Hasta hoy nadie ha dado una explicación, ni los analistas que las firmas encuestadoras tienen de las narices, cómo pasó Daniel Ortega, en algunas de ellas, del tercer lugar al primero. Las encuestas (hijas dilectas de las estadísticas) se vuelven un negociazo durante las elecciones de cualquier tipo.
Tienen, sin embargo, dos desventajas: una, son fotografías (no pueden atrapar el fenómeno que es como atrapar a las nubes), como ellos mismos se han visto obligados a admitir para justificar los muchos fracasos de sus pronósticos en varios lados y, dos, lo más importante, usan las viejas teorías de la distribución normal (gaussiana) de los datos, con su campana normal y las colas extremas para explicar con la perversidad más grande del mundo, lo que ocurrirá, ignorando las nuevas teorías matemáticas de la distribución de Schwartz y del derrumbe de Thom (bases de las teorías dinámicas no lineales) que desbaratarían cualquier predicción.
Según estas corrientes, nadie sabe qué pasará; pronosticar equivale a apostar con la mismas probabilidades fuera de los arcos muestrales permitidos (0 a +/- 2.5) que estallan por la alta sensibilidad de las condiciones iniciales (más si son sociales y políticas) ante efectos pequeños (butterfly effect). Levantar a un niño con una gracia inigualable, puede darle el triunfo a uno de los candidatos, un chiste oportuno inesperado o una mala palabra bien colocada, pueden desencadenar una simpatía masiva. Pero también lo contrario.
Sin embargo, para arrancar y combinar una serie de escenarios, propio para engaño entre ilustrados, como ese que se exigen entre ellos, cuando preguntan por programas políticos de gobierno (que no le interesa a la masa en manos de la televisión) y que según ellos no miran en los candidatos (ni siquiera les dicen de lucha, porque no saben distinguirlos) se puede decir que el pastel de votos está más o menos así:
Un tercio más o menos para cada uno de los tres más competitivos (Montealegre, Daniel y Herty). Uno se le irá arriba a los otros dos, con una diferencia muy pequeña que no romperá los márgenes muestrales clásicos para decir que están técnicamente empatados. Rizo, es el otro candidato pero tenderá a la baja y comparte, hasta donde vamos, más o menos con los votantes flotantes la mitad del otro 25%. Como se ve, sólo un pequeño filón de votos (el flotante) es el que servirá de fondo para obtener la diferencia que, sumado al techo duro que tienen los más ganadores, dará para ganar en primera vuelta ajustadamente.
Lo que construí como votos flotantes están descompuestos en varias categorías: el indeciso que ya votó en las pasadas (el que dice que no sabe o el que no responde y de verdad se decidirá minutos antes), el indiferente (que no le importan las elecciones y siempre dice que si no trabaja no come), el primerizo (al que la televisión le construirá una memoria que no tiene, a un lado u otro) , el abstemio (que está contra el sistema en su conjunto al que culpa de generar a todos los zánganos), el oculto (subdividido a su vez en el traidor que le dice una cosa a las encuestadoras y hace otra, el boycoteador que anulará los votos escribiendo soecidades impresionantes a lo largo de todas las casillas, y el blanco que cree en el sistema, pero en ninguno de sus candidatos). Este último, mi opción, respeta todo como si fuera a votar de verdad. Se verifica, hace fila, recibe las boletas, se deja manchar el dedo, acude al recinto privado y simula detrás de la cortina, pero sólo dobla en blanco la boleta y la introduce en la urna.
Una buena parte de ellos, probablemente los primerizos, que no se dejaron convencer por la tradición de su familia (que pueden ser también sandinistas) y por la propaganda venenosa contra el Frente, deben ser el blanco de una campaña inteligente, si el Frente quiere ganar apretadamente en primera vuelta con sus votos duros, más esos votos frescos para llegar al 40 o al 35% si, y sólo si, como dicen los libros de matemáticas, Montealegre se le queda cinco puntos detrás, como producto de la división del liberalismo. No hay salida, ni sitio donde desprender más votos, porque en segunda vuelta el Frente tiene menos posibilidades en esta Dimensión Desconocida.
Uno, muchos de ellos no conocieron la política más que como gobernados obedientes y otros como burócratas. O llegaron por debajo o se aprovecharon desde arriba. No saben distinguir qué es un programa de gobierno, por ejemplo, y qué es un programa de lucha. Sólo este último es el que puede permitir controlar a los dirigentes por los dirigidos, imponiéndoles penalización por promesas incumplidas, salarios de oficinistas calificados, rotabilidad, temporalidad, destituibilidad (con la mitad más uno de los miembros) y provisionalidad en los cargos públicos, además, por supuesto, de plantearse objetivos de lucha para impulsarse, se ganen o no puestos gubernamentales.
Dos, pero eso aun cuando lo supieran, no le importa a la mayoría de la gente, que está más pendiente de la trayectoria, intimidades, chismes y vulgaridades de los políticos, que los medios amplifican para su propio beneficio, sin advertir que terminan imponiendo sus gustos y preferencias a buena parte de la población. Así que la batalla no es cuál programa es el más sólido, coherente y beneficioso (pasto de economistas, analistas, profesores, fanáticos y vividores), sino cómo obtengo el mayor número de votos y de cuál sector, que aún no convenzo, le gano su preferencia. Si es “perreando”, besando ancianas, visitando barrios y comarcas lejanas, apretando manos sudorosas y sucias, lo que se necesita, eso se hará. Así se ganan las batallas políticas hoy.
El otro asunto son las alianzas o bodas que han establecido estos sujetos. Algunas de las más extrañas y otras muy bien calculadas. Todos ya tienen sus fórmulas para vice -presidente que concentra una voluntad de alianzas con sectores externos a sus partidos. Todos buscan el poder del número, la mayoría de votos a como sea y caiga quien caiga en la empresa. Ahora es que empezarán a berrear, llorar e implorarnos y el espectáculo no hay que perdérselo. Sólo una vez cada cuatro años nos podemos permitir estas pequeñas y gozosas venganzas. Vamos miserables, lloren por un chorizo.
Boda 1: ALN—PC. Eduardo Montealegre y Fabricio Cajina. Encabezan las encuestas. Representan a la clases altas, sectores de la clase media, sectores misceláneos desarticulados de cuenta propia y familiares de migrantes, que desean no ganarse antipatías de la embajada norteamericana que la saben favorable a Eduardo Montealegre. La presencia de Fabricio Cajina es para ganarse el apoyo de los medianos y grandes productores agrícolas que, junto a una buena promesa del circulo natural financiero de Montealegre, puede engancharlos. El agro era un talón de Aquiles de la ALN—PC. Tienen buen consejero matrimonial.
Boda 2: FSLN—Convergencia: Daniel Ortega y Jaime Morales Carazo. Crónica de una fórmula anunciada. Es evidentemente un matrimonio por conveniencia que busca, de parte del FSLN, sino ganar sectores de derecha, pocos debido al carácter intelectual de Morales Carazo, al menos neutralizarlos y proyectar imagen de reconciliación (junto a un Cardenal Obando domesticado) más efectiva que con un desplazado Jarquín Anaya que, sin embargo, se mantiene de primero en la lista de diputados. Ya el FSLN tiene ganado gran parte de los votos de las municipales. Repito, esta boda sólo puede ser fecunda si Morales Carazo ayuda a tejer una estrategia para ganarse gran parte de los votos primerizos. Típico matrimonio político.
Boda 3: Herty Lewites—MRS: Herty y Edmundo Jarquín. La mala palabra está rindiendo sus frutos. Es el lenguaje popular y de masas contra la hipocresía y formalidades estériles de clase media. Buena retirada del spot, sin pedir disculpas. Edmundo Jarquín que, desde los tiempos de René Lacayo y Fernando Benavente (dos de mis profesores de filosofía más radicales), soñó con ser presidente de este país, ahora tiene la oportunidad de convencer a sectores indiferentes de la clase media e intelectuales honrados con aspiraciones, sectores con espíritu emprendedor y fracciones agrarias pequeñas y medianas con necesidad de crédito y asistencia técnica, de ganar su favor. Puede ganar puntos espectaculares esta fórmula, si Edmundo polemiza frente a las cámaras de televisión con cualquiera. Es formidable polemista. No estoy seguro, que no pueda restarle más del 10% al FSLN, como le aseguran algunos analistas. Téllez, Tinoco, Carrión, Ruiz, fueron dirigentes viejos, natos y de calidad del FSLN. Nada asegura que no reecanten a sectores duros. Matrimonio que combina popularidad, elitismo y habilidad de guerrero de la palabra.
Boda 4: PLC—Alianza Liberal José Rizo y José Antonio Alvarado. Boda de nobles en ruinas. Se aliaron entre ex --partidarios o militantes que regresaron. No ganaron sectores nuevos, más allá de los clásicos de la Resistencia y partidos liberales pequeños. Caída en picada libre en las encuestas. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por encuestas. La situación no era mejor para las elecciones de la Costa Caribe y no salieron mal parados. Tienen la desventaja que no cuentan con el apoyo tradicional de la Embajada estadounidense y la Jerarquía de la Iglesia Católica. Además sus sectores pueden pasarse en masa a la opción de Eduardo Montealegre. Una victoria del FSLN en primera vuelta les sería cobrada a ellos, por mantener la división. Mal matrimonio.
Funeral: Una de las bandas, la única, que no lleva alianzas (ellos mismos eran parte de una) es Alternativa por el Cambio (AC). O es un suicidio, porque es muy difícil, aunque no imposible, que obtenga algo más de un 5% de los votos efectivos. O es una maniobra de intención oculta de algunos de los partidos competitivos, ante lo cual habría que hacerse la pregunta de todo político maquiavélico ¿A quién beneficia o perjudica esta decisión de haberse apartado de Herty? Tal vez por ello ni siquiera sea representable en el pastel, aunque las encuestas ya le daban el 1.5% que habría que reordenar en el gráfico si se lo desea más actualizado. El funeral, pues, ante estas cabezas de Hydra de Lerna, no sólo será el de Edén Pastora y su compañera, sino, sobre todo, el nuestro. Preparaos, bellacos y no lloréis mañana como cobardes lo que no supisteis defender hoy como ciudadanos. A votar en blanco, jodido !!!!
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