemporaneidad. La que coincide con el paradigma que creía confundirse con ella y la que está sola (una especie de dasein) soportando nuestro peso y, desde el suelo, por efectos refractarios e ilusorios de un estallido extraño de luz a nuestros pies, pero dentro de un cuarto de espejos, a veces, se refleja hacia atrás como remake, revival, kitsch o parodia nostálgica, adelante como futuro emancipador simulado, hacia arriba como cielo salvador de utilería, o hacia adentro como espiritualidad alternativa apta para el comercio. ¿Pero frente a frente, ella misma con ella misma, la contemporaneidad con la contemporaneidad sin mediaciones, el es con el es, lo podremos saber?¿Esta pregunta necia no es la que la parte en dos, la levanta de su unidad lúcida, la sueña real hasta enloquecer y, ya ciega y ebria, la empuja hasta estrellarla contra el suelo, sin disolver la pregunta, porque no sabe que ahí puede estar la respuesta?

La contemporaneidad significó en el imaginario de los modernos una sacralización (herencia de los que venía de derrotar) de la inmanencia que se encadenó a una concepción particular del presente (iluminado desde un futuro prometedor) traducida a economía que se creyó dura y material. Esta se convirtió, primero, en entusiasmo, luego en una pasión y, por último, en una enfermedad, donde se hermanaron desde el liberalismo clásico hasta el marxismo, el neoliberalismo y el neoestructuralismo económico, que ya está cobrando fuerza de nuevo. La obsesión que muchos aún hoy tienen por la economía, les viene de aquí.

En cambio, todos los paradigmas presentados en esta obra (postmodernismos, potscolonialismo, teorías dinámicas no lineales y holísticas), tienen como base tres conceptos claves: la cultura, el sentido y el poder. Creo que los nuevos pensadores, tienen que empezar estudiando la órbita de estos ejes, todos envueltos en la filosofía del lenguaje.

El poder de los imaginarios de los colonizadores, por ejemplo, fue un insumo central para los postcoloniales y los postoccidentales. Mientras que la cultura y el sentido, lo fue para los postmodernos. Los teóricos del caos (que han revitalizado de alguna manera el sinsentido no lineal de muchos fenómenos sociales), han sido menos explotados por las ciencias sociales y, si algo de filosofía del lenguaje tienen, es el descubrimiento de uno de su límites: la paradoja. Tuvieron su momento, es cierto, de éxtasis y furia, pero debido más al snobismo y a una fiebre de los desesperados en busca de nuevos referentes, que no supieron asimilar con paciencia sus frutos, rindiéndose a la primera de bastos y volviéndose a extraviar. Humberto Maturana y Francisco Varela, dos genios que, para colmo, son latinoamericanos, chilenos por más señas, esperan todavía que sus teorías de autopoiesis ( o las de cocreación de las Margulis) sean conjugadas con los nuevos paradigmas sociales.

Con todo, ninguno de mis amigos y críticos, supo ver que esta obra es una extensa carta de amor que abre con una confesión sincera de haber encontrado lo que tanto se buscó y cierra el largo viaje, con otra, donde cansado, busca la mano fiel que lo acompañe de regreso a casa.

Entre el epígrafe de entrada y la frase final de todo el texto, muchos podrán creer que se trata de una obra epistemológica y recapitulativa de los principales esquemas del pensamiento actual. Se encontrarán, en efecto, con ello, pero quiero confesar que es un pretexto banal, un simulacro, un truco melodramático, para engañar a un público que desea actualizarse, amante del presente y las cosas novedosas. Ustedes, con todo el respeto que me merecen, son en realidad parte de una trama y todo el evento, un cómplice involuntario.

En verdad, nada del contenido interno de este inmenso paréntesis que hoy pasa por libro, fue lo importante, sino construir un escenario digno para, desde esta tribuna, confesar el amor y el agradecimiento que le tengo a la persona que más me ayudó en esta empresa. Todo fue como contratar a un Cyrano de Bergerac, en este siglo, y desde un género epistolar cargado de simulaciones epistemológicas y reflexiones, seducir a públicos que fueran testigos de la confesión más madura de mi vida. Una decisión que, ahora sin Cyrano, huérfano frente a ustedes, me queda silenciar, porque no encuentro otro modo de confesarlo en virtud de una vieja promesa de prohibirme amar.

Y sería sencillo, en verdad, decirlo, como lo expresa Neruda:

Esto es sencillo -- dice el poeta.
Muda es la fuerza (me dicen los árboles)
Y la profundidad (me dicen las raíces)
Y la pureza (me dice la harina)

Ningún árbol me dijo:
“Soy mas alto que todos”.

Ninguna raíz me dijo:
“Yo vengo de más hondo”.

Y nunca el pan ha dicho:
“No hay nada como el pan”.

Por mi parte, agrego, el que ama, aunque brinde mil veces las gracias, la amada, en virtud de esa mudez de la bondad que habla Neruda, no necesitará decir jamás: "De nada".

Muchas Gracias María de la Aurora, gracias hijas (Natalia y Adriana), gracias amigas, gracias amigos.

1 Raul Fornet – Betancourt, en una polémica reciente con Luis Villoro, Enrique Dussel y Juan Carlos Scannone, donde sitúa a todos los latinoamericanistas más lejos o más cerca de la interculturalidad que él ha descubierto (en realidad un refrito de la acción comunicativa de Habermas y de la ética de Apel) dividiendo a autores “mayores” o “menores” según se acerquen a él o se alejen, dice que América Latina, en efecto, no existe sino que debemos hablar de “Nuestra América” (en el sentido de Martí) porque la clase media criolla siempre ha negado a los “indios” y a los “negros” desde dentro de esa América Latina de ellos, creyendo Fornet-Betancourt que, por el solo hecho de nombrarlos, ya los conoce y se absuelve así de su complicidad. Al menos, sabemos que este autor ha empezado a señalar que para dejar entrar todas las corrientes de pensamiento hay que destruir el espacio y no encerrarse en América. La idea me llevó a desconocer una América Latina imaginaria para poder ensayar sin remordimientos ni complejos, ideas zen, búdicas y taoístas.

2 Tan confusos son estos tiempos que han alcanzado al concepto mismo de tiempo, con la existencia de “dos presentes”. Uno que, dentro del tiempo histórico, define y distribuye memorias y esperanzas, repartiendo con su poder, imaginarios cambiantes de pasados y futuros y “otro”, que vivimos, pero que no podemos reconocer porque precisamente necesitamos prescindir de todo tiempo (en particular del poder del otro “presente”) para diluirnos en él. Así que vivimos a caballo entre el “presente” como el verdadero poder del tiempo y el presente, sin comillas, que no podemos ver más que sin memoria y sin ilusiones. Ese mismo desde el que nos reconoceríamos como unidades compuestas, por el poder de los otros, de deseos.

Monday, June 05, 2006

Cuatro bodas y un funeral

CUATRO BODAS Y UN FUNERAL
EN LA DIMENSION DESCONOCIDA

Por Freddy Quezada

Uno de los misterios de este país, reto para sociólogos y analistas, es porqué la mayoría de la población, condena, censura y repudia a los políticos y el día de las votaciones está desde la madrugada haciendo fila para votar. He visto ancianos y ancianas en la empresa empujando sus andariveles. O es ingenua (siempre le está dando una segunda oportunidad a sus estafadores) o hipócrita (no hace lo que dice) o cínica (no le importa que la engañen una vez y otra, si ella es igual) o masoquista (le encanta que la sodomizen) o, por último, es cretina (no entiende ni para atrás ni para adelante). O, quizás, el cretino sea yo que, me rindo, no la entiendo y corro el riesgo de volverme loca, en este pueblo al que he venido a presenciar Cuatro bodas entre ocho hombres (como en la película) y un Funeral (de la única pareja heterosexual). Como diría un Rod Sterling gay, (con sus muñecas hacia atrás, en jarras, sobre su cintura): Bienvenidos a la Dimensión Desconocida, chicas !!!

Hasta hoy nadie ha dado una explicación, ni los analistas que las firmas encuestadoras tienen de las narices, cómo pasó Daniel Ortega, en algunas de ellas, del tercer lugar al primero. Las encuestas (hijas dilectas de las estadísticas) se vuelven un negociazo durante las elecciones de cualquier tipo.

Tienen, sin embargo, dos desventajas: una, son fotografías (no pueden atrapar el fenómeno que es como atrapar a las nubes), como ellos mismos se han visto obligados a admitir para justificar los muchos fracasos de sus pronósticos en varios lados y, dos, lo más importante, usan las viejas teorías de la distribución normal (gaussiana) de los datos, con su campana normal y las colas extremas para explicar con la perversidad más grande del mundo, lo que ocurrirá, ignorando las nuevas teorías matemáticas de la distribución de Schwartz y del derrumbe de Thom (bases de las teorías dinámicas no lineales) que desbaratarían cualquier predicción.

Según estas corrientes, nadie sabe qué pasará; pronosticar equivale a apostar con la mismas probabilidades fuera de los arcos muestrales permitidos (0 a +/- 2.5) que estallan por la alta sensibilidad de las condiciones iniciales (más si son sociales y políticas) ante efectos pequeños (butterfly effect). Levantar a un niño con una gracia inigualable, puede darle el triunfo a uno de los candidatos, un chiste oportuno inesperado o una mala palabra bien colocada, pueden desencadenar una simpatía masiva. Pero también lo contrario.

Sin embargo, para arrancar y combinar una serie de escenarios, propio para engaño entre ilustrados, como ese que se exigen entre ellos, cuando preguntan por programas políticos de gobierno (que no le interesa a la masa en manos de la televisión) y que según ellos no miran en los candidatos (ni siquiera les dicen de lucha, porque no saben distinguirlos) se puede decir que el pastel de votos está más o menos así:

Un tercio más o menos para cada uno de los tres más competitivos (Montealegre, Daniel y Herty). Uno se le irá arriba a los otros dos, con una diferencia muy pequeña que no romperá los márgenes muestrales clásicos para decir que están técnicamente empatados. Rizo, es el otro candidato pero tenderá a la baja y comparte, hasta donde vamos, más o menos con los votantes flotantes la mitad del otro 25%. Como se ve, sólo un pequeño filón de votos (el flotante) es el que servirá de fondo para obtener la diferencia que, sumado al techo duro que tienen los más ganadores, dará para ganar en primera vuelta ajustadamente.


Lo que construí como votos flotantes están descompuestos en varias categorías: el indeciso que ya votó en las pasadas (el que dice que no sabe o el que no responde y de verdad se decidirá minutos antes), el indiferente (que no le importan las elecciones y siempre dice que si no trabaja no come), el primerizo (al que la televisión le construirá una memoria que no tiene, a un lado u otro) , el abstemio (que está contra el sistema en su conjunto al que culpa de generar a todos los zánganos), el oculto (subdividido a su vez en el traidor que le dice una cosa a las encuestadoras y hace otra, el boycoteador que anulará los votos escribiendo soecidades impresionantes a lo largo de todas las casillas, y el blanco que cree en el sistema, pero en ninguno de sus candidatos). Este último, mi opción, respeta todo como si fuera a votar de verdad. Se verifica, hace fila, recibe las boletas, se deja manchar el dedo, acude al recinto privado y simula detrás de la cortina, pero sólo dobla en blanco la boleta y la introduce en la urna.

Una buena parte de ellos, probablemente los primerizos, que no se dejaron convencer por la tradición de su familia (que pueden ser también sandinistas) y por la propaganda venenosa contra el Frente, deben ser el blanco de una campaña inteligente, si el Frente quiere ganar apretadamente en primera vuelta con sus votos duros, más esos votos frescos para llegar al 40 o al 35% si, y sólo si, como dicen los libros de matemáticas, Montealegre se le queda cinco puntos detrás, como producto de la división del liberalismo. No hay salida, ni sitio donde desprender más votos, porque en segunda vuelta el Frente tiene menos posibilidades en esta Dimensión Desconocida.

Los sectores que no saben advertir en que época estamos, viven llorando porque los partidos no presentan programas para resolver los problemas del país. Piden a gritos que nos engañen otra vez. Son sectores educados e ilustrados que desean rabiosamente que todo el mundo sea como ellos. Pero sobre todo creen que a las grandes masas les importa eso o debe importarles. Y se equivocan en dos cosas fundamentales.

Uno, muchos de ellos no conocieron la política más que como gobernados obedientes y otros como burócratas. O llegaron por debajo o se aprovecharon desde arriba. No saben distinguir qué es un programa de gobierno, por ejemplo, y qué es un programa de lucha. Sólo este último es el que puede permitir controlar a los dirigentes por los dirigidos, imponiéndoles penalización por promesas incumplidas, salarios de oficinistas calificados, rotabilidad, temporalidad, destituibilidad (con la mitad más uno de los miembros) y provisionalidad en los cargos públicos, además, por supuesto, de plantearse objetivos de lucha para impulsarse, se ganen o no puestos gubernamentales.

Dos, pero eso aun cuando lo supieran, no le importa a la mayoría de la gente, que está más pendiente de la trayectoria, intimidades, chismes y vulgaridades de los políticos, que los medios amplifican para su propio beneficio, sin advertir que terminan imponiendo sus gustos y preferencias a buena parte de la población. Así que la batalla no es cuál programa es el más sólido, coherente y beneficioso (pasto de economistas, analistas, profesores, fanáticos y vividores), sino cómo obtengo el mayor número de votos y de cuál sector, que aún no convenzo, le gano su preferencia. Si es “perreando”, besando ancianas, visitando barrios y comarcas lejanas, apretando manos sudorosas y sucias, lo que se necesita, eso se hará. Así se ganan las batallas políticas hoy.

El otro asunto son las alianzas o bodas que han establecido estos sujetos. Algunas de las más extrañas y otras muy bien calculadas. Todos ya tienen sus fórmulas para vice -presidente que concentra una voluntad de alianzas con sectores externos a sus partidos. Todos buscan el poder del número, la mayoría de votos a como sea y caiga quien caiga en la empresa. Ahora es que empezarán a berrear, llorar e implorarnos y el espectáculo no hay que perdérselo. Sólo una vez cada cuatro años nos podemos permitir estas pequeñas y gozosas venganzas. Vamos miserables, lloren por un chorizo.

Boda 1: ALN—PC. Eduardo Montealegre y Fabricio Cajina. Encabezan las encuestas. Representan a la clases altas, sectores de la clase media, sectores misceláneos desarticulados de cuenta propia y familiares de migrantes, que desean no ganarse antipatías de la embajada norteamericana que la saben favorable a Eduardo Montealegre. La presencia de Fabricio Cajina es para ganarse el apoyo de los medianos y grandes productores agrícolas que, junto a una buena promesa del circulo natural financiero de Montealegre, puede engancharlos. El agro era un talón de Aquiles de la ALN—PC. Tienen buen consejero matrimonial.

Boda 2: FSLN—Convergencia: Daniel Ortega y Jaime Morales Carazo. Crónica de una fórmula anunciada. Es evidentemente un matrimonio por conveniencia que busca, de parte del FSLN, sino ganar sectores de derecha, pocos debido al carácter intelectual de Morales Carazo, al menos neutralizarlos y proyectar imagen de reconciliación (junto a un Cardenal Obando domesticado) más efectiva que con un desplazado Jarquín Anaya que, sin embargo, se mantiene de primero en la lista de diputados. Ya el FSLN tiene ganado gran parte de los votos de las municipales. Repito, esta boda sólo puede ser fecunda si Morales Carazo ayuda a tejer una estrategia para ganarse gran parte de los votos primerizos. Típico matrimonio político.

Boda 3: Herty Lewites—MRS: Herty y Edmundo Jarquín. La mala palabra está rindiendo sus frutos. Es el lenguaje popular y de masas contra la hipocresía y formalidades estériles de clase media. Buena retirada del spot, sin pedir disculpas. Edmundo Jarquín que, desde los tiempos de René Lacayo y Fernando Benavente (dos de mis profesores de filosofía más radicales), soñó con ser presidente de este país, ahora tiene la oportunidad de convencer a sectores indiferentes de la clase media e intelectuales honrados con aspiraciones, sectores con espíritu emprendedor y fracciones agrarias pequeñas y medianas con necesidad de crédito y asistencia técnica, de ganar su favor. Puede ganar puntos espectaculares esta fórmula, si Edmundo polemiza frente a las cámaras de televisión con cualquiera. Es formidable polemista. No estoy seguro, que no pueda restarle más del 10% al FSLN, como le aseguran algunos analistas. Téllez, Tinoco, Carrión, Ruiz, fueron dirigentes viejos, natos y de calidad del FSLN. Nada asegura que no reecanten a sectores duros. Matrimonio que combina popularidad, elitismo y habilidad de guerrero de la palabra.

Boda 4: PLC—Alianza Liberal José Rizo y José Antonio Alvarado. Boda de nobles en ruinas. Se aliaron entre ex --partidarios o militantes que regresaron. No ganaron sectores nuevos, más allá de los clásicos de la Resistencia y partidos liberales pequeños. Caída en picada libre en las encuestas. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por encuestas. La situación no era mejor para las elecciones de la Costa Caribe y no salieron mal parados. Tienen la desventaja que no cuentan con el apoyo tradicional de la Embajada estadounidense y la Jerarquía de la Iglesia Católica. Además sus sectores pueden pasarse en masa a la opción de Eduardo Montealegre. Una victoria del FSLN en primera vuelta les sería cobrada a ellos, por mantener la división. Mal matrimonio.

Funeral: Una de las bandas, la única, que no lleva alianzas (ellos mismos eran parte de una) es Alternativa por el Cambio (AC). O es un suicidio, porque es muy difícil, aunque no imposible, que obtenga algo más de un 5% de los votos efectivos. O es una maniobra de intención oculta de algunos de los partidos competitivos, ante lo cual habría que hacerse la pregunta de todo político maquiavélico ¿A quién beneficia o perjudica esta decisión de haberse apartado de Herty? Tal vez por ello ni siquiera sea representable en el pastel, aunque las encuestas ya le daban el 1.5% que habría que reordenar en el gráfico si se lo desea más actualizado. El funeral, pues, ante estas cabezas de Hydra de Lerna, no sólo será el de Edén Pastora y su compañera, sino, sobre todo, el nuestro. Preparaos, bellacos y no lloréis mañana como cobardes lo que no supisteis defender hoy como ciudadanos. A votar en blanco, jodido !!!!