(EL SABIO, EL JUGADOR Y EL HÉROE)
I. EL EDITORIAL DE LA PRENSA DEL 8 DE SEPTIEMBRE
Vengo de ver tres películas, casi de modo sucesivo y de las que me serviré para ilustrar algunas situaciones políticas en Nicaragua; ninguna es de Hollywood.
Una, narra la leyenda de cómo se formó China (Héroe); la segunda, cómo los indios se burlan, compiten y ganan a los ingleses en sus propios deportes (Lagaan) y la última, presenta esa sabiduría japonesa zen, con el humor fino y popular de sus narraciones épicas (Zatoichi). Al verlas estaba escapando a otro mundo que es, para mi sorpresa, el mismo o, al menos, muy parecido al mío. Huyendo, pues, de la sordidez me la encuentro, de nuevo, al final del camino, con la lectura de un editorial de La Prensa, el 8 de Septiembre del 2006: ¿Reconciliación o manipulación?
El editorial acusa una bancarrota total de la política de La Prensa. Este periódico ha pasado toda su vida hablando de reconciliación, moderación, tolerancia, inclusión y cuando se las topa, al final, como el ciego (que en verdad no lo es) sabio y diestro de Zatoichi,
se tropieza con una piedra que no mira, ya con los ojos abiertos, y cae. La reconciliación es una bandera que la izquierda ya está empezando a arrebatar a la derecha, tal como ella le arrebató las de democracia y libertad,ganando la batalla en su propio terreno y con las armas del adversario, como los indios a los ingleses con el críquet, en Lagaan. Uno a uno.
Al margen que la reconciliación sandinista sea un “llamado abstracto e irresponsable”, como dice La Prensa, o un cálculo electoral, como en efecto lo es (en campaña ninguna palabra es inocente, como sabe todo ideólogo, esos sacerdotes laicos), no se ataca diciendo que no lo diga, o que es una manipulación, porque se acusan ellos mismos al censurar al otro, y dividir vulgarmente la reconciliación en una mala (la sandinista) y una buena (la de ellos, por supuesto).
Están desarmados y no encuentran cómo neutralizarlo. Ellos mismos lo reconocen: “Y hay que admitir que la idea es buena, atractiva y, hasta cierto punto, convincente”. La única salida para La Prensa, entonces, es hacer la reconciliación difícil, escabrosa y complejizarla, hasta el grado de hacerla imposible y matarla:
“Cuando alguien plantea la necesidad del perdón, hay que preguntarle de inmediato a quién hay que perdonar (uno no puede perdonar a ciegas); quién debe perdonar a quién (son los victimarios y no las víctimas las que deben solicitar el perdón), por qué ofensas o daños específicos (lo cual evidencia la necesidad de hurgar el pasado) y, además, si es posible, cómo piensa compensar el daño cometido. Una vez definidos estos términos, se puede hablar de reconciliación”.
Pero los sandinistas no las tienen todas consigo. Si uno, en serio, quiere atacarlos desde el punto de vista estrictamente cristiano, sus verdaderos prójimos (significa el que está más cerca, como Zoila América, los Mejía Godoy, Pastora mismo, Herty Lewites) están a diez pasos, igual que el Rey ante su asesino en Héroe, y sólo hay una manera de detenerlo: unirlo a la grandeza de su proyecto y hacerlo pasar de asesino a héroe. Así nació China, según la leyenda.
II. EL FORO EN CANAL 2 Y CNN
Hay que tomar en cuenta la idea de filtro, de Lucien Goldman, para saber hasta donde puede llegar el impacto del debate promovido por la CNN y el canal 2 en las audiencias. Filtro es un concepto que todos tenemos, para determinar hasta dónde nos dejamos seducir. Si el FSLN tiene una buena estrategia con la reconciliación, tenía que ponerla a prueba en este Foro. Daniel Ortega perdía por todos lados, aunque hubiese llegado.
Al decidir no llegar, en función de creer que era una trampa, como en efecto lo era, le puede suceder algo parecido a Andrés López Obrador, en México, que se confió por su lugar en las encuesta y renunció a un debate televisivo, semanas antes de las votaciones, perdiendo por una nariz. Ahora, quien visitará Nicaragua como presidente de México, para apoyar a su candidato, no será él, sino Felipe Calderón.
Daniel Ortega, con todo, hubiera perdido menos, si hubiese llegado, aunque lo azotasen de esquina a esquina, polemistas “rudos” como Edén Pastora o “técnicos” como Jarquín (el mejor en el Foro), Rizo (el peor) y Montealegre (insípido). El público, agradecido, lo hubiera apreciado, como a La Roca cuando lo están castigando en la lucha libre. No importa qué respondieron los candidatos, eso será pasto para especialistas que emborronarán cuartillas aburridas sobre el asunto, sino la actitud, gestos, elegancia, humor, ironía, vulgaridad y hasta desplantes de los candidatos. La televisión es un gran juez político (y esa es la esencia de su poder). Y no perdona. Lo mismo que la radio de baterías, que pasará ahora a ser la reina, con los apagones.
José Rizo, por su parte, al llegar al Foro, después de vacilar en el último minuto, alimentó a los mal pensados sobre el pacto. Cómo es posible que alegara su carácter de gran fuerza para ausentarse, sabiendo, como todos, que no son tal fuerza. ¿Y qué lo hizo asistir? Nadie se puede dar el lujo de vacilar ante estas cosas.
No se boxea así. Si sumamos esto a las declaraciones derrotistas de René Herrera y el apoyo del Dr. Alemán a las obras de Dionisio Marenco, en plena campaña (equivalentes en una guerra feroz a invitar a los soldados de la otra trinchera a un té con galletitas por las tardes) o están cumpliendo un acuerdo que sólo ellos conocen con el FSLN, o los liberales no saben pelear en política. En las batallas no se pelea así (ni Pastora se pone en ese plan de perdedor) a menos que estén --como se decía en mi niñez--“haciéndose la chancha”.
Todos los candidatos a presidentes de Nicaragua, por el sólo hecho de postularse, ya han ganado, lo que me hace definirlos como un póquer de tres Ases sandinistas y dos KK liberales, una de corazón y otra de oro. ¿Pero ganaremos nosotros algo con estos tahúres?
¿Quiere mi consejo cualquiera de ellos? En el próximo debate oigan todos los insultos (de esos que molestan a los delicados) y fumen (aunque en la vida real no lo hagan) frente a las cámaras con la tranquilidad de los asesinos y la indiferecnia del vaquero de Marlboro. Así probablemente impresionarán a los jóvenes y conquistarán sus votos. ¡El palacio mamón de Managua bien vale un cigarrillo!
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