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Monday, June 07, 2010

Neoemancipadores vs autocontenidos

AUTOCONTENIDOS VS.

NEOEMANCIPADORES


Por Freddy Quezada


Hay dos modos de ver las cosas en nuestra época. Uno, circular y alucinante, que se enrosca dentro del lenguaje declarando su poder de crear "realidades". El otro, anclado en la realidad social, que se mueve en cualquiera de los sentidos, entre grupos sociales subalternos y hegemónicos. Todos los paradigmas presentados aquí son tributarios de la filosofía del lenguaje. Sólo uno, el postcolonial, se ha mantenido dentro. Los otros dos: el queer y el decolonial, no lograron soportar lo que eso significa y han abierto grietas de ditistnos tamaños para articularse con lo social (que para ellos es lo real). Pero tal "realidad", los ha arrastrado, en distintos grados, otra vez, hacia la emancipación de los sufrientes. La asfixia ha llevado a declarar a Judith Butler, por ejemplo, que sí hay un sujeto "medio afuera y medio dentro" del discurso productivo, que tiene ciertos márgenes de acción, "rasguño" que ya aprovecharon los teóricos de Imperio (Hardt y Negri) para declarar un nuevo sujeto mesiánico "las multitudes queer".


Del mismo modo, los decoloniales, que empezaron copiando el escepticismo a los postcoloniales, no soportaron la presión y terminaron rindiéndose a las viejas veleidades de la filosofía de la liberación de Enrique Dussel, al grado que ya hablan de "liberación decolonial".


Tanto la circularidad "agrietada" de Judith Butler, como la decolonialidad "neoemancipadora" de Walter Mignolo, son estrategias discursivas para proporcionar "salidas emancipadoras" a sus sufrientes, tanto por su diversidad sexual para aquella, como por su diversidad étnica para éste. Pero en ambos, lo que se advierte, no es más que una vuelta de tuerca más de la lógica hegeliana para Butler (donde el Geist, esta vez como discurso, sigue reinando) y de un mestizaje vergonzante para Mignolo (donde llama "puros" a mestizos epistémicos, cristianos y liberales, como Guamán Poma de Ayala y Ottobah Cougoano, y se contradice al apoyarse en las "pensadoras de fionteras" como las "chicanas" (Pérez, Alarcón, Sandoval, et al) discípulas de Homi Bhabha.


Asistimos, pues, a la emergencia de dos paradigmas que proceden de la misma fuente (Foucault para el Norte y Foucault para el Sur) pero que tienen diferencias significativas, a partir si hay un “adentro” o un “afuera” de sus esquemas y las consecuencias que se le derivan. Si afirman que hay una “exterioridad” por muy pequeña que sea, terminan brindando salidas utópicas rebajadas; si, al contrario, suspenden su juicio sobre un “afuera”, se autocontienen dentro del lenguaje.


A unos le llamaremos “Neoemancipación” y al otro de “Autocontención”. En el primero hay una subdivisión con dos variedades, donde nos encontramos con un nuevo dualismo que podemos resumir así: para los “queers”, “casi” nada hay fuera del poder del discurso; ese “casi” le sirve de coartada a sus autoras postfeministas para justificar a un sujeto (no heterosexual) semiproducido y ambiguo que, si embargo, aprovecha para formular una utopía débil.


Para los “decoloniales”, la otra subvariedad, hay “algo” fuera del sistema moderno colonial, ese “algo” son los damnés colonizados, que mantienen una especia de pureza, garantía de una nueva liberación, a la Fanon, no eurocentrada.


Los postcoloniales (autocontenidos) tienen un método apofático (lo que “no son” las cosas, sin decir “cómo son”) y son escépticos con respecto a un “afuera”, lo que les impide pensar en términos utópicos. No dicen quiénes somos, y tal cosa nos protege de los archivos (sobre todo tecnológicos), sino cómo nos ven vencedores y hegemónicos. Parecieran decir que todo es una ilusión, como la “maya” hindú. Edward Said es la fuente seminal de este paradigma tan tributario de Foucault como los otros.


Fuentes: Cuerpos que importan (Butler, 2001); Desobediencia Epistémica (Mignolo, 2010); ¿Pueden hablar los subalternos? (Spivak, 1997).


No quiero ser mal interpretado: no se trata de eliminar al eurocentrismo desde purezas imaginarias otras, como si nada en el mundo se hubiese mezclado, como intentan hacer los decoloniales, sino de provincializarlo, por la vía de sumar más y más tradiciones culturales, aunque no sean “nuestras”. De hecho es lo que hacemos todos los días, sin que los intelectuales nos lo digan, al separarlo ante nuestros ojos, para que veamos lo que en la práctica hacemos, sin ellos.

Como los gringos con Somoza, los mestizos podemos decir: los eurocentristas son, en efecto, unos hijos de perra, pero son nuestros hijos de perra… aunque sus besos sean venenosos, venenosos, venenosos!!!



1 comment:

Anonymous said...

5/5. Me recuerda al proyecto de Susan Stanford-Friedman: la provincializacion del Centro. Que hay sobre las criticas de frontera?