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Sunday, August 22, 2010

Los noticeros de la Nueva Radio Ya

LA HIBRIDEZ EN LOS NOTICIEROS DE
LA NUEVA RADIO YA

Por Freddy Quezada

El secreto del éxito de los noticieros de la Nueva Radio Ya, probablemente descanse sobre la combinación y ruptura simultánea que efectúa de formatos y lenguajes; de la conjugación que realiza entre la información propiamente dicha y la dramaturgia radial, así como del lenguaje culto, formal y el lenguaje popular. Muchas veces en esa cabina, se ejecutan improvisaciones festivas de las noticias, generalmente trágicas, que sirven a la audiencia, parodiando a los gays, imitando a las mujeres violadas, reproduciendo los últimos gestos de los suicidas, dramatizando los postreros ardores de los amantes cardíacos, representando los balbuceos incoherentes de los alcohólicos accidentados y simulando los quejiditos de los reos, cuyos jabones al deslizarse de sus manos y, en el momento de recuperarlos, los exponen en las duchas colectivas a los apetitos de los demás prisioneros.

Cuando uno escucha los noticieros informativos de la Nueva Radio Ya, dentro de su estilo híbrido, uno no sabe si echarse a llorar, a reír o a censurarlos, desde los cánones y las misiones que gobiernan nuestras cabecitas de clase media, al considerar violados formatos (noticieros, radioteatro, radionovelas); géneros (drama, humor, tragedia); misiones (educar, informar, entretener) y lenguajes (académico, popular, obsceno) que deben (¿?) estar separados, para ser juzgados por medio de un conjunto de reglas que respondan cada uno a su orden. El asunto, pues, es que algunos emisores invadan unos reinos con otros y el mundo jerarquizado de los espíritus aristotélicos se escandalice, primero, y se derrumbe, después. Hoy en día, la combinación de diferencias produce lo "nuevo" (!oigan la paradoja!) "diferente" de lo nuevo como lo real, lo "afuera". El asunto es viejo.

La hibridez en biología es infecunda, como sabemos. En las ciencias sociales siempre fue mal vista por los defensores precisamente de reglas, cánones y formatos, interesados en mantenerlos separados y puros. Desde Kant, el creador de estas separaciones (ciencia, moral y arte), el eurocentrismo, de cara a lo que producían las colonias, se definió claramente en términos epistémicos. Como decía Carl Pletsch, la ciencia sólo podía ser producida en el primer mundo; el viejo y desaparecido “segundo mundo”, sólo podía producir ideología; y el tercero, nosotros, culturas.

No podían combinarse e invadirse unos a otros, como hasta ahora se mira claro con las migraciones e INTERNET. Los mestizajes a los que nos acostumbró cierto latinoamericanismo fue racial, pero no epistémico; siempre giró alrededor de Europa y más tarde de EEUU. Incluso, García Canclini, que ha pasado entre nosotros como el acuñador de la hibridez, siendo más bien una copia despotenciada de la de Bhabha, no considera para nada el aspecto del poder en la relación de mezclas que nunca son horizontales.

Los supermestizajes, inscritos en tejidos de poder, siempre ocurrieron, pero hasta ahora somos conscientes de ello. J. L. Borges, por ejemplo, hasta ahora lo ven como precursor epistémico de muchas reflexiones eurocentradas de la última hora; no hay escritor europeo, otro ejemplo, que no sepa rendir tributos a los escritores latinoamericanos, que ya no sólo ven como iguales en todos los casos, sino incluso, como maestros, cosa que no sucede aún con los pensadores; por último, es desde las hibrideces en el sentido de Bahbha (como el “pensamiento de fronteras” de sus discípulas chicanas), que empiezan a generarse un cardumen de nuevas reflexiones sin ejes eurocentrados, aunque sin ignorarlos y colocándolos en su adecuada magnitud y en su justo peso.

Para mencionar un par de combinaciones en el ámbito ético, fuera de las complejas que se efectúan todos los días, Foucault conjugó la ética kantiana con los regímenes de verdad, al final de sus días, y llamaba a convertir nuestra vida en una obra de arte (convirtiendo la ética en estética) por medio de la resistencia al poder. La estética misma rompe los esquemas reglamentarios de la verdad kantiana, cuando todo artista dice que miente para decir la verdad, como ha demostrado Vargas Llosa. Hay un film, basado en hechos reales (El precio de la verdad), que trata precisamente cómo un joven con imaginación artística, inventa personajes para una revista política seria, y el dilema ético del universal kantiano que se abre, pues el chico termina sirviendo como dramaturgo, pero expulsado de las salas de redacción. Allá elogiado, aquí castigado, por la misma habilidad.

Uno podría decir que las nuevas formas de crear, al menos en los medios, se reducen a combinar cánones establecidos (ahora existe la infoeducación, el eduentretenimiento y la infoespectacularización). No hay noticieros televisivos, por ejemplo, que no usen las bandas de avances al pie de las transmisiones, sea con otras noticias o con chats personales mal escritos desde celulares, rompiendo la atención sobre el seguimiento lineal a una información o de un espectáculo sucesivo y llamándonos a disciplinarnos en los nuevos modos de repartirnos, frente a tres o cuatro noticias de importancia, inaugurando una nueva forma discontinua, interrumpida y supermestiza de comunicarnos.

Una vez, no recuerdo si fue Hegel o Trotsky (o éste citando a aquél), quien dijo que la realidad era “una combinación de abstracciones”. Esto significaba ver el mundo desde un reino autosuficiente, autocontenido y autorreferente que, para el caso de ambos, era el paradigma dialéctico. Y “crear” literalmente la realidad desde ese mismo mundo, combinando unas diferencias con otras, creadas como reglas, por los mismos pensadores que las aplicaban.

Algo parecido hace ahora INTERNET y los archivos electrónicos que, como Funes el memorioso, ven todas las diferencias, pero no piensan, y si algo le agregan a las cosas nuevas que, capturadas y ya dentro de su sistema en proceso de diferenciación, es la creación de “algo” producido por ellos mismos, como fruto de las hibrideces y combinaciones de diferencias que albergan sus propios archivos, exactamente como pensaba Hegel y Trostky de su modelo.

La nueva utopía será: todos dentro diferenciados; nada ni nadie afuera. Este es el nuevo motor que reimpulsa dentro del sistema electrónico todo, y su alimento es la novedad del “afuera”. De hecho, es muy parecido a lo que hace el archivo escriturario clásico o la memoria nuestra. El dilema es supermestizaje, si elegimos combinar diferencias o si desconocemos los archivos, ver lo nuevo como Krishnamurti.

Lo nuevo, pues, cada vez más se separa de lo diferente, que es el fruto de las rupturas y recombinaciones de reglas y cánones que según el tamaño de los archivos se despega para ganar autonomía y suficiencia. Lo nuevo, realmente, es lo que se puede ver sin ningún tipo de archivo. Todo lo demás que se produce y se producirá en adelante, serán diferencias, hasta que la utopía se cumpla y el último dato suba a bordo y cierre la puerta.

1 comment:

Anonymous said...

Siempre supe que los hipsters y la (Nueva) Radio Ya conspiraban contra el eurocentrismo.