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Friday, November 24, 2006

Regresa el debate entre postmodernos y neopositivistas

SOBRE EL ARTÍCULO CIENTÍFICO, EL ENSAYO
Y LA OPINION
Por Freddy Quezada

Con la patada en el trasero al pobre Plutón, que si fuera caricaturista lo representaría como un planetita triste y cabizbajo, hatillo al hombro, de espalda a sus expulsores, uno termina de entender el poder y las normas definitorias de la comunidad científica. Definir una cosa, al parecer, es que coincida con el Lecho de Procusto. Si sobresale la cabeza hay que cortarla; si las piernas son cortas, hay que estirarlas. El poder de la ciencia, como el del Estado, es performativo: hace lo que dice. Ahora, millones de textos escolares serán inútiles; millones de profesores serán recapacitados; millones de seres albergarán ese sentimiento incómodo de haber vivido tanto tiempo en el error; o de haber sido engañados miserablemente. La situación me recuerda esa rama de la sociología llamada etnometodología, que es el estudio de la reacción de las personas cuando sus fundamentos cotidianos se hunden y luego corren en todas las direcciones, se desorientan y paralizan. Por ejemplo decirles, las mujeres no existen. El mundo está dividido entre hombres y "travestis" y las feministas luchan a muerte para que nadie se entere.

Visitando algunas páginas de INTERNET, que de oficio hago para actualizarme sobre las discusiones contemporáneas, me encontré con una polémica entre Mario Bunge, el más grande representante de la epistemología científica en América Latina, y los lacanianos de Argentina, a propósito de los métodos en las ciencias naturales y las nuevas corrientes culturalistas y postmodernas. La polémica me recordó una propia que tuve con Alan Sokal hace varios años a propósito de su libro explosivo contra los más grandes representantes del postmodernismo, “Imposturas Intelectuales”.

Alan Sokal un físico teórico norteamericano, procedió a juntar un collage de citas de los más caracterizados autores postmodernos de EEUU, le puso su nombre al artículo de marras, y lo envió a una revista especializada (Social Text) en 1996 para darle a entender que un científico cuántico ya estaba convencido de la pertinencia del postmodernismo. Resulta que, después el propio Sokal, desde otra revista (Lingua Franca), se denunció a sí mismo y confesó que la sarta de tonterías que había enviado no tenía pies ni cabeza. Sus amigos le animaron para que escribiera la crítica a través de un libro que, en efecto, hizo junto a un colega belga, Jean Bricmont, y que titularon "Imposturas Intelectuales", pero esta vez dirigido a toda la más selecta intelectualidad postmoderna francesa desde Lyotard y Derrida hasta Kristeva y Virilio. La denuncia principal con la argumentación correspondiente consistía en demostrar la incapacidad y profunda ignorancia de todos estos autores en el manejo de conceptos científicos. Virilio, por ejemplo, "no sabe distinguir entre cinética y cinemática", Kristeva e Irigaray "no saben nada en absoluto de mecánica de fluidos", Lacan es "incapaz de diferenciar entre números imaginarios y números irracionales", Baudrillard no sabe nada de las teorías del caos, Deleuze sólo escribe disparates, Lyotard tiene un conocimiento débil sobre la teoría matemática del derrumbe. Latour, está convencido que la teoría de la relatividad de Einstein es la base del relativismo cultural, etc.

En lo personal, la charada de Sokal me recordó una mejor de Paul Feyerabend, por cierto uno de los blancos del joven físico norteamericano. Y es aquella célebre defensa de tesis que hizo ante Bertrand Russell, el insigne lógico analítico, que por cierto nunca le perdonó, sobre una teoría física totalmente "inventada y actuada" (Feyerabend era un actor aficionado) que, ante un auditorio de estudiantes, todavía aguantó la risa al ser aprobado con honores. El episodio lo contaba Feyerabend, para demostrar lo contrario de Sokal con el suyo: cómo los científicos "duros" podían aprobar cualquier cosa con la condición que quién les hablara fuera otro colega con una reputación tan buena o mejor que la propia. Es Feyerabend quien empieza a denunciar a los científicos como una "banda de vividores del presupuesto del Estado" y que la democracia de la ciencia consistía no en votar si la ecuación de Einstein era corecta o no, sino en ejercer el derecho de los contribuyentes a determinar el destino y la utilidad de las investigaciones. Estas cosas son las que tomarán después los postmodernos para también hacer de las suyas, pero el exceso no eliminará los cargos contra los científicos en general y las ciencias duras en particular. Robert Oppenheimer, el paradigma de científico desgarrado, desilusionado y traicionado, pagará con su vida estas miserias.

Después de leer el texto de Sokal y Bricmont empecé a creer que nos movíamos entre charlatanes postmodernos y neopositivistas autoritarios. Sobre Mario Bunge le advertí a Sokal en medio de la polémica:

Lo de «autoritarios» es más bien por los que vienen detrás de ustedes, (hay un chileno de apellido Otero que me pareció vengativo y un viejo diosecillo del positivismo en el área latinoamericana, Mario Bunge, que estaba rabioso de la alegría calumniando a las ciencias sociales en general). Después de abrir las ventanas para ventilar el ambiente, mérito de ustedes, vienen también los microbios. Sé que es un riesgo que debemos asumir todos”.

Mario Bunge en una entrevista que le hizo la Revista Ñ, suplemento cultural de El Clarín, periódico argentino, nos dice:

“P: Siempre ha fustigado a cuatro pasiones argentinas: el psicoanálisis, la homeopatía, el existencialismo y el posmodernismo. ¿Por qué cree que en la Argentina tienen tanto éxito?

R: — Son fáciles, no requieren un aprendizaje riguroso y largo. Cualquier diletante, aficionado, puede tomar un libro de Freud o de Lacan o de alguno de los posmodernos y, aunque no lo entienda, puede repetir. El caso del existencialismo es más complejo porque los existencialistas emplean un lenguaje muy oscuro, al punto de ser ininteligible. Por ejemplo, cuando Heidegger cree definir el tiempo diciendo que es la maduración de la temporalidad, es una frase sin sentido, es para épater le bourgeois, para deslumbrar a los amigos: "Ah, qué bien, habla en difícil". Eso da prestigio en ciertos lugares”.

La revista electrónica Antroposmoderno se le dejó ir con el artículo “Mario Bunge: un charlatán más en el reino de los charlatanes” de Leandro Andrini, un físico de profesión, que desencadenó una cascada de reacciones en la pestaña interactiva del ensayo correspondiente.

Sin embargo, quiero referirme a algo que, más bien, es un efecto menor de esta discusión, la diferencia entre distintos modos de expresar verdades y juicios a través de artículos científicos, ensayos y periodismo de opinión.

Nada de lo dicho abajo, tiene carácter definitivo ni cerrado, incluso, es posible que sea una opinión más a la altura de cualquier otra, pero de lo que se trata es precisamente de provocar la reflexión y motivar a interrogarnos sobre sus diferencias, cruces, límites, definiciones y pertinencias.

El debate entre postmodernos y neopositivistas, no es más que la continuidad de uno más antiguo, entre las natürwissenschaft y las geisteswissenschaft, entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu o humanas. Entre los métodos para explicar (erklaren) la realidad no humana y los modos de comprender (verstehen) esta última. Max Weber fue quien expuso con mucha sencillez esta diferencia. Decía algo así como que al sol (o a Plutón, para el caso, a quien le importa un rábano la expulsión de los astrónomos) se lo podía explicar, pero no comprender y viceversa, las personas asignaban sentido (sinn) a todas las cosas que hacían, de tal manera que no se las podía explicar como a insectos o colonias de hormigas, sino que había que tratar de comprender sus comportamientos con arreglo a distintos tipos de fines. Brutalmente podemos decir que era una diferencia entre el sentido de los actores y las leyes ineludibles. Entre la voluntad de poder y la obediencia ciega; entre el determinismo y la libertad relativa.


Presentamos a continuación una caracterización de cada uno de ellos.

A) Artículos científicos
. Son frutos de investigaciones puras o aplicadas, naturales o sociales que siguen una normativa y procedimientos muy rigurosos. Se enmarcan y encadenan dentro de lógicas aristotélicas, cartesianas y empíricas de demostraciones y presentaciones de hipótesis. Tienen que inscribirse en un juego de lenguaje rígido y lineal, consecuente y conclusivo, además de contar con un respaldo fuertemente verificable en el terreno o en el laboratorio, bajo el principio clásico que la verdad (correspondiente, coherente, evidente y útil), puede ser comprobada por observadores independientes en cualquier momento y lugar. Deben contar, al menos, dependiendo de los criterios de las revistas científicas, con el IMRYD (Introducción, Métodos, Resultados y Discusión) como le llaman los especialistas. Sus dos consecuencias prácticas son: pronosticar y resolver problemas. Sin embargo, una tercera, que es el poder de sus reglas, normas y sistemas, aceptadas a través de demostraciones o consensos, por la mayoría de una población, se descubrieron que es el fruto de una comunidad de científicos que dominan alrededor de un paradigma estable (Thomas Khun), mientras no llegue un grupo rival que lo rompa y lo sustituya por otro. Paul Feyerabend, el más radical de todos los epistemólogos, fue más allá denunciándolos como “bandas hambrientas de poder y de dinero”. Para ser aceptados por esta comunidad que cuenta también con rangos, liturgias, sacralidades y escalafones, que autorizan o no investiduras, hay vehículos como las revistas científicas que los autorizan y canonizan. Son viejos métodos parecidos a las órdenes monásticas o a los rituales militares, que han roto el poder de los medios de comunicación, quienes hoy se reservan el derecho de decidir y otorgar el boleto para saber quién es el especialista o el doctor de moda o de turno. La situación recuerda la polémica célebre en Francia entre Jurgen Habermas y Michel Foucault, donde uno pareció derrotar al otro, sólo por el manejo que uno de ellos, Habermas, tenía ante las cámaras. Oid el manejo maniqueo de uno y el empantanamiento del otro, al pisar el terreno de la ciencia:

"Habermas: -- ¿Pero quieres decir que la verdad puede ser buena pero también mala?
Foucault: -- Usamos la verdad para excluir a otros. La verdad funciona en nuestras sociedades como un principio de exclusión. Incluso en la ciencia..."

Hay artículos científicos naturales y sociales y de ahí la vieja rivalidad de la que venimos hablando. Durante mucho tiempo, las ciencias exactas
(en especial las matemáticas, física y biología) dominaron por reflejo los paradigmas de las sociales. Es hasta hace poco, con el desarrollo de las teorías dinámicas no lineales, que se está reconociendo la complejidad, y al mismo tiempo simpleza, (“lógicas”paradójicas) de la materia, tal como, desde hace mucho tiempo, se ha dicho de las sociedades humanas. Pero, otro juego de lenguaje que ha cobrado importancia en medio de estas hermanas gemelas y rivales, es la literatura. Y de hecho han servido de puentes y bisagras entre ellas la lingüística (lo que importa es conocer las reglas de los "juegos de lenguaje"), la antropología (todo es cultura) y la arquitectura (la ciencia del arte).

B) Ensayos. Son muy populares en Latinoamérica. De hecho, se han distinguido desde el “descubrimiento” de América como identitarios de la región. Sus fuentes son literarias, de crónicas e históricas, compuestas de tejidos narrativos, que le llegan de un cruce de etnografía y literatura, potenciados hoy por los estudios culturales, subalternos y postcoloniales que ocupan las reglas del lenguaje tanto para el tiempo (Historia) como para las narraciones ficticias fundantes, un poco como lo pensaba Ricoeur. Durante la hegemonía del positivismo, fueron vistos como testimonios menores, perezosos, subjetivos y de escaso valor social, más objeto de las artes literarias que de los archivos; más del lado de las opiniones subjetivas y las especulaciones sin fuentes ni respaldos empíricos, que de los registros con valor documental. Hasta que la ciencias sociales lo usaron con moderación, fue que los ensayos empezaron a distinguirse entre filosóficos (linajudos y con trayectoria propia), científicos y artísticos.

C) Artículos de opinión. Este es el género con menos valor de verdad colectivo. Sin embargo, como dicen analistas contemporáneos, el periodismo de opinión se ha vuelto el refugio del mundo instantáneo, volátil, veloz y fragmentado de la información. El viaje y la rumia son aquí, en efecto, más lentos, reflexivos y fecundos. Es una burbuja que ahora se combina con rutinas literarias, navegaciones electrónicas, hallazgos científicos publicitados, impresiones de expertos y especialistas en programas televisivos, etc. Todo combinado con experiencias profundamente personales y puestas en primera persona, desde medios impresos hasta electrónicos (web, blogs, etc). Son territorios de la subjetividad pura, a veces es cierto son basura, pero también nudos de provocación y reflexión que pueden usar o no, los recursos del artículo científico y de los ensayos clásicos con imaginación, arte y profundidad. Probablemente los científicos y filósofos se terminen rindiendo a él. Porque los artistas, primero en todo, ya lo han hecho.

D) Combinación. Puede que toda esta situación se deba a que las ciencias en general, hermanas gemelas de la “alta cultura”, estén sufriendo, como ella, los embates de la cultura de masas. Y estemos asistiendo a una batalla campal entre sus formatos rígidos, formales y objetivos en el caso de las primeras y, entretenidos, ligeros y subjetivos, en el caso de las segundas. Así se están desdibujando las fronteras entre artículos científicos (revistas de ciencias que no tengan un website interactivo es como si no existieran y no hay Premio Nóbel vivo que no tenga al menos un blog), ensayos (los que marcan las grandes polémicas) y artículos de opinión (sencillos y lúcidos), por la fuerza de los nuevos paradigmas culturalistas (que incorporaron las ficciones fundadoras como parte de los cánones socionarrativos de los estados naciones y la idea motriz de que las comunidades “imaginadas o inventadas” seguían reglas de lenguaje parecidas a las de la narración, donde se incluía a las ciencias) y el empuje de las hibrideces, intersticios y derrumbes de certezas etnometodológicas. Todo se ha vuelto fecundo en sus combinaciones, donde podemos encontrar, como cuenta Umberto Eco (ese Leonardo Da Vinci de nuestros tiempos, artista y científico a la vez) que le sucedió con el abate Vallet, las revelaciones más brillantes en un humilde artículo de opinión refrito o pistas para imaginar mundos o pensarlos en ensayos locos y despiadados, como los de Cioran o Baudrillard, cuyas frases muchas veces tiene el poder iluminador del relámpago y la fuerza heurística de reconocer el universo entero en los guijarros.

Sunday, November 19, 2006

El gobierno de Lennon y Ono en Nicaragua

EL GOBIERNO DE JOHN Y YOKO EN NICARAGUA

Por Freddy Quezada
Aún resuena en la cabeza, incluso en la de los que no votaron por ellos, la canción de campaña del FSLN. Tengo la edad suficiente para recordar la foto escandalosa e iconoclasta de la época, donde John Lennon y Yoko Ono, desafían la hipocresía gringa y repudian la guerra en Vietnam, completamente desnudos en una cama a vista y paciencia del público y los medios de comunicación. “Lo que queremos, es trabajo y paz”.

Era una época curiosa, donde los progresistas luchaban para que no se confundiera al rebelde con el revolucionario. Albert Camus se hizo famoso porque escribió lo mejor sobre el tema: Un revolucionario decía, terminará siendo al final de su sistema vencedor, con tristeza, rebelde o policía. O termina reprimiendo a los que se opongan a él, o será triturado por sus ruedas dentadas.

Como balance postelectoral, los números y preferencias políticas no cambiaron mucho con respecto a las anteriores (38% contra 62%) y fue la división liberal la que brindó el triunfo al FSLN. Pero no creo, como dicen otros analistas, que en verdad no hubo cambios. El cambio es nada más y nada menos, el triunfo del FSLN. Primer dato con el que dormiremos todas las noches durante cinco años. Y que la unión de los liberales, siempre posible, segundo dato, no dejará gobernar al FSLN por esos mismos cinco años. A probar una cucharadita de su propio veneno.

En cuanto a la publicidad y la eficacia de los medios de comunicación, podemos decir que el FSLN sólo ganó apenas un 2.3% de electorado nuevo con respecto a la elección del 2001, o sea que los 6 millones de dólares gastados en la campaña por el FSLN, según E y T, fueron básicamente para mantener su voto duro. Algo carísimo que define y obliga al FSLN a ser un partido multimillonario para mantenerse en la línea de flotación. En cambio, lo invertido por el ALN, un poco más de 4 millones, siempre según E y T, fue muy favorable para construirle su tienda. Se pagó un partido nuevo con esa cantidad. Y vale la pena, sobre todo, si Arnoldo Alemán es expulsado formalmente del PLC y sus diputados corren a unirse bajo el liderazgo de Eduardo Montealegre, como al parecer ocurrirá. Una ganga!!!
Fuente: Edwin Sánchez

Nadie de los entrevistados, por otro lado, en programas televisivos (como los de Carlos Fernando Chamorro que llevó siempre con buen tino a publicistas) y en los medios escritos, le dedicó energía y concentración a las canciones pegajosas en contextos de culturas populares y de masas. Carlos Mejía Godoy, y sus publicistas, los llamados a explotar este filete, no lo hicieron a fondo. Y si las canciones repetidas mil veces, las ocupan hasta los torturadores para atontar a sus víctimas, cómo obviar el empleo de esta técnica de ablandamiento. Pertenezco, lo confieso, a ese gremio de idiotas, que dicen, sólo hasta después que han sucedido las cosas: cómo no lo vimos.

Con el presidente electo Ortega, no resisto la tentación de decir, como una parodia camusiana, ahora, que tenemos a la vista un revolucionario que pasó de consorte hippie a yuppie, en un abrir y cerrar de ojos. Me explico.Es extraño, y llama la atención, el comportamiento del FSLN en el nuevo contexto. Si uno fuera malpensado diría que lo mejor que le pudo pasar a la administración norteamericana (que pasó intrigando toda la campaña) es lo que realmente pasó. Un FSLN domesticado y prometedor frente a empresarios hostiles; amenazador con sus dirigentes de base si quiebran los mandatos de reconciliación; obediente con los lineamientos de gobiernos neutrales y democráticos; cariñoso con sus viejos subordinados del ejército y la policía; aplicado con los organismos financieros internacionales y con sus ideólogos trabajando sudorosamente para inventarse primero, y defenderla después, a una burguesía “nacional”. ¿Qué más quieren los norteamericanos? ¿No es su gobierno soñado? No más huelgas; no más luchas por el 6, 4 y 10 % de universidades, cortes y municipalidades. No más protestas en los barrios e instituciones públicas; no más rebeldías en las universidades. Lo único que los distingue es lo que menos importa hoy en política: el pasado. Y lo único que los une es lo que más les interesa a ambos: defender el sistema. ¿Qué más quieren gobernantes estadounidenses y sandinistas?

Para ser consecuentes con este escenario, los sandinistas tienen que nombrar a un gabinete moderado, con una segunda fila de militantes leales a toda prueba que mantengan a “mecate corto” a los señoritos de adelante. Estas serán las cartas que jugará a quemar el presidente Ortega, si se portan mal los peones.

Por el lado de la libertad de prensa e información, al presidente Daniel Ortega le pasará lo que al presidente Hugo Chávez en Venezuela. Como carecerá de un amplio espectro de intelectuales orgánicos que estén intelectualizando el imaginario utópico y profundizando las promesas, y antes bien, la mayoría de ellos esté en todos los medios (prensa escrita, televisión y radio) criticando y censurado fuertemente a su gobierno, dará la impresión que acosará a los medios, cuando en realidad lo que buscará, como dice Ibsen Martínez y Alfredo Ramos para Venezuela, es cooptar o amenazar discretamente a esos intelectuales rebeldes. La imagen que se presentará en consecuencia será la de un populismo autoritario con liderazgos carismáticos en medio de una masas de plebeyos, que no cuentan con el numero suficiente de ilustrados que les ilusionen hasta el grado de dar la vida o quitarla, por un proyecto emancipador.

Marta Lagos, analista chilena, fundadora de Latinobarómetro, nos expresa que: “Respecto de Chávez, 36% de la población de América Latina no lo conoce. Del 64% que sí lo conoce, 41% lo evalúa positivamente. Es decir, del total de los ciudadanos de la región, solo 26% lo evalúa de modo positivo. Esto significa que, para el público en general, el de Chávez es un liderazgo débil, ya que menos de tres de cada diez personas lo evalúan positivamente, cuatro de cada diez no lo conocen y tres de cada diez lo evalúan negativamente”.

Pero los verdaderos conflictos, al sandinismo le llegarán desde abajo, los tendrá con sus propias bases. Nadie resulta ser más envenenado contra sus propios dirigentes, que los más ilusionados de la primera hora. La luna de miel tardará no más de un año. Y en política no se está para quedar bien con todo el mundo, sino con el sector concreto que se elija, para apoyarse en los momentos más críticos. Los demás sectores son de relleno, auxiliares o de fácil sacrificio.

Estos conflictos estarán directamente vinculados a la problemática de los servicios públicos (educación, salud y carreteras) y básicos (agua y luz). Tales son los eslabones débiles de la cadena donde está concentrada toda la carga tensiva del sistema. Falta guiñar la espoleta. Y los últimos en tirar de ella, serán las burocracias sindicales, gremiales, estudiantiles y populares que controla el FSLN. Al contrario, serán excelentes aliadas de los sectores adversos a políticas públicas en beneficio de sectores vulnerables.

Me pregunto si todo esto no será un signo de decadencia, que un partido revolucionario tenga que echar mano de un peludo, marihuanero, de anteojitos redondos, y una japonesa liberada, tirados en una cama para desafiar desde el placer de sus cuerpos a toda una sociedad, sin que ellos ya no puedan hacerlo con sus propios medios y discursos que, dicho sea de paso, prestaron a la misma señora que los derrotó en el 90 y a una iglesia católica que ya la tienen recelosa con el abuso de su propio mensaje milenario.

Para cuando los primeros conflictos callejeros estallen, será divertido ver al Presidente Ortega, regañando a sus propios dirigentes, llamándolos al orden y a la asunción de la disciplina y la responsabilidad con el sistema. Lo imagino, para entonces, con una chamarra verde olivo con los galones amarillos de sargento y con una guitarra, acercándose al micrófono, casi escupiéndolo y cantando: “Come Together Right Now, over me”.

Friday, November 03, 2006

De lo Real

DE LO REAL
Por Freddy Quezada

“Una cosa sólo es real hasta que se divide”, decía Hegel. Tal fue la columna vertebral del siglo XX, cuyo principio de contradicción nos distribuyó en un universo de amigos y enemigos de ella, con un tribunal superior de la razón que nos condenaría o nos absolvería a todos, según estuviéramos a un lado u otro: la historia europea.

En su variante perversa, todas las contradicciones de nuestros discursos se alimentarían de la realidad, que era igual de contradictoria, justificando crímenes, al situarse del lado de los beneficiados de la historia (desde Stalin hasta Castro); o en su versión más noble, la contradicción era una necesidad cuya libertad descansaba al final del camino en la destrucción del enemigo y en la reconciliación del espíritu consigo mismo, justificando sueños (desde Lenin hasta el Che Guevara), para mantenernos sólo en el lado izquierdo del cuadrante. Es simétrico en el derecho.

Kolakowski (1970: 105), dijo que “Con la palabra ‘contradicción’ uno puede sortear un gran número de situaciones difíciles, pues se puede fácilmente salvar una teoría en sí contradictoria diciendo que la realidad es en sí contradictoria. De este modo el principio de las contradicciones inmanentes existentes en el mundo sirve para proteger a la doctrina de la acusación de inconsecuencia”.

El esquema tenía el encanto de las religiones: hiciese uno lo que hiciese, estaba determinado, positiva o éticamente, por las leyes emancipadoras de la historia. Por eso el fragmento, la diferencia, la contradicción, la lucha, era una necesidad inevitable, pero con un sentido fuerte por la punta de lanza ideológica que empuñaban sus creyentes que, para el primer caso, apostaban a ganadores por unas leyes “positivas” y, en el segundo, menos seguros, arriesgaban sus vidas en la empresa.

La dialéctica hegeliana genera una diferencia que, cuando fracasa, se convierte en una contradicción sin síntesis. La postmodernidad es la continuación de la moderna, pero sin fines. La diferencia ya no encuentra desembocaduras de ningún tipo, pero no se resigna y su acción perpetua (la misma de la modernidad) será su condena.

Fragmentando, articulando y combinando diferencias, tales divisiones e hibrideces, se pierden por el encuentro con las siguientes capas que las bañarán, como palimpsestos. O renuncia desde el inicio (que ya es de suyo una combinación) a buscar nada, partiendo que todo es todo y que en la primera cosa están las restantes, llegando a concluir, como un círculo perfecto, que el final es igual al comienzo. O se calla: “el ser mismo es el acallamiento de sí mismo; y este es verdaderamente el solo fundamento de la posibilidad del callar y el origen del silencio. En esta región se gesta por vez primera, en cada caso, la palabra” (Heidegger, 2006: 117).

Toda nuestra ilusión descansa en creer que “vemos” las cosas, pero en realidad lo que advertimos, como cuando miramos el cielo estrellado (un cementerio de astros encima de nosotros), es algo sucedido hace mucho tiempo (un cementerio de huellas). Estamos siempre de espaldas a todo. No vemos el presente. No lo podemos hacer. Tendríamos que olvidar a cada instante (esta es la coincidencia de uno con uno). Nuestra época, se encarga de recordarnos todos los días el deseo (para sufrir con las informaciones y gozar con las publicidades), la fuente principal de la memoria. Pero también su descarga todos los días, con los ordenadores, para llenarla otra vez. Sísifos postmodernos, a punto de coronar la presencia plena, volvemos una y otra vez a ocuparnos, desde abajo, sin reconocerlo en su ubicuidad, del presente que creemos falso y a vencer. Creamos, así, dos presentes.

Es como ver a una persona desconocida. Y sólo se puede de tres maneras: con la memoria, con la inocencia y con la ignorancia. Del primer modo, la suponemos con colonias de imaginarios venidos de todas las fuentes sociales (familias, medios, educación, la calle, etc), la construimos por medio de comparaciones, tejidos sociales, y le damos vida, como un dibujo animado. Con inocencia, la vemos tal como es, sin juicios, sin esencia, sin intereses, sin dirección ni sentido. Con ignorancia, ni nos preguntamos tonterías, sólo la observamos y la incluimos en nuestro radar existencial activo. Sólo en los dos últimos hay la diferencia que existe entre (Zwischen) el sabio y las personas despreocupadas por estas cosas. Pero están muy cerca...

El primer caso es la típica sobrerrepresentacion del mundo y los seres. Hay un plus que lo marca el sentido y sus excesos, siendo que el sentido ya es un exceso del ser. Las otras dos son variantes de representación uno a uno. Pero uno lo “comprende” y el otro no. El sabio es casi igual al ignorante.

El ser es dos. Se divide cuando uno piensa. Pensar es quién se pregunta (el ser del ente) y quién se responde (generalmente la cultura, que ya tenemos dentro como memoria). Uno nunca es uno. Si coincidiéramos con nosotros mismos no lo podríamos saber, decir o escribir. Porque en el instante que lo hagamos, volveríamos a dividirnos. De contradicción en contradicción, luego de diferencia en diferencia, llegamos al otro lado de lo real, topándonos con su contrario y preparándonos para disolvernos en el instante en que se cierre el círculo.

Spencer-Brown (1979: 50), uno de los teóricos del caos, al respecto, decía que "…el mundo es indudablemente sí mismo (esto es, indistinto de sí mismo) pero, en cualquier intento de verse a sí mismo como objeto, debe, igual de indudablemente, actuar de modo que se haga a sí mismo distinto de, y por lo tanto falso a, sí mismo. En esta condición siempre se eludirá parcialmente a sí mismo (…) Esto es llamado a veces el misterio original. Quizás, en vista de la forma en que nosotros nos apegamos brevemente a la existencia, el misterio surge de nuestra insistencia en formular una pregunta donde no hay, en realidad, nada que cuestionar".

¿Será posible que, a través del desmenuzamiento fascinante de uno en el vacío, podamos ser, todos, una sola persona?

Si es así, permítaseme, pues, al revés de cómo empezamos, decir con Krishnamurti: “Una cosa sólo es real hasta que se une”.

REFERENCIAS

Heidegger, M. (2006) Conceptos Fundamentales. Alianza Editorial. Madrid.

Kolakowski, L. (1970) El Hombre sin alternativa. Alianza Editorial. Madrid.

Spencer-Brown, G. (1979) Laws of form. Edit. Dutton. London.


E hubo fiesta...

ORTEGA, POR FIN, IRA A CELEBRAR CON CARTER

Por Freddy Quezada

Les recomiendo Acapulco, chicos, o las playas liberadas de Ibiza en España. Elijan, se lo merecen. Hace 5 años en ocasión de la derrota de Ortega por Bolaños, escribí:


"No resisto la idea de pensar que Jimmy Carter viene siempre a Nicaragua, en temporadas electorales, a consolar a un Daniel Ortega que desde la primera hasta la última derrota nos ha presentado un rostro compungido, como el del ’90, uno furioso como el del ’96 y el último casi alegre del 2001. El ex presidente norteamericano tiene la fortuna de conocer varios rostros de un mismo hombre con una misma mala noticia. Una elección más, con ambos protagonistas de por medio, y cuidado terminan el uno en brazos del otro, como esas viejas películas de Hollywood donde un miembro de la pareja se presenta semidoblada y ligera, en actitud de desmayo, sostenida por los brazos robustos del otro, exactamente antes de estamparse el primer beso. Con semejante compañía, es necesario y suficiente un par de trajes de baño y un destino como Cancún para olvidar cualquier agravio. Hay algo de romántico en imaginar como dos hombres se pueden caer tan simpáticos en momentos de dolor".

Pero, debo agregar ahora, también en momentos de alegría.

Después de estas eleciones, donde la sorpresa fue que no hubo sorpresa, aunque los sorpresivos del MRS (y del PLC con esa movilización del 29 de Octubre), fueron los sorprendidos con el efecto güegüense (los votos se les fueron a sus rivales), hay dos hechos claves.

1) Ganó el FSLN, aunque los números se mantuvieron más o menos 40% para los orteguistas y la mayoría (más o menos 60%) antidanielista, se repartía en fragmentos (dos grandes y dos pequeños) para las presidenciales. Esta es la novedad: primera vez que veremos al FSLN no sólo con legalidad sino con legitimidad, en un terreno (la democracia) donde ya aprendió, hace mucho, a pelear con astucia. Las consecuencias se verán en la lucha por la agenda parlamentaria.

2) Eduardo Montelagre es el fruto parcialmente del poder de los medios de comunicación. Con una alianza, joven, improvisada y viviendo de las estructuras ya hechas y corridas del PLC, no se explica su éxito relativo sino es por el apoyo de la prensa y la televisión de mayor tradición y raiting en el país.

Ahora, podemos decir, que se avecinan cuatro cosas inmediatas, que no sabemos cuáles sean sus consecuencias a más largo plazo:

a) Las contradicciones de los aliados del FSLN, desde Brooklin Rivera hasta Miriam Argüello, pasando por Salvador Talavera, Jaime Morales, Agustín Jarquín, Luis Humberto Guzmán, etc, todos ellos líderes viejos y curtidos de distintos grupos sociales que exigirán sus cuotas prometidas de poder e iniciarán las conspiraciones clásicas de todo despegue inicial de vencedores. El centro del verdadero poder, la familia Ortega Murillo, se las verá de frente con esta primer camada de aliados, de los que se irán deshaciendo en función del peligro que cada uno de ellos represente.

b) Las recriminaciones mutuas entre los liberales, que pasarán por una suerte de desahogo para evidenciar quién fue el responsable directo de la derrota. Es muy posible que, después de la catarsis, ensayen reconciliaciones coqueteando con la bancada mayoritaria en la Asamblea, según las agendas ocultas de cada quién.

c) Las reformas a la Constitución para darle solidez a la rama ejecutiva que pasó aserrando con el Pacto quién ahora se sentará en ella. De nuevo se abren las opciones suspendidas: referendum, Constituyente, consenso, prórrogas de la Ley Marco, etc. El juego político se volverá un oficio apasionante, y seguirlo como analista será mucho mejor, por las jugadas de ajedrez y de billar de bandas que se abrirán entre las bancadas, ligera mayría para el FSLN, más o menos parejas entre los liberales y unos pocos "mrs" a la espera de hacer valer sus votos en coyunturas claves.

d) Las relaciones internacionales. Con EEUU no se juega y lo mejor es definirse de entrada; a favor o en contra, es otro asunto. De entrada, el nuevo gobierno nicaragüense debe brindar señales que reciba alto y claro el gobierno de EEUU. Las ambiguedades en política sirven para las intrigas palaciegas y las estrategias cortesanas, esas que están abundando desde ya en el reparto de ministerios y embajadas que se están haciendo los orteguistas. Pero para las potencias, si las ambigüedades no se saben llevar por un genio de la diplomacia, es mejor no arriegarse. Que los sandinistas ofrezcan olivos y las hachas las guarden las señoras, que ya sabrán que cortar, cuando los bribones se pasen de listos.