ULITEO LA PAGINA DE "NADIE" (ULISES) Y DE "TODOS" (PROTEO)

Saturday, December 30, 2006

Víctor Canifrú: El señor de los amarillos

CANIFRU Y LOS AMARILLOS
Por Freddy Quezada
Amaneceres y atardeceres anudados en una banda de Moebius. Hay algo en este pintor que, a mi juicio, sintetiza el placer y el dolor y, al parecer, con la colaboración alegre e inconsciente de sí mismo, en el amarillo, más bien en los amarillos. La mayor parte de las obras de su nueva colección están, si se me permite la expresión, crucificadas dulcemente (con ese placer que sienten los cristianos en el momento culminante de un cáliz, amarillo precisamente, que los hace recordar el sacrificio de Jesús) por las tonalidades del amarillo; en algunas de ellas, incluso, tenues pero firmes.

Sabemos que el blanco contiene a todos los colores, cuando los hacemos girar a gran velocidad en un espectroscopio, pero Víctor Canifrú me ha hecho ver, de nuevo, que sólo el amarillo es el que contiene todas las emociones; hasta las más opuestas. ¿Será ese el secreto de la Iglesia y de ahi esa bandera blanca y amarilla?
El desprecio con el que los occidentales llaman a los chinos "amarillos", no cuenta que, en su hora de venganza, se les regresará a la cara en un solo gargajo: capitalismo, socialismo, mercado, pujanza económica, marxismo de margarina, sabiduría milenaria, despotismo, poder de potencia primera. Todo en uno.

Hace mucho tiempo se hizo célebre aquella teoría freudiana que creía que los burgueses padecían de estreñimiento por la ansiedad que les ocasionaba la acumulación de capitales. El amarillo fecal se juntaba con el amarillo del oro. La fórmula del éxito era la retención. “El amarillo es el color de la cobardía y va asociado a las personas marginales y objeto de rechazo, los locos, los musulmanes, los judíos, pero también es celebrado como el color del oro, entendido como el más solar y el más precioso de los metales”, nos dice Umberto Eco, en su monumental Historia de la Belleza, describiendo el significado de los colores en la Edad Media.

Milán Kundera, en una de sus novelas, narra cómo el hijo de Stalin muere electrocutado en un campo de concentración nazi, diciéndose a sí mismo y a los demás que él, como hijo de Stalin, era inmortal; el novelista checo, dice que nadie estuvo al mismo tiempo tan cerca de la mierda como de la gloria. El amarillo debió ser la bandera de esta decisión asumida por un solo miserable.

En Víctor Canifrú, sus amarillos son unas angustiosas alegrías que nos invitan a desestabilizar oposiciones y regímenes de significación, a renunciar a ese mundo de dualidad limpia que nos han enseñado desde la niñez. Un color que nos envuelve por completo y el cual esclaviza el pintor, hasta preguntarnos si necesitamos a los demás colores que ya pueden ser arbitrarios y completamente libres por decisión del autor mismo, que importa si les place reposar en hojas azules, juguetear en siluetas moradas o nadar en aguas rojas. ¿Sentid esa sensación en las ligeras gotas amarillas de El Coloquio de los Centauros, pintura que encabeza este comentario; o en la luz que atraviesan las redes del pescador; o en los filamentos de unas grandes hojas, espigas, prados o en las crines de unos caballos; o ese sol debajo de una botella, al frente de una chica en su momento más cobarde o al fondo de unas gaviotas en su momento más feliz? Un solo color reúne a los opuestos. Si el amarillo de las tardes nos derrotan, como dijo una vez Jorge Luis Borges, también el de las auroras, como diré hoy yo, nos ganan.


Thursday, December 14, 2006

Castrochet

CASTROCHET

Por Freddy Quezada

Con todas las letras: Fidel Castro es un dictador. ¿Cuál es el miedo a decirlo? Hasta hace poco, todo tipo de intelectual lo decía sin escrúpulos, remordimientos o vergüenza. Pasaba que había caído el socialismo real e imaginario y los intelectuales, a quienes le debemos el encumbramiento de todos los dictadores, césares y líderes (el Himno “La Internacional”, de inspiración anarquista, de E. Pottier, a contra pelo dice en unos de su párrafos “ni Dios ni Césares”), se habían desencantado. Y estaban rabiosos. Con el ascenso del populismo latinoamericano, lo están cada vez menos. Hoy se dice en voz baja y con vergüenza: Castro es un dictador.

La izquierda mundial y en especial la latinoamericana, viene de manifestarlo tímidamente con la caída del Muro de Berlín, pero desde que han venido asumiendo en AL los gobiernos neoestructuralistas, para usar un eufemismo venido de la economía, lo vienen diciendo cada vez menos. Esta actitud ambigua, más que sus obsesiones, fue lo que les valió ese largo chiste de Carlos Alberto Montaner y sus cómplices en “Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano”. Huyendo como ratas, se fueron del barco muchos intelectuales que desertaron del sueño de la razón moderna: la utopía socialista. Y ganaron algo de lucidez, al reconocer en sus antiguos ídolos, dictadores vulgares y siniestros. Pero ahora que olfatean el poder de nuevo, muchos de ellos se están acercando sigilosamente a los capitanes (Galeano, Benedetti, Chomsky, Borón, Petras, Saramago, etc) que prefirieron hundirse con su viejo código de honor.

Nada hay más fácil que decir que Pinochet era un dictador, pero, pregunta para la izquierda latinoamericana, Fidel? Aquí se quiebran y se hacen un “colocho” para explicar su posición: " sí pero no; es un dictador necesario; es un dictador ilustrado; es un gran dirigente; es un líder brillante, etc".

Michel Matellart, una investigadora de verdad brillante sobre el papel de las comunicaciones, llegó incluso, en el colmo del retroceso, a lamentarse que Castro, como en otros tiempos los revolucionarios con Marx, fuera mortal. Y nos dejara solos y en el desamparo. No lo logro digerir aún.

La Dictadura del proletariado que se usaba con franqueza y hasta orgullo en otros tiempos (Mao y Trotsky en esto fueron proverbiales), se definía como la dictadura de una clase sobre la otra. Todo era sencillo y claro. Y la democracia era la dictadura “blanda” de la burguesía; más sencillo aún. Nadie se podía equivocar.

El creyente en la democracia, cree que ambas dictaduras son iguales y simétricas (en la de izquierda se sacrifica la libertad, tanto como en la de derecha la igualdad, nos dicen) y se equivocan, por que el régimen que ellos defiende es otra dictadura más. Y una hermana juzga a las otras, siendo que todos ellas están atravesadas por el poder de la riqueza, del número y de la representación. El problema no es el reparto de la riqueza, la distribución de las libertades y la cobertura del poder, sino el poder mismo. La solución es el problema.

El anarquista (esos “locos” que rescataron lo mejor del liberalismo clásico y lo mejor del socialismo antiautoritario) es el único que supo ver los signos autoritarios en cualquier lado, por eso es enemigo de todo el mundo moderno organizado en autoridades del Estado (monopolio de la violencia legítima) en pensamiento (autores canónicos) y reglas y normas de los juegos de lenguaje (autorizaciones y prohibiciones), etc. Su pasión es la libertad y su enemigo el control. Los más inteligentes de ellos, han sabido devolver el golpe proponiendo controlar a los controladores con las viejas normas sencillas de la Comuna de Paris de 1871 y la penalización de las promesas dentro y fuera de las organizaciones.

Para la derecha, es un placer repetir una y otra vez que el castrismo es una dictadura violenta y sanguinaria, y están esperando su muerte en Miami para dejarse ir en la más larga y alegre conga de todos los tiempos con música de Celia Cruz de fondo. Mientras, dentro de la Isla, la mayor parte se prepara para el entierro más faraónico de todos los tiempos, como el de los Funerales de la Mamá Grande que sin darse cuenta, al parecer, le hizo su amigo al Patriarca en su otoño. El placer y el dolor desgarran a Cuba y ninguna es menos cierta que la otra.

Augusto Pinochet murió, como una ironía de la Historia, el día de los Derechos Humanos, Castro lo hará, como otra, el día de los Inocentes? Entonces, creeremos la broma de esa señora que absolverá a un cadáver?

Wednesday, December 13, 2006

Cómo controlar a los que nos controlan

PLEGARIA ANARQUISTA

Por Freddy Quezada

Una de las estafas más grandes de la historia (los emancipadores todavía la escriben con mayúscula) que escribieron los vencedores, fue hacernos creer el cuento que los marxistas eran los científicos y los anarquistas los utópicos. Si de verdad los socialistas, como los liberales, fueron los creadores y sepultureros a un tiempo de sus propios sueños racionales y modernos, lo contrario no fue menos cierto, que los anarquistas, esos terceros incómodos y silenciados por sus continuas derrotas, fueron los verdaderos “científicos”, si le acordamos la acepción que una de sus variedades más radicales, le ha atribuido siempre a una ciencia en la que, por lo demás, no creen: el poder de controlar a quienes nos controlan. Fourier, con su manojo de reglas, en este sentido, nunca tuvo nada de ingenuo. Así, pues, los marxistas fueron los verdaderos utópicos y los anarquistas los verdaderos previsores. Los unos creyeron en leyes históricas risibles; los otros, en la ubicuidad de un poder tan creador como peligroso.

El neoliberalismo regresó como copia, kitsch vulgar del liberalismo clásico, hablando sandeces alrededor del fin de la Historia con un discurso prestado a Kójeve, y con formulitas monetarias obtenidas con éxito en condiciones dictatoriales. Hoy el marxismo amenaza con regresar, con sus viejas promesas incumplidas, pero también como pastiche de sus propios clásicos. La época de las copias sin originales, el postmodernismo y la época del poder de los imaginarios estratégicos, el postcolonialismo, nos reciben muy bien a todos. ¡Que bien se está entre una copia y otra; entre un discurso y otro! La licencia ya también la están tomando los anarquistas y me atrevo a imaginarlos a través del uso que harán de la paradoja, esa hija también de nuestra era.




Hace un buen rato escribí un trabajo sobre estos cuatro hombres que llamé “Los cuatro jinetes del porvenir”, pronosticando un papel de primer orden de la herencia de estos maestros en los paradigmas del siglo XXI.

Una de las cosas más cautivante es el empleo de las paradojas por parte de los cuatro.

Cioran: la idea del suicidio es la única que puede detenerlo.La mayoría de nosotros no nos matamos, precisamente porque podemos hacerlo.

Feyerabend: Para conocer la verdad hay que disponer de todos los métodos, incluyendo ninguno.

Krishnamurti: no hay que creer en ninguna autoridad, ni siquiera en mí.

Wittgenstein: para encontrar el sentido de las cosas, hay que recorrer una escalera donde, sólo al final, descubrimos su inutilidad.

Todas estas paradojas siguen el sencillo método de incluir a su opuesto. Y el asombro, la parálisis y la confusión, estallan. Sucede que le siguen la anulación (para parecer místico), la suspensión del juicio (epojé) para parecer escéptico y la polisemia para parecer anarquista. Aquí algunas recomendaciones derivadas de los maestros para controlar a los zánganos. Empezamos con el viejo truco taoista.

1. El mejor modo de controlar a los controladores es no hacerlo, porque de lo contrario seremos uno de ellos.

2. Controlar a los que dicen los controladores que los controlan a ellos: Dios, la Justicia, la Historia, el Bien, la Democracia, el Derecho, la Libertad, etc, por medio de un desconocimiento olímpico y alegre de todos esos conceptos.

3. Penalizar a los controladores. Estos pillos, buenos o malos, que importa, sino cumplen sus promesas políticas, hay que arrestarlos en nombre de la violación del Contrato Político (Contrato anarquista a diferencia de ese concepto inútil de Contrato Social o de ese peor llamado Constitución) o que paguen sus fiadores políticos. El chiste es pasar toda la lógica contractual del mercado a la política. En los contratos mercantiles quien no cumple se expone a penalizaciones. Igual debe ser en la política. Como en la compra y venta de mercancías, que importa si es de derecha, izquierda, centro, rico, ateo o no, gay o travesti, ideólogo, anarquista, etc. Sino cumple, va preso. Es sencillo.

4. Aplicar sin piedad las normas sencillas de la Comuna de París en 1870: rotabilidad, temporalidad, destituibilidad y salario de trabajador calificado. Hay que recordarles a las nuevas generaciones que los dirigentes de esta revuelta fueron los anarquistas y no los marxistas. Hay que agregar la realización de primarias dentro de los partidos políticos.

5. La Democracia y el Estado de Derecho se ven a sí mismos como los que controlan a los controladores públicos, pero son más bien estrategias para que los iguales en poder o riqueza no se impongan unos a otros de manera tan fácil y respeten más o menos ciertas reglas pero entre ellos (que a veces sus regímenes jurídicos logran anular unas con otras, como demostró Joly, al imaginar dialogando a Maquiavelo con Montesquieu). Estas propuestas anarquistas, totalmente distintas, no son entre iguales, sino de abajo hacia arriba y no a favor de caudillos o líderes nuestros, sino en contra de ellos, al mismo tiempo que en contra de los de arriba en general. Temblad, miserables, que ya sabrán lo que es tener la bota en el culo, todos los días. Así controlaremos a los que nos controlan.

Y no nos dejes caer en tentación...

Saturday, December 09, 2006

Las nuevas tribus

Las Nuevas Tribus


Por Aurora Suárez y Freddy Quezada


Desdibujados y desacreditados los conceptos de clases sociales, desplazados por otros que provienen de lógicas de consumo y culturas de rescate, asistimos a la presencia e invasión de las nuevas “tribus”, término privilegiado por la antropología clásica y el postmodernismo de masas, que está entre nosotros. La naturaleza y conexiones internas de las relaciones políticas que caracterizan a la Asamblea Nacional (AN) nicaragüense nos remiten al concepto de Tribu. Evans–Pritchard, la identifica como un “grupo de personas, con un nombre, una lengua y una cultura común que está dividida en unidades políticas diferentes” (que serían las tribus). O un “grupo autónomo, social y políticamente, de extensión definida, de homogeneidad cultural y organización social unificada que habita en un territorio que le pertenece” según Giner.

Ahora con el cambio de Gobierno asistimos a un retorno de esas tribus. Si retomamos un poco a Mafessoli quien nos dice: “Estamos frente a una organización de la sociedad en tribus. Lo que antes era marginal se ha vuelto central”. Plantea además, que no existe una "práctica doméstica" del hombre político actual, en otras palabras "ocuparse de la casa".

En todas las legislaturas que anteceden la actual, se ha visto el “honorable” comportamiento de los/as diputados/as. De hecho, quienes hemos tenido la oportunidad de observar su funcionamiento cualquier día que les visitemos, pareciera más estar presenciando un mercado persa en sus mejores horas de ventas (incluidas las “agarradas de pelo”) que una Asamblea Legislativa. Esa es la realidad de “forma”. Las sesiones, el escaño, transformados en una sucursal de sus empresas o negocios. Cualquier cosa, menos para lo que les pagamos con nuestros impuestos.

Las aprobaciones de las iniciativas de ley, responden única y exclusivamente en orden de prioridad, a los intereses de ellos/as y de sus caudillos. Ya no digamos las de orden social, se engavetan y envejecen hasta que aparecen grupos organizados o no de la sociedad civil presionando para su debida aprobación, si es que lo logran. Algunas aprobaciones ya forman parte de la agenda estratégica de lucha, por llamarle así, de organizaciones como UNEN, FETSALUD, ANDEN, UNE (que fue revivida), entre otras, cuando se discute el Presupuesto General de la República. En otras palabras, se arma la “infanzón” y comienza el relajo que tanto parece gustarnos a los/as nicas, mientras en el interior de esa porqueriza los “corbatudos y emblazeradas“, desde sus celulares arman sus bussines económicos o políticos como si nada pasara.

Por otro lado, la AN ha tomado un cariz de museo nacional. Existen diputados vitalicios, quienes despojados de vergüenza alguna forman parte de la triste memoria institucional de ese poder del Estado.

Veamos pues cómo quedó conformada y construyamos un posible escenario de lo que pudiese ser:
Del total de las 92 diputaciones el 23% corresponde a escaños que serán ocupados por mujeres, menos de la cuarta parte, es decir tendremos una AN esencialmente patriarcal. Indicándonos ello además, la involución participativa de las mujeres en los espacios de poder. Esperemos pues, que no se introduzca y apruebe una Ley prohibitiva al uso de métodos de planificación familiar (y esperar tener los/as hijos/as que Dios nos manda…) o bien, eliminar los pensums de la educación secundaria referidos a educación sexual y reproductiva para que nuestra juventud se apropie de una concepción trasnochada de supuestos nuevos valores.

En un ejercicio prospectivo podemos visualizar el comportamiento de la Asamblea así:

La Luna de Miel: Se abre la AN, todos y todas se saludan, abrazan y prometen trabajar por la Patria. Sin embargo, la fangosidad de ese pantano inicia sus operaciones identificando o acercándose a sus posibles nuevos aliados (aquí juegan un papel relevante los gallos y gallinas viejos/as del corral y las nuevas aves rapiñas)

La Cotidaneidad: El “ponerse de acuerdo” comienza a generar los primeros conflictos (para honrar una de las muchas paradojas de las que seremos testigos), quiénes integrarán la Junta Directiva, qué Ley discutimos primero y cuál no, la conveniencia de intereses entran en juego, surgen los micropactos o micro alianzas en los corredores. De hecho, los ALN y un sector del PLC tendrán que llegar a acuerdos y los MRS terminarán formando parte de esa alianza (claro está, el poeta Cardenal dijo que prefería votar por Montealegre que por el FSLN). Muchos se saldrán de las filas de la “pantera rosa y del inspector Clousseau” y retornarán a sus antiguos nidos (especialmente la resistencia). Se comienza a romper la consanguinidad ficticia de algunas tribus, como la del FSLN.

La primera separación: No se puede hablar de divorcio, pero sí de discusiones que arrastran a las infidelidades. Se definen las tribus, explotan las primeras luchas y comienza el circo, mientras la ciudadanía espera la llamada reconciliación, descree una vez más en el Estado de Derecho: Concepto que funciona en abstracto en este país.

El Divorcio: Al final, se separan y el gran perdedor quizás pueda ser el FSLN, por muy San Cardenal que ore por ellos/as (si no es que ya se ha distanciado) y Mister Trivelli en este momento esté lanzándose otro discurso respecto al FSLN. La derecha se fortalece y el FSLN en su afán de mantener su cuota de poder se socialdemocratiza aún más de lo que está. Los de “abajo” vuelven a experimentar el sabor del abandono por andar haciéndose ilusiones (esas que nos conducen al fracaso). Desde “arriba”, se ondean lemas con la dignidad de un pequeño limpión de cocina: ¡Qué viva la democracia¡

Esperemos pues, que no sea así…